La historia del ex frentista Pablo Muñoz Hoffman: Escapó de la cárcel hace 22 años

Por CNN Chile

28.12.2018 / 14:25

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Cumplía penas por el asesinato del senador y fundador de la UDI, Jaime Guzmán, entre otras nueve causas.


El juez Mario Carroza mencionó esta tarde que ha recibido información sobre la ubicación del ex integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Pablo Muñoz Hoffman en Washington, Estados Unidos.

Han pasado casi 22 años desde que Muñoz participó el 30 de diciembre de 1996 de la operación “Vuelo de justicia” que contempló la fuga desde la Cárcel de Alta Seguridad junto a sus compañeros -también frentistas- Ricardo Palma Salamanca, Mauricio Hernández Norambuena y Patricio Ortiz Montenegro.

Muñoz Hoffman cumplía penas por el asesinato del senador y fundador de la UDI, Jaime Guzmán, la cual compartía con sus otros compañeros. Además, tenía otras causas en su contra como el asesinato del coronel Luis Fontaine y también el atentado fallido en contra del general Gustavo Leigh Guzmán, miembro de la junta militar golpista de 1973.

“Solamente he recibido información preliminar, la que dice que fue detectado con identidad distinta (…) una vez que reciba el expediente se analizará la posibilidad de una extradición”, dijo Carroza.

Recordar la fuga

Ese 30 de diciembre un helicóptero azul despegaba desde el Aeródromo de Tobalaba. Supuestamente su partida tenía fines turísticos: obtener una visión aérea de Santiago, la más minuciosa y espectacular de todas hasta la fecha.

Ese día las cosas en el aeródromo eran distintas, especiales, incluso. El tour aéreo no estaba dirigido por el piloto de siempre pues cada uno de sus pasos habían sido estudiados. Un carabinero dirigía el vuelo cuando los “turistas” al sobrevolar el Parque O’Higgins pudieron obtener una visión del perímetro para luego continuar su recorrido hacia el sur llegando hasta Rancagua.

Ya en la región de O’Higgins una de las pasajeras dijo sentirse mal y pidió con urgencia aterrizar. Desde ese momento, el Bell Rangers quedó en manos de los “turistas” quienes se desplazaron hasta la Cárcel.

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Eran las 15:45 horas en Santiago cuando un balde amarillo le daba la señal desde el techo del penal a los tripulantes del helicóptero para indicar el sitio exacto en que los reos se encontraban.

El plan para obtener la fuga de los frentistas había sido meticulosamente organizado desde hace un año. Entre disparos y miradas de los otros presos, nada pudo impedir la salida de quienes, a excepción de Ortiz, estaban condenados a cadena perpetua.

Un año de preparación tuvo un resultado exitoso en a penas 58 segundos.

El helicópter Bell azul aterrizó y dejó a los cuatro hombres en manos de cuatro automóviles encargados de llevarlos por caminos diferentes. Ortiz llegó a Suiza en 1997 y pese a vivir un año en prisión, logró asilo político.

Palma Salamanca y Muñoz Hoffman se mantuvieron en la clandestinidad hasta este 2018. El primero apareció en Francia y el segundo fue detenido hoy, en Estados Unidos. Salamanca obtuvo el asilo político.

La arista de Hernández

Mauricio Hernández Norambuena fue el único de los cuatro frentistas que corrió la peor de las suertes. En Chile no sólo era perseguido por el asesinato de Guzmán, también por el secuestro de Cristián Edwards, heredero de “El Mercurio”.

En el año 2002 Hernández fue retenido en la Cárcel Federal de Mossoró, en la localidad de Río Grande do Norte donde el hombre pasó al “Régimen Disciplinario Diferenciado” que lo aisló y sólo le permitió una hora de sol al día durante cinco años.

En 2007, Hernández fue trasladado hasta el complejo penal federal de Catanduvas, en Paraná donde hasta la fecha está aislado en una celda de siete metros cuadrados, sin televisión, sin diarios, pero ahora con derecho a dos horas de sol en el patio.

A Norambuena nunca se le permitió trabajar en e sistema penitenciario de Brasil. Una de sus faltas imputadas fue por ser sorprendido comiendo un chocolate en la celda. A la fecha sólo puede recibir correspondencia y leer libros que sean autorizados por la administración de la cárcel.

Otra de las faltas fue mirar a los ojos a uno de los gendarmes.