José Pedro Aninat abordó cómo ha enfrentado el tiempo tras la muerte de su esposa, quien luchó arduamente contra el cáncer. “La fortaleza de uno dependía de la del otro, y con su partida se fue un 75% mío”, expresó.
José Pedro Aninat, esposo de Juanita Lira, abordó cómo ha enfrentado estos meses de duelo tras la muerte de su pareja.
Aquel día lo recuerda con nitidez: a las cuatro de la mañana del sábado 27 de julio, lo despertó la enfermera que cuidaba a Juanita. Ella le comentó que su esposa no quería ponerse morfina y que estaba saturando bajo el oxígeno. Caminó hasta su cama clínica y le dijo: “Ándate en paz, descansa; ya hiciste todo acá, nosotros vamos a estar bien”.
Aninat contó que Juanita le pidió a la profesional que se contactara con sus padres. Al revivir cómo enfrentó ese momento, expresó en Diario Financiero: “Es como si te enterraran un cuchillo en el corazón, algo que sientes esencialmente. Se va una parte de ti con esa muerte”.
“Llevábamos tantos años siendo uno solo con Juanita, en una relación tan potente, donde la fortaleza de uno dependía de la del otro, que con su partida se fue un 75% mío. Eso sentí esa noche”, complementó.
Los aprendizajes
Fueron cerca de 30 sesiones de radioterapia, donde Aninat la acompañó incondicionalmente. En su tratamiento, señaló que a su esposa le hacían un PET cada tres meses, y cuando esto ocurría, se acompañaban mutuamente.
“Y frente a muchos de esos resultados que salían malos, nos sentábamos, llorábamos, mandábamos todo a la cresta, y luego decíamos: ‘Ya, pasemos la página, vamos para adelante, sigamos teniendo la vida que queremos'”, confidenció.
De hecho, tres días antes de su deceso, Juanita estaba dispuesta a enfrentar una quimioterapia si su cuerpo aguantaba. “Tenía demasiadas ganas de vivir; le encantaba la vida”, expuso.
El duelo
Los procesos de duelo al perder a un ser querido no son lineales. José Pedro Aninat, en el primer mes, pensaba que se reencontraría con su amada. “Después hice clic: ella no va a volver, se fue.
Recién se cumplieron dos meses de su partida y fue más duro que el primer mes. Pensé que yo estaba mucho más sólido, y no”, sostuvo.
Aninat emprendió un viaje al sur: “Estuve allá varios días solo y fueron de catarsis. Llorar, llorar, llorar. Últimamente, he llorado más que en toda mi vida”.
Sin evadir las emociones, así está viviendo este complejo proceso. Cerró diciendo que sabía cuándo se acercaba el final. “Cuando estés con la persona que quieres, la conoces a la perfección. Y fueron sus ojos los que me transmitieron lo que pasaba. Vi allí la tristeza, la sensación de que todo se acababa”, concluyó.