Marzo marca el regreso a la rutina para muchos santiaguinos, pero también es una oportunidad para reencontrarse y fortalecer lazos. En el Centro Cultural La Moneda, las clases gratuitas de Tai Chi y Qigong se han convertido en un espacio de conexión y bienestar para decenas de personas. Desde hace dos años, Inés y Óscar asisten a estas sesiones, que se realizan cada martes y jueves, transformándolas en parte esencial de su vida cotidiana.
“Después de la pandemia, todos quedamos como en cero. Aquí nos juntamos, conversamos, reímos y compartimos”, dijo Inés. Estas prácticas no solo mejoran la salud física, sino que también fomentan la interacción social y reducen la ansiedad. “La repetición no es algo negativo, sino necesario para avanzar”, agregó Óscar.
Construyendo comunidad
Las clases han generado una comunidad sólida entre los asistentes, muchos de los cuales llevan años participando. “Se han formado grupos que incluso se reúnen fuera del taller”, explicó un instructor. Este sentido de pertenencia refuerza la cohesión social y brinda seguridad a los participantes.
El Centro Cultural La Moneda también ha implementado una política de democracia cultural, permitiendo que los asistentes decidan sobre la oferta programática. “Juntarse, organizarse y participar en un grupo es fundamental para vivir de manera digna”, destacó un representante del centro.
Bienestar colectivo
La vuelta a la rutina no solo implica responsabilidades, sino también la oportunidad de fortalecer lazos y mejorar el bienestar. “Necesitamos sentirnos parte de algo, y estas actividades lo logran”, concluyó un asistente.
En un mundo donde la ansiedad y el estrés son comunes, prácticas como el Tai Chi y el Qigong ofrecen un refugio de calma y conexión, recordándonos que la constancia y la participación pueden transformar cada actividad en un motor de bienestar colectivo.