Una investigación desarrollada por la Universidad de Valparaíso, con datos del Ministerio de Salud, revela la tendencia en alza de los problemas vinculados con el uso indiscriminado de fármacos en Chile.
Cada año, cerca de 11 mil personas son hospitalizadas en el país producto del uso continuo de fármacos, la automedicación o una extensa duración de tratamientos prescritos por médicos. De estas, alrededor de 100 mueren por el daño generado por los medicamentos.
Estos son algunos de los preocupantes resultados de un estudio elaborado por la Universidad de Valparaíso, con datos del Ministerio de Salud, que revela los efectos dañinos para la salud por el uso frecuente de fármacos en Chile, sin supervisión médica.
De acuerdo a los detalles consignados por el diario El Mercurio, se trata de una tendencia que va en alza y que afecta mayormente a los lactantes, prescolares, adolescentes y ancianos. En concreto, las hospitalizaciones en el sistema público por este tipo de casos han mostrado un considerable aumento en siete años, pasando de 64.807 en el 2010 a 89.581 en el año 2017.
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La mayor parte de los casos se debe a envenenamiento por medicamentos (28%). A la vez, se suma la dependencia de algunas personas de diversos fármacos para tratar enfermedades crónicas (9,63%) y el envenenamiento por benzodiazepinas (5,97%).
“Es importante que las personas sepan que los medicamentos no solo tienen un efecto positivo, sino que todos también tienen algún efecto adverso, por lo que deben ser consumidos con mucha prudencia”, precisa la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza.
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Según sostiene la vocera de la Alianza Chilena de Agrupaciones de Pacientes, Cecilia Rodríguez, muchos problemas se deben a la falta de información de los pacientes luego de salir de la consulta: “Hemos visto casos de personas a quienes en la atención primaria y después en un hospital les recetaron el mismo medicamento con nombres comerciales distintos, y pasan meses tomando los dos y se dan cuenta cuando ya se ha generado algún tipo de daño”.
De igual forma, el decano de la Facultad de Ciencias de la U. Mayor, Enrique Paris, señala en el matutino que actualmente a un adulto mayor crónico “lo ve un día el cardiólogo, luego el diabetólogo, después el traumatólogo, entonces cada especialista le da un medicamento diferente y el paciente a veces no sabe que está corriendo peligro tomando fármacos no compatibles”.