Isabel Orellana, hermana de la ministra de la Mujer, renunció a Convergencia Social con duras críticas al Gobierno
Por CNN Chile
24.11.2023 / 21:14
La hermana de la secretaria de Estado era cofundadora del Frente de Culturas y activa participante en el Frente Feminista del partido. "Lamentablemente, y a pesar de mis intentos por mantenerme en mi rol, en el ejercicio de mi participación política fui constantemente hostigada por miembros de las tendencias De cordillera a Mar y Desbordar", señaló.
Isabel Orellana, hermana de la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, renunció a Convergencia Social (CS) y criticó tanto a las facciones de la tienda política como al Gobierno del presidente Gabriel Boric.
De acuerdo a La Tercera, la cineasta también dejó de lado el comité central del partido.
“Hoy con mucha tristeza he decidido renunciar a Convergencia Social y a mi rol como delegada nacional del Comité Central, cargo en el que fui elegida como la séptima más votada de mi partido y en el cual estuve orgullosa de participar por más de un año”, escribió Orellana.
La hermana de la secretaria de Estado era cofundadora del Frente de Culturas y activa participante en el Frente Feminista del partido. “Lamentablemente, y a pesar de mis intentos por mantenerme en mi rol, en el ejercicio de mi participación política fui constantemente hostigada por miembros de las tendencias De cordillera a Mar y Desbordar“, explicó en el documento que entregó a la directiva de CS.
Malos tratos que se habrían dado “en cada espacio donde participaba“. Orellana además apuntó directamente al Gobierno en sus críticas y en especial, en el área de la cultura.
“La situación en cultura he ido empeorando cada vez más y el rol del partido en la administración de esta crisis ha sido indiferente a un sector empobrecido y precarizado y negligente en cumplir con el programa de Gabriel Boric por el cual el sector votó esperanzado”, enfatizó.
Finalmente, agregó que “las tendencias antes mencionadas han buscado a través de sus liderazgos acallar las críticas, amedrentar la libertad de expresión de sus militantes y hostigarlos hasta el punto de la renuncia. Estas prácticas son las formas más recurrentes de violencia de género que viven las mujeres en política y no debiera normalizarlas un partido que se dice feminista“.