En los últimos años, han aumentado de forma alarmante el número de casos.
[CNN Español] Se suele decir que la piel tiene un efecto memoria devastador. De hecho, con el paso del tiempo, hay muchos factores que le influyen, como el tabaco, el estrés, la mala alimentación y, sobre todo, la radiación solar. Más concretamente, el 90% de los cambios que sufre la piel humana se deben al envejecimiento prematuro de las células cutáneas, motivados por los daños de la radiación ultravioleta.
Quemaduras, fotoenvejecimiento, melanoma o la reactivación de determinados virus, como el herpes labial, son algunos de los problemas a los que nos podemos enfrentar con una sobreexposición solar.
Los expertos aseguran que las imprudencias en la infancia y juventud nos pueden traer consecuencias negativas en el futuro. Con el paso de los años, la piel pierde sus propiedades naturales, especialmente de elasticidad, firmeza y humedad, además de padecer cambios en la pigmentación.
Sin embargo, hay que tener cuidado con los cambios en la coloración de la piel, ya que podría tratarse de un melanoma, es decir, de un cáncer de piel que tiene su origen en la superficie cutánea, concretamente en los melanocitos, las células que dan el color oscuro a la piel. “La tasa de supervivencia en los melanomas precoces es muy alta, superior al 80%, y su tratamiento es sencillo, pero cuando se diagnostica en estadios avanzados la situación se complica”, explica la Dra. Leyre Aguado, dermatóloga de la Clínica Universidad de Navarra.
En la mayoría de los pacientes, una revisión rutinaria en la consulta de dermatología es suficiente. Sin embargo, existe un grupo de pacientes con factores de riesgo, en el que es necesario un mayor control. “Esto puede ocurrir porque tengan antecedentes personales o familiares de melanoma, presenten más de 100 lunares o múltiples lunares atípicos”, añade la dermatóloga Irene Palacios.
“Aunque la aparición de un lunar nuevo siempre debe ser estudiado por si se trata de un tumor, en pacientes con múltiples lunares es muy complicado detectar la aparición de uno nuevo”, concreta la Dra. Leyre Aguado. Por este motivo, los especialistas de la Clínica Universidad de Navarra han incorporado un novedoso procedimiento diagnóstico que consiste en la toma de fotografías de toda la superficie corporal del paciente mediante un dispositivo acoplado en un ordenador. Gracias a esta tecnología, pueden detectar de forma automática la aparición de un lunar nuevo. Además, el mapeo corporal completo automatizado se emplea de manera complementaria a la dermatoscopia digital, basado en la toma periódica de imágenes de la estructura de los lunares atípicos para hacer seguimiento y ver si se producen cambios.
“El melanoma puede aparecer sobre un lunar previo o sobre piel sana. De ahí la importancia de detectar nuevos lunares, así como vigilar los cambios en los que se tenían previamente”, añade. Para ello, los especialistas hablan de la regla A, B, C, D y E: Asimetría: al dividirlo en 4 cuadrantes, estos son muy diferentes entre ellos, los bordes irregulares, la presencia de dos o más colores, un diámetro mayor de 6 mm y evolución cambiante.
Pacientes con factores de riesgo
Por lo general, este cáncer de piel se asocia con antecedentes de exposición solar, pero existen otros factores de riesgo como la presencia de muchos lunares, antecedentes en la familia, presencia de “lunares premalignos” (nevus) o piel clara (fototipo I). “En los últimos años, han aumentado de forma alarmante el número de casos, posiblemente por una exposición mayor al sol”, explica la Dra. Palacios.
“El melanoma extirpado en fases iniciales tiene buen pronóstico, pero en un estadio avanzado es necesario aplicar cirugías más agresivas y otros tratamientos oncológicos complementarios”, explica. Por eso, se considera esencial su diagnóstico de manera precoz, para lo que es necesario acudir regularmente al dermatólogo.
Inmunoterapia: nuevas vías para hacer frente al tumor
La inmunoterapia ha supuesto una de las grandes líneas de investigación para luchar contra el melanoma. Esta estrategia se basa en la utilización de tratamientos farmacológicos que estimulan el sistema inmunológico del paciente para que sea capaz de reconocer y destruir las células tumorales.
Los fármacos inmunoterápicos han conseguido ser eficaces en numerosos tipos de cáncer con enfermedad avanzada y metástasis. De hecho, el tumor en el que se están obteniendo mejores resultados es el melanoma, en el entre un 40 y un 60% de los pacientes responden a la inmunoterapia, lo que supone una importante mejora con respecto a los resultados obtenidos con otros tratamientos.