La congregación consideró que el religioso es culpable de hechos de connotación sexual, prohibiéndole el ejercicio público del sacerdocio y “todo contacto pastoral con menores de edad durante un período de 10 años”.
Este viernes la Compañía de Jesús decidió expulsar a Felipe Berríos de la congregación tras considerarlo culpable de hechos de connotación sexual. Junto con ello, la orden le prohibió el ejercicio público del sacerdocio y “todo contacto pastoral con menores de edad durante un período de 10 años”. Ambas sanciones pueden ser apeladas por Berríos.
Frente a ello es que Berríos señaló a través de un escrito que durante la mañana fue notificado del decreto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe “que me impone sanciones canónicas por cuatro supuestos atentados contra el Sexto Mandamiento y del decreto de la Compañía de Jesús que me expulsa de la Congregación a la cual renuncié hace ya un año y medio, tiempo durante el cual tampoco he ejercido el sacerdocio”, según pudo confirmar CNN Chile.
En esa línea, manifestó que las decisiones si bien “profundizan la tristeza que me ha acompañado durante todo este proceso, no constituyen para mí ninguna novedad ni sorpresa”.
“Como dije desde el primer día, el procedimiento canónico no es garantía de debido proceso ni de justicia, ya que al amparo del secreto impide que la opinión pública sepa de qué y con qué prueba se me acusó; y por qué y con qué prueba se me condena”, agregó.
Lee también: Jesuitas establecen que Felipe Berríos es culpable de hechos de connotación sexual
El religioso también apuntó a que la notificación corresponde a sanciones por cuatro casos “todos los cuales niego”. Entre ellos se destacó como el más grave “un supuesto abrazo dado en el año 2000, en el patio de una casa de retiros, al cual se le atribuye un carácter erotizado”, y que las otras tres denuncias “se refieren a supuestos contactos fugaces con los labios, rodillas, muslos o glúteos de las denunciantes”.
Berríos continuó señalando que la declaración de los jesuitas “confunde a la opinión pública al calificar estos hechos como ‘solicitación a pecar en contra del sexto mandamiento’, lo que no se condice con ninguna conducta que se me haya atribuido en este proceso ni en ningún otro”.
“El paso del tiempo pondrá las cosas en su lugar”
En el escrito, además, el religioso comentó que “el sacerdocio nunca ha sido para mí un instrumento de poder, sino de servicio”.
“En la situación en que me encuentre y bajo las circunstancias que sean, seguiré siempre dedicado a servir, con humildad, a la gente que me necesita. Mi ruptura es con la jerarquía de una institución, no con el Evangelio, y confío en que el paso del tiempo pondrá las cosas en su lugar”, sostuvo.
Tras las ocho denuncias realizadas en su contra, se ordenó una investigación canónica, la cual confirmó la veracidad de los hechos denunciados. Sobre ello, dijo estar triste pero tranquilo, y que durante todo el proceso sufrió la “opacidad del Vaticano”, de acuerdo al citado medio.
“Sin embargo, también he recibido el apoyo de muchísima gente, lo que me consuela y alegra. Y también estoy tranquilo porque durante todo este período siempre me esforcé por no dañar a las denunciantes”, añadió.
Así las cosas, Berríos indicó que en los decretos entregados no se “analiza la prueba rendida, sus contradicciones, ni razona sobre el mérito de mis descargos como lo haría el tribunal de un estado de derecho”.