El 8 de diciembre de 2010 un voraz incendio afectó el recinto penitenciario que, aunque tenía capacidad de 1.110 personas, albergaba a 1.960. 10 años después, en noviembre de 2020, la justicia sentenció a Gendarmería de Chile como responsable del episodio.
(EFE) – El 8 de diciembre de 2010, 81 reos perdieron la vida durante un incendio en una prisión en Santiago de Chile, una tragedia que reveló las condiciones de precariedad de las cárceles en Latinoamérica y que ha llevado a familiares de víctimas a exigir justicia.
Con flores, velas y un almuerzo solidario frente a la cárcel de San Miguel, decenas de personas entre representantes de organizaciones sociales y allegados de las víctimas se congregaron para recordar en ambiente festivo a los fallecidos y reclamar mejoras en las condiciones penitenciarias.
“Ya han pasado diez años de un crimen de Estado en el que calcinaron a 81 personas y hasta ahora todo sigue igual en las prisiones. Es lamentable”, apuntó a Efe César Pizarro, hermano de uno de los presos afectados y fundador de la asociación de familiares de víctimas 81 Razones.
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Ese 8 de diciembre, una disputa entre varios reos provocó el fuego que se propagó hasta generar el peor siniestro penitenciario de la historia de Chile y el tercer incendio con más víctimas que se recuerde en el país.
Era miércoles, día de visita en la prisión, y muchos familiares hacían fila para entrar en la cárcel cuando se percataron del fuego que afectaba al recinto, con capacidad para 1.110 personas pero que albergaba a 1.960.
En pocos minutos se desató un clima de pánico e incertidumbre y muchos trataron de forzar las rejas para descubrir si sus seres queridos estaban entre los afectados por el incendio, una situación que empeoró con el retraso de los bomberos, recordó Carlos Elgueta, otro de los miembros de la asociación.
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“Esta es una tragedia que todavía no tiene responsables penales y que se pretende acallar con unas compensaciones económicas insuficientes”, explicó a Efe.
No fue hasta el 18 de noviembre de 2020 cuando se dio a conocer un fallo que obliga al Estado a pagar una indemnización total de 3,8 millones de pesos a los parientes de las víctimas.
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El hacinamiento bajo el que vivían los penados, la inexistencia de medidas de evacuación, la ausencia de un plan de incendios y un exiguo número de funcionarios a cargo de la población penal son algunas de las causas del desastre según la sentencia.
El fallo apunta a la Gendarmería de Chile como responsable del episodio, pese a que los ocho agentes y centinelas presentes en el momento del incendio fueran absueltos en 2014 de los cargos de homicidio involuntario y lesiones graves.
Hacinamiento en las cárceles
Los datos sobre la superpoblación carcelaria no se hicieron públicos hasta 2019, cuando el Ejecutivo lanzó el primer informe donde apuntaba a que en 2019 hubo 41.977 reos mientras que la capacidad de los recintos era de 40.444, lo que implica una tasa de ocupación del 104 %.
Para Olga Espinoza, experta en criminología del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, el promedio nacional de ocupación esconde realidades “alarmantes” de hacinamiento de presos en algunos establecimientos del país.
Además, agregó la académica, existen otras situaciones “altamente preocupantes” de la realidad carcelaria de Chile como la alta tasa de reincidencia criminal y los elevados índices de asesinatos entre los penados.
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“Tener que cumplir una pena privativa de libertad significa que tienes probabilidades mucho mayores que el resto de chilenos de ser asesinado. Es inaudito”, explicó a Efe la experta.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), Chile, que ostenta la menor tasa de homicidios en la región, es al mismo tiempo el país que registró un mayor índice de asesinatos en las cárceles de Latinoamérica, 90 por cada 100 mil presos.