Pese a su gran capacidad, su carrera en la policía está llegando a su final, ya que en diciembre cumplirá nueve años y, por protocolo, los perros de detección se retiran al llegar a los diez. “Le encanta el agua y se lanza solo al mar”, cuenta su instructor.
Esta semana, el olfato de Didier, un perro detector de drogas del OS 7 Iquique, permitió detectar 24 paquetes con más de 12 kilos de drogas que eran enviados como encomiendas.
Tras una alerta generada por la empresa de Courier, personal de esta unidad especializada concurrió a la agencia y gracias a las habilidades del can confirmaron la presencia de drogas.
Al abrir las cajas, los funcionarios policiales pudieron verificar que la sustancia encontrada correspondía a marihuana, arrojando en total un peso de 12 kilos 335 gramos.
La historia de Didier
El eficaz trabajo de Didier, ejemplar especializado en la detección de estupefacientes, permitió frustrar que esta gran cantidad de drogas fuera enviada hacia otras regiones.
Pero la historia de este golden retriever parte mucho antes, hace casi una década, cuando fue elegido para formar parte de la unidad de detección de drogas de Carabineros.
“A los cinco meses comienzan su entrenamiento con distintos estímulos y juguetes, adaptándose a ruidos y escenarios diversos para que no tengan miedo en operativos reales”, detalló a Las Últimas Noticias el cabo primero Cristóbal Bravo, su instructor desde 2022.
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Didier ha dedicado gran parte de su vida a la policía. A lo largo de sus ocho años de carrera, ha intervenido en diversos operativos: “Lo más reciente fue este operativo en la agencia de encomiendas. Su olfato entrenado nos llevó directamente a la droga”, dijo Bravo.
La rutina diaria de Didier incluye turnos de trabajo de ocho horas, con sus respectivas pausas para el descanso e hidratación. “Siempre aseguramos que esté en las mejores condiciones. Necesita jugar y mantenerse activo, porque así funciona su entrenamiento”, detalla.
Le queda poco para jubilar
Didier reside en el cuartel 0.5.7 de Iquique cuando está fuera de servicio, aunque es el cabo Bravo quien se encarga de brindarle momentos de diversión. “Lo saco a la playa, a plazas, incluso a compartir con mi familia. Le encanta el agua y se lanza solo al mar”, cuenta.
Pese a su gran capacidad y talento, su carrera en la policía está llegando a su final, ya que en diciembre de este año cumplirá nueve años y, de acuerdo con el protocolo de Carabineros, los perros de detección se retiran al llegar a los diez.
Sin embargo, si todo sigue como hasta ahora, su nuevo hogar será con Bravo: “será un momento difícil. Me ha acompañado en turnos nocturnos, en largas jornadas. Pero sé que cumplió su misión y merece descansar. En casa lo esperaremos con los brazos abiertos”.