"El problema de Karadima es muy complejo porque mezcló a la élite chilena con situaciones sociopolíticas", dijo.
El periodista de Reuters, Philip Pullella, entrevistó al Papa Francisco en donde lo primero que le consultó fue la situación del abuso sexual en la Iglesia que ha vuelto a ser el centro de atención con el escándalo en Chile.
El Papa le contestó que no le gusta hablar de eso pero tiene que decirlo. Dijo que “viendo las estadísticas la mayoría de los abusos ocurren en la familia, con los vecinos, luego en gimnasios, piscinas, escuelas e incluso en la Iglesia”.
Agregó que “algunos pueden decir que fueron pocos sacerdotes, pero incluso si fuera sólo uno, sería trágico porque él tiene el deber de llevar a esa persona a Dios y con eso ha destruido el camino para llegar a Dios” y comentó que “en esto, no me importan las estadísticas, es un drama general y la sociedad tiene que ver la forma en que maneja este problema”.
Jorge Mario Bergoglio se refirió a casos en Boston, a casos con obispos en Irlanda, y respecto a la situación en Chile dijo que estudió las cosas, las quejas y denuncias. “Estudié, me ayudaron y procedí de acuerdo con eso”, agregó.
Respecto a la situación con Fernando Karadima y con el ex obispo de Osorno, Juan Barros, el Papa le dijo al periodista Philip Pullella que “el problema de Karadima es muy complejo porque mezcla la élite chilena con situaciones sociopolíticas. Las familias dieron sus hijos a Karadima porque creían que la doctrina era segura y lo que estaba ocurriendo allí no se conocía”.
“Karadima es un paciente serio cuyo caso se ha estudiado”, dijo.
“Hay 4 obispos que salieron de los cuarenta que se prepararon para el seminario y cuando moví a Barros, de oficial militar a obispo de Osorno, todo estalló. Hice que se estudiara el caso de Barros y no había nada consecuente con la información que tenían en el Vaticano”, detalló el Papa Francisco.
En la entrevista agregó que “volví del viaje en Chile un poco “inquieto”, esto no se explica “pensé. Aquí hay algo que va más allá de la propaganda o de alguna posición anticlerical. Pensando y pensando, solicité consejo y decidí enviar una visita canónica, a Monseñor Scicluna, quien regresó con un informe de 2.300 páginas con declaraciones de 64 personas. Una cosa que no entendí estalló, y cuando vi esto, decidí llamar a los Obispos. Era lo único que podía hacer. Con buena voluntad, escribí una carta de 12-13 páginas solo para ellos; en la reunión los expliqué durante media hora y luego los invité a orar por un día y luego un día después de que comenzara la reunión”.
Jorge Mario Bergoglio le comentó al periodista de Reuters que al final de las reuniones que tuvo con los religiosos chilenos en el Vaticano éstos dijeron “queremos que te sientas libre, renunciamos”.
“Permanecí en silencio y lo hicieron y fue un gesto generoso, mucho, porque se dieron cuenta de que las cosas escritas en la nota que les di eran feas. Este fue un escrito privado, pero luego salió en Chile. Me pidieron que escribiera una carta a los chilenos y lo hice. Luego comencé a investigar, caso por caso, y acepté tres renuncias, incluidas dos al límite de edad, pero con problemas muy serios en las diócesis. Me pregunté qué pasó en Chile porque más del 70% de la población que apoyaba a la Iglesia cayó a menos del 40%. Es un fenómeno difícil de entender. Se cree que hay algo de elitismo oculto allí, pero es una opinión. Ciertamente es el trabajo del espíritu del mal”, opinó el Papa.
Al preguntarle si planea aceptar otras renuncias de los obispos en Chile, Jorge Mario Bergoglio contestó que tiene que aceptar todavía la renuncia de dos que han excedido los límites de edad. “Pero tal vez haya alguien más (…) en un caso, pedí que se le dieran las acusaciones para darle la oportunidad de defenderse y luego veremos”, finalizó.