El 89% están en categoría de apicultores pequeños, por lo que la desestabilización del cambio climático provoca un riesgo en la actividad.
Según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA), en el boletín de enero 2024, se registran 10.504 apicultores y 1.404.214 colmenas (2022) en la extensión del territorio nacional. Un rubro que se ve afectado por el cambio climático, la falta de regulación en el uso de suelo y la tala de bosque nativo.
En mayo de 2023, académicos y apicultores se reunieron en Valdivia para compartir algunos resultados del proyecto Fondo de Investigación Estratégica en Sequía ANID, enfoque que surgió como respuesta a las preocupantes cifras reportadas por 30 entrevistados del sector, quienes señalaron una disminución del 80% en la producción de miel.
En este sentido, Luis Jorquera, un apicultor de la región de O’Higgins, respalda la disminución en la producción de miel y en la salud de las abejas, identificando al cambio climático como una de las principales causas, que en consecuencia, provocan una crisis económica en el sector.
Luis Jorquera. Foto: Matías Mella Olea.
“En este momento, estamos en la apicultura general, viviendo una crisis económica, porque no tenemos venta de nuestro producto, el ambiente no está generando néctar ni polen, además estamos desfinanciados. No hay ventas, y la plata para alimentar cada vez más escasa, entonces este rubro día por día está muriendo”.
En ese contexto, el aumento de las temperaturas y la alteración marcada de las estaciones del año plantean desafíos significativos para las abejas.
El control de la temperatura es crítico, pues la colmena debe permanecer alrededor de los 35 °C para su vitalidad. Estos cambios climáticos no solo afectan a las abejas, sino que también influyen en los ciclos de las plantas y la disponibilidad de néctar.
Foto: Matías Mella Olea.
Este fenómeno se refleja en el notable aumento de los precios de la miel en los supermercados chilenos, alcanzando niveles promedio ($12.170) más altos en comparación con años anteriores.
Perspectiva que será más intensa en el futuro cercano, producto del calentamiento global. Se están elevando las temperaturas en el planeta, generando patrones climáticos más extremos, incluyendo intensas precipitaciones y prolongadas sequías.
Una realidad que se experimenta con las olas de calor intensas e incendios forestales.
Según el director ejecutivo de Fundación Abejas de Chile, Jorge von Marées, “el impacto de las altas temperaturas en las abejas nativas es multidimensional“.
“Por un lado genera que un desacople entre la presencia de los recursos florales y la emergencia desde los nidos de las abejas, lo que es crucial para todas las especies que son especialistas, ya que se quedan sin recursos”, explicó.
Asimismo, enfatizó en que “los incendios forestales son una amenaza enorme para las abejas, ellas usan al bosque para sus recursos, lo que implica no sólo una disminución de recursos, sino también un daño a los sustratos donde viven, lo que puede demorar años en recuperar condiciones mínimas para restablecerse”.
En este sentido, Eduardo Bustos, ingeniero agrónomo UC y consultor medioambiental asociado a Unesco, refuerza que “afecta a la pérdida de hábitats y fuentes de alimentos. En muchos casos los colmenares se asocian a bosques nativos en la zona sur de Chile (…) las colmenas se ven perjudicadas por la necesidad de regular la temperatura corporal, impactando en colmenares débiles, por falta de alimento y altas temperaturas”.
Guardianas silenciosas de la agricultura
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, más del 75% de los cultivos alimentarios a nivel mundial (en cierta medida) dependen de la polinización, una tarea realizada por una variedad de polinizadores, incluyendo mariposas, pájaros, polillas, escarabajos y de manera destacada, las abejas.
En Chile, se registra una amplia diversidad de más de 450 especies de abejas nativas, por ende, su protección es vital para la biodiversidad y la salud del ecosistema.
“Se deben establecer corredores biológicos altos biodiversidad, me refiero espacios de bosques, bosques nativos o especies melíferas que produzcan néctar, polen de alta calidad son indispensables para que las abejas se pueden alimentar, también, evitar las zonas de monocultivos (…)”, señaló el ingeniero agrónomo del Ministerio de Agricultura, Óscar Bustamante.
La preservación de las abejas es esencial para nuestros cultivos, ya que su polinización no solo incrementa el rendimiento, sino que también eleva la condición de la fruta.
Su eventual desaparición supondría una tremenda pérdida para la diversidad y calidad alimentaria. Para protegerlas, es fundamental plantar flores silvestres autóctonas, mantener un jardín diverso con plantas que produzcan polen y evitar el uso de pesticidas.