Hijo robado durante la dictadura se reencuentra con su madre 41 años después de su desaparición
El niño fue arrebatado a su madre y fue adoptado por una familia norteamericana a fines de los años 70.
Jeremy Pixton viajó desde Estados Unidos para vivir el momento más importante de su vida: el reencuentro con su madre biológica, 41 años y 10 meses después de que fuera separado de ella.
Con un largo abrazo, Jeremy y Blanca Gallardo pudieron verse en la ciudad de Ancud, ubicada en la isla de Chiloé.
Ambos son parte de uno de los tantos casos de tráfico de niños que son investigados por el juez Mario Carroza, quien también está a cargo de rastrear las más de 500 adopciones irregulares de niños chilenos a matrimonios extranjeros, durante los años de la dictadura.
Según relata el medio regional La Estrella de Chiloé, Pixton nació en octubre de 1976 en el hospital San Borja de Santiago, donde le dijeron a su madre que el niño que esperaba había nacido muerto.
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Sin embargo, según los antecedentes recogidos en la investigación, el menor fue dado en adopción a través de un abogado de nuestro país y miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a una familia de la misma religión mormona en el estado de Utah, Estados Unidos.
La directora de la ONG Nos Buscamos, Constanza del Río, se enteró del caso de Jeremy cuando éste se registro en el sitio de la organización. “Él sabía que era adoptado y era chileno, y la fecha de nacimiento y el hospital”, detalla.
A partir de ese momento, la ONG revisó los documentos del Servicio de Regisro Civil, y lograron dar con el paradero de la madre, quien vive actualmente en Ancud.
Con apoyo de Carabineros de Chillán, donde trabaja Lilian Fuentes, dedicada a reencontrar familiares en todo Chile, comenzaron las gestiones para llegar hasta la madre biológica de Pixton.
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“Ella ni siquiera sospechaba que su hijo pudiera estar a vivo; ni siquiera lo buscaba”, asegura Del Río, quien detalla que la madre le recalcó que nunca había dado al niño en adopción.
“Esto es como un regalo de Diosito, un regalo en mi vida y estoy feliz porque luego que me tomaron el examen de ADN supe que era verdad, que mi hijito estaba vivo e incluso pudimos hablar a través del computador, donde lo vi a él, vi su familia y se nota que es gente muy unida”, confesó Blanca Gallardo a La Estrella de Chiloé.