La agrupación señala que es "alarmante el descaro homofóbico de Errázuriz, al pretender mezclar los abusos sexuales con la orientación sexual de las personas".
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) reaccionó a las declaraciones realizadas por el ex arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, en calidad de imputado por supuestos encubrimientos de delitos sexuales cometidos por sacerdotes ante el fiscal de lata complejidad, Jorge Escobar.
En parte del interrogatorio, que fue dado a conocer este domingo en La Tercera, el cardenal afirmó que era mejor que no hubiera homosexuales en el sacerdocio y indicó que envió a curas a un centro de rehabilitación en México por esta causa.
Ante esto, en un comunicado el Movilh acusa a Errázuriz de “pretender usar a la homosexualidad como chivo expiatorio de los encubrimientos y abusos sexuales cometidos por sacerdotes”.
“Lo mejor para la sociedad, y por cierto para la Iglesia, es que no existan curas abusadores, encubridores, pederastas, pedófilos, homofóbicos o misóginos. Ellos, y no la orientación sexual de las personas, son los responsables de delitos, de atropellos a los derechos humanos y de la decadencia en la cual se encuentra la Iglesia Católica”, precisa la agrupación.
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En el documento, el vocero del Movilh, Óscar Rementería, sostiene que es “alarmante el descaro homofóbico de Errázuriz, al pretender mezclar los abusos sexuales con la orientación sexual de las personas. Ello solo explicita su odio contra las personas LGBTI y, por sobretodo, sus inmorales estrategias para confundir a la opinión pública y responsabilizar a una orientación sexual natural de las personas con delitos que han dañado las vidas de miles”.
Agrega que “es evidente cuando Errázuriz mezcla a la homosexualidad con “conductas indebidas” que debían, a su juicio, sanarse en el Centro Terapéutico Alberione”:
La agrupación remarca que “toda terapia reparativa de la homosexualidades es considerada una tortura por la Organización Mundial de Salud (OMS)” y apunta que el mencionado centro de Guadalajara “fue más bien un lugar para encubrir y brindar apoyo emocional a los curas pederastas, entre 1989 y 2001, según señaló en 2016 el propio cardenal mexicano Juan Sandoval Íñiguez, también conocido por su virulenta misoginia y homofobia”.
“En su desesperado, confuso y poco creíble declaración, Errázuriz no trepida en identificar culpables donde hay inocentes y sindicar como inocentes a los verdaderos abusadores. En otras palabras, su confusión intencional entre víctimas y victimarios explicita su motivaciones siniestras y perversas que contravienen la universidad de los derechos humanos”, concluye Rementería.