Tras quedarse dormida en la sala de spa, la joven quedó atrapada cuando la puerta no se abrió al intentar salir. Desesperada, tuvo que ser rescatada por Carabineros y Bomberos, quienes la sacaron mediante una salida de emergencia.
Antonia España vivió una experiencia traumática durante su primer día de entrenamiento en el gimnasio SmartFit de Puente Alto, un incidente que no olvidará jamás. Según relató, desde el momento en que despertó, todo comenzó a salir mal: su huella digital no funcionaba para salir del recinto y quedó atrapada en la sala de spa.
El 18 de enero, Antonia llegó al gimnasio para su primera sesión y, al finalizar su entrenamiento, recibió un acceso gratuito a la sala de spa, que cuenta con sillones masajeadores. Fue allí donde, cansada después del esfuerzo físico, se quedó dormida. “Entré alrededor de las 15:30 y desperté cerca de las 17:00. Nadie se preocupó por mí, ni siquiera para ver si alguien estaba dentro”, señaló en conversación con Las Últimas Noticias.
Al despertar, Antonia se encontró con un frío incómodo debido al aire acondicionado encendido y sintió un gran agotamiento. Intentó salir utilizando su huella digital, pero la puerta no se abrió. Ante la desesperación, intentó romper el vidrio con su muñeca, sin éxito, ya que el cristal era demasiado grueso. Sin embargo, en un último esfuerzo, la puerta se abrió debido a la presión ejercida.
Una vez fuera del spa, Antonia logró comunicarse con Carabineros, quienes, junto con Bomberos, la rescataron a través de una salida de emergencia ubicada en el segundo piso del gimnasio. “En todo momento estuve en contacto con Carabineros, les pedía que no me cortaran porque sentía que me iba a desmayar”, comentó. Como resultado de los golpes en la puerta, Antonia sufrió un esguince, el cual fue atendido por personal médico al salir del lugar. “Estaba tan mal que no pudieron trasladarme a un centro de salud. Fue terrible, sentía que me estaba muriendo”, relató.
Después del incidente, el gimnasio se comunicó con Antonia para informarle que investigarán si hubo negligencia de su parte o de ellos. Sin embargo, a pesar de esta promesa, pasó un mes sin recibir novedades. Fue entonces cuando decidió interponer un reclamo ante el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), lo que provocó finalmente una respuesta.
“Después de hacer presión, me llamaron para ofrecerme una indemnización de $200.000. Pero, unos días después, me dijeron que la indemnización sería solo de $50.000, ya que la puerta la rompí yo, y descontarían el costo de la reparación”, explicó Antonia, quien consideró esta actitud una falta de respeto. “Me están culpando a mí por lo sucedido, priorizando la reparación de una puerta sobre la seguridad de una persona”.
En cuanto a la decisión de hacer público este hecho, Antonia expresó: “Me cansé, porque solo al presionar me dieron alguna respuesta. Aún no me dicen nada más. Estuve a punto de morir allí adentro”.
El gimnasio, por su parte, emitió un comunicado en el que afirmó que las cámaras de seguridad muestran que Antonia ingresó al área de spa con autorización y que recibió las instrucciones correspondientes sobre el uso del espacio y el mecanismo de salida. Sin embargo, no se refirieron al tema de la indemnización.