Desde la municipalidad le pidieron la renuncia asegurando que su gestión estaba mal evaluada. Sin embargo, Humberto Garrido afirma que lo sacaron por haber aplicado la ley de Aula Segura.
Humberto Garrido, ex rector del Liceo de Aplicación desde 2018 hasta octubre de 2022, demandó a la Municipalidad de Santiago alegando que su despido fue ilegal.
Desde la municipalidad le pidieron la renuncia asegurando que su gestión estaba mal evaluada, pero Garrido afirma que su salida se debió a motivos políticos, específicamente por haber aplicado la ley de Aula Segura.
“Creo que me sacaron por razones políticas, porque nosotros cuando fuimos elegidos nos encontramos con colegios muy violentos y cuando apareció la Ley Aula Segura (…), la actual alcaldesa, que en ese momento era concejala, era una detractora total de esa ley“, señaló a El Líbero.
“Nosotros como directores de liceos apoyamos la ley porque nos daba más atribuciones. Creo que eso fue un costo político tremendo“, agregó.
Para pedirle la renuncia, la Dirección de Educación de Santiago señaló que su calificación de desempeño, realizada 54 días antes de que la Dirección de Educación Municipal (DEM) concretara su despido, había sido “insuficiente“.
“Estuvieron buscando la forma de sacarme de alguna manera. No pudieron hacerlo a través de un proceso administrativo de sumario y, lamentablemente, usaron el tema de la evaluación, sin mayor explicación y sin transparentar el tema”, aseguró el ex rector.
Garrido entabló una demanda en contra del jefe de la unidad de Control y Gestión de la Dirección de Educación Municipal, Rodrigo Roco. En la acción se menciona que, por ley, solo el “director o jefe de educación del municipio es quien tiene la facultad para pedirle la renuncia”, lo cual no corresponde en el caso de Roco.
Christopher Gotschlich, abogado del ex rector, explicó a El Mercurio que, “según el estatuto docente, quien puede revisar el convenio de desempeño y solicitarle la renuncia, es el jefe de educación, o el director de educación, y ese cargo no está asignado (…). Técnicamente en Santiago nadie lo podría hacer ahora”.