La declaración clave de la denominada “mono con navaja” que complica a Leonarda Villalobos en el caso Factop

Por Carlos Reyes Piérola

10.09.2024 / 13:30

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En el audio filtrado que motivó la apertura del caso, Villalobos tildó a María José Cáceres como un "mono con navaja". Durante dos días la ejecutiva entregó su versión al Ministerio Público.


Durante dos días -el 28 y 29 de agosto pasado- María José Cáceres prestó declaración ante el Ministerio Público por el caso Factop.

Una persona que no ha estado tanto en la palestra pública, pero que para el caso es una pieza importante. La mujer, exejecutiva de Factop, es uno de los testimonios clave de la Fiscalía para sustentar el caso en contra de Leonarda Villalobos, Ariel y Rodrigo Topelberg y Luis Hermosilla.

En el audio filtrado que motivó la apertura del caso, Villalobos tildó a Cáceres como un “mono con navaja”, y cuya participación en la operación de facturas falsas sería clave, según los imputados.

En su declaración ante el Ministerio Público – a la que tuvo acceso La Tercera–  la exejecutiva de Factop refutó las versiones de Rodrigo Topelberg y Daniel Sauer sobre su supuesto conocimiento en el manejo de facturas falsas.

“Ellos generaron un mecanismo de financiamiento con un grupo de personas que no tenían cargos afines, por lo que era difícil detectar que estaban cometiendo un fraude. Tampoco teníamos la opción de evaluar. No recibí ni dinero ni ningún otro beneficio de por medio. Yo trabajaba para ellos, y mi mayor error fue no poner en duda lo que me pidieron hacer”, afirmó a los persecutores.

Según el citado medio, Cáceres comenzó a trabajar en Factop en 2012. Y en 2020, debido a la pandemia, se trasladó a Valdivia y realizó teletrabajo, acompañando a su marido, que forma parte del Ejército.

“Respecto a las facturas de los amigos de los socios, puedo decir que la mayor parte de las facturas eran de los amigos y sus empresas, por ejemplo, de Munir Hazbún, Álvaro JalaffAntonio Jalaff, Ezequiel Lifman, Mono (Francisco) Feres, y creo haber visto algunas de Darío Calderón, aunque no estoy segura si las pudo operar. Otras facturas eran de Cuadra y Asociados, Steuern y Commercia. Estas facturas se refactorizaban sin problemas”, agregó.

“Yo creo que Rodrigo sabía que las facturas eran falsas, porque los tres socios conversaban todo, hacían todo juntos los tres. En julio de 2023, durante una reunión, le pasé a Rodrigo un listado de facturas de las empresas relacionadas con él, entre otras. En ese listado había tanto facturas falsas (lo cual comprendo actualmente) como verdaderas. También creo que Rodrigo Topelberg pasó el dinero a La Barbería para que esta pagara a los terceros, ya que nadie más tenía la plata para hacerlo”, complementó.

La relación de Villalobos con Factop

Cáceres relató a la Fiscalía que “cerca del 2018, recuerdo que ella hacía operaciones con cheques; en este caso, ella llevaba sus cheques y Ariel aprobaba la operación de financiamiento. En Factop había dos tipos de clientes: los comunes, que se atendían con los ejecutivos, y otros más cercanos, como gente de la colonia judía o palestina, que pasaban directamente con los Sauer y Rodrigo”.

Pero no fue lo único que contó: “Leonarda pasaba directo con ellos. Era tan cercana que, por ejemplo, guardaba cosas domésticas en la cocina de los jefes, tales como su comida, su jamón, su café, su té, las cosas especiales que le gustaba comer. En cambio, los demás trabajadores teníamos guardadas nuestras cosas en otra cocina”.

La denominada “mono con navaja” por Villalobos afirmó también que “en cuanto a las facturas, no recuerdo si yo le pedí facturas a ella, probablemente sí. Recuerdo que siempre Ariel me decía: ‘Le voy a pedir facturas a la Leo’. Entiendo que ella tenía pleno conocimiento de la operatoria de las facturas. Si bien los contadores eran Jorge y Francisco, Leonarda daba órdenes. De hecho, no se movía un clavo en la oficina sin que los jefes o Leonarda dieran la orden. Leonarda le daba órdenes al contador Francisco Castillo y nos pedía cosas a nosotros. Ella era como una extensión de Ariel; nadie le podía decir que no, porque si le decías que no, venía Ariel a pedir que lo hiciéramos”.