Tocatas hasta altas horas de la madrugada, ruidos molestos y agresiones. Este es el drama de los vecinos de un ex internado que fue tomado por un grupo de personas para realizar fiestas clandestinas sin distanciamiento social.
El sonido de la batería y la guitarra corresponde a una tocata clandestina, en pleno toque de queda, en medio de una pandemia, en una casa okupa.
Según los vecinos del sector, una vez que la cuarentena total comenzó en la Región Metropolitana, un grupo de personas ocuparon de manera ilegal las dependencias de este recinto, un ex internado de niñas.
El temor de los vecinos, dicen, es constante. Aseguran haber recibido amenazas de las personas que habitan y organizan estas fiestas y tocatas que, muchas veces, terminan en peleas.
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El problema administrativo que aquí existe es mayor. El recinto está, geográficamente, ubicado en Recoleta y pertenece al servicio de vivienda y urbanismo, pero el permiso de uso le fue entregado a la municipalidad de Conchalí.
El alcalde de la comuna, René de la Vega “afirmó que lamentablemente en este periodo ha sido reiteradamente ocupado por personas en situación de calle o okupa, destrozando el inmueble totalmente”.
Un equipo de CHV Noticias y CNN Chile estuvo una semana en el sector e identificaron a varias personas que, sin ningún tipo de cuidado sanitario, visitan el lugar.
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Con todos los antecedentes y con la certeza de que la noche del pasado sábado el recinto estaba repleto de personas, el equipo de CHV Noticias y CNN Chile avisó a carabineros. Un operativo policial no tardó en llegar, también fue el personal de seguridad municipal, pero no pasó nada debido a no tenían ningún tipo de “orden judicial”.
La falta de una orden de entrada y registro hizo al capitán a cargo del operativo desistir de ingresar al recinto. Todo, ante, por lo menos, una falta en flagrancia como es la de ruidos molestos, desestimando que adentro habían decenas de personas, sin medidas sanitarias.
El capitán Carlos Fernández de la 6º comisaría de Recoleta, instó que se debe “realizar la denuncia al Ministerio Público y a la Intendencia Metropolitana”, así se podría efectuar el desalojo del inmueble.
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La mañana de este domingo los ruidos seguían, el entrar y salir de personas también. Dos carabineros en moto llegaron al lugar y conversaron con uno de los habitantes veinte minutos y se fueron.
Ante esto, el alcalde de la Vega acusó que han “gestionado el desalojo de estas personas, sin tener mayor éxito, pero seguiremos insistiendo para que este inmueble no tenga un mal uso”.