La que fue el escape más cinematográfico de la historia de nuestro país mantiene una serie de dudas y misterios irresolutos. Algunas de las personas que fueron protagonistas de este espectacular suceso decidieron contar su verdad en esta, la primera de dos partes de un reportaje a fondo sobre el tema.
Si hay una fuga que el país recuerde es la que ocurrió en 1996, en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS). Desde allí, cuatro reos lograron escapar de una manera cinematográfica, rescatados por un helicóptero que sorprendió a todos.
“Teníamos visita con nuestros familiares, y estábamos en el sector de allanamiento cuando se sintió un ruido de avión, después supimos que era un helicóptero”, cuenta uno de los familiares de un interno.
“De repente una balacera enorme, y los gendarmes nos dijeron ‘tírense al suelo’. En un principio se resguardaron ellos primero, después pensaron en la gente que estábamos dentro”, agrega.
Esta fue la última acción del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en democracia, y muchos detalles de cómo se logró llevar a cabo siguen siendo un misterio.
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Luego de 23 años de la fuga, algunos de sus protagonistas aceptaron contar su verdad, algo que nos pueda ayudar a formar el panorama completo de la llamada “Operación Vuelo de Justicia“.
El frentista que se quedó
“Es un cúmulo de sensaciones. Saber lo vivido en la penitenciaría, lo vivido en el CAS. Son recuerdos que tengo nítidos, pero que los tenía en el baúl de los recuerdos“, dice Rafael Escorza, condenado a 20 años de presidio por el secuestro de Cristián Edwards.
Escorza era el frentista de mayor edad de los cinco que se encontraban al interior de la Cárcel de Alta Seguridad hacia finales de los 90.
La decisión de Escorza, sin embargo, fue de quedarse: su pareja había sido diagnosticada de cáncer y se encontraba presa en otro recinto penitenciario.
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“Era un imperativo del Frente que todos los militantes tenían que procurar su fuga. Es más, por no participar de la fuga del 92, y no participar de esta, casi me echan del Frente. Pero yo di la razón: si en la fuga está contemplada mi compañera, vamos. Pero si ella se va a quedar presa aquí, no la puedo dejar sola“, relata Rafael Escorza.
De todas formas este participó de la fuga, entregando información sobre la frecuencia de los cambios de guardia y la rutina de los gendarmes al interior de la CAS.
“Nadie lo supo antes”
Belisario Velasco, en ese entonces Subsecretario del Interior, se reunió con el jefe de Gendarmería, Claudio Martínez, para entregarle información sobre una posible fuga de la CAS.
“Le dije a Claudio ‘oye, yo tengo esta información de que hay un grupo que está tratando de montar un equipo para tratar de sacar de la CAS‘. Entones me dijo ‘mira, esto es de ordinaria ocurrencia, yo recibo todos los días esta información. Además, los que tienen cadena perpetua, uno sabe que lo único que quieren es fugarse'”, narra Velasco.
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Martínez, por su parte, explica que “lo que había constantemente era manifestar ciertas preocupaciones por fechas relevantes. Por ejemplo, la cumbre que hubo en Chile, a efecto que no se fuera a producir en esa fecha un acto de esta naturaleza. Pero eso era más parte de una rutina de acciones preventivas que de acciones concretas respecto a un hecho concreto“.
En tanto, el ministro en visita del caso, Lamberto Cisternas, niega haber recibido información de algún antecedente previo a lo ocurrido. “Después se sacan conclusiones, en el sentido de que tales movimientos, tales cosas que se hicieron, un permiso que se pidió, pudieron haber coincidido. Pero nadie lo vio, nadie lo supo antes“, asegura.
Así como nadie lo vio venir, a excepción de los frentistas que escaparían, los internos presenciaron con sorpresa cómo un helicóptero avanzaba hacia la CAS con dos fusileros a bordo, aprovechando el horario de almuerzo de los gendarmes.
Incluso para Escorza el rescate fue sorpresivo. “Cuando empieza la balacera, veo que algo cae del helicóptero, y cuando miro hacia abajo veo a los muchachos corriendo. Ahí ya no me cupo duda alguna de que era la fuga“, dice Escorza.
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A bordo de un canasto los frentistas escapaban de la cárcel que debía entregar los mayores resguardos en términos de seguridad. Tres impactos alcanzaron la aeronave, y otro al canasto.
“La guardia no fue capaz de reaccionar, no podía reaccionar más rápido. Ellos no tenían sus armas a la mano, sino que las tenían en una sala de armas que estaba contigua. Tomarlas, tomar posición, etc., significó que el helicóptero ya se había ido”, señala Cisternas.
Responsables
Las críticas apuntaron inmediatamente a la reacción de Gendarmería. Algunos comenzaron a señalar que hubo cambio de armamento, algo que Martínez descarta.
“El armamento normal o reglamentario que usaban los gendarmes de la época son UZI con balas de 9mm, armamento automático que usan todos los gendarmes que están en las garitas perimetrales. Incluso hay videos de la época, que algunos gendarmes lograron impactar al helicóptero que estaba blindado”, señaló el entonces director de Gendarmería.
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En esa línea, Cisternas señala que “los informes no trajeron esa idea de que se hubiera cambiado o sustituido armamento“.
Esta fuga representó un duro golpe al trabajo de desarticulación de los movimientos armados tras el fin de la dictadura, y Martínez fue destituido de su cargo.
Otra de las dudas recaía en la existencia de una reja sobre el Patio 5, la cual habría sido sacada a la llegada de Martínez, algo que él mismo niega.
“Ni en el Patio 5, ni en la CAS, jamás existió reja alguna. Esa es una afirmación equivocada. Ahora, cuando alguna vez se planteó la posibilidad de poner una estereométrica en la CAS, fue desechada por razones de costo”, dice Martínez.
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¿Pudieron las autoridades haber tomado los resguardos para evitar la fuga de la Cárcel de Alta Seguridad? ¿Tuvo que ver Cuba con el escape de los frentistas? ¿Se sabrá alguna vez quiénes ejecutaron una operación tan compleja? Son algunas de las interrogantes que intentaremos responder este miércoles 23 de enero, en la segunda parte de este reportaje.
Reportaje del periodista de CNN Chile Felipe Hernández.