El gobierno busca mostrar que trabaja por concretar el ya aplazado plebiscito que define si se redactará o no una nueva Constitución, al mismo tiempo que apela a campañas sin ataques ni violencia.
“Cuando las diferencias no tienen un sentido, no reconocen un marco, pueden transformarse en fuerzas destructivas”, dijo el presidente Sebastián Piñera desde Chillán Viejo, como parte de la conmemoración de los 242 años del nacimiento de Bernardo O’Higgins.
Una ceremonia repúblicana. Y justamente pensando en la República, el mandatario le dedica espacio a lo destructivas que pueden ser las diferencias, más todavía en el contexto de un plebiscito que divide a su sector y por el ya intentó poner paños fríos esta misma semana, sin mucho éxito.
“En Chile Vamos los caminos Apruebo y Rechazo nos han dividido, pero el puerto de destino, que es la constitución que queremos para Chile, nos une”, dijo el presidente en su momento.
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Y es que el plebiscito se ha transformado en una verdadera piedra en el zapato para el gobierno. Primero, tras el último cambio de ministros, la oposición acuñó que había desembarcado el “gabinete del Rechazo”. Después, con un llamado a la presidencia que los ex líderes del Apruebo y Rechazo en RN, Desbordes y Allamand, poco y nada respetaron, y ahora, con muchos presionando de lado y lado por el referéndum del 25 de octubre que el mandatario se comprometió a viabilizar.
“Las herramientas de gestión de Sebastián Piñera no sólo se han reducido desde el punto de vista administrativo, político nacional, sino también político interno hacia su propia coalición“, comenta Nicolás Freire, director del Observatorio de Política y RR.SS. de la Universidad Central.
En parte por ello, 250 kilómetros más al norte, en el recinto electoral más grande del país, el Estadio Nacional, el ministro Cristián Monckeberg recibía una donación de 400 mil mascarillas para vocales y 42 mil botellas de alcohol para las mesas de votación del país.
Una puesta en escena cuyo objetivo era dar cuenta que el gobierno “trabaja para realizar el plebiscito”, y que sin un cambio legal ni el Servel “puede suspenderlo”.
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Otro problema: el financiamiento
El próximo 26 de agosto se inicia el tiempo de campaña y aún no está definido el límite a los aportes ni el gasto.
A Chile Vamos no le parece que se fije un tope por partido porque son diez veces más partidos por el Apruebo que por el Rechazo. “Significa fijar una discriminación arbitraria, antidemocrática. Significa querer ganar el plebiscito por secretaría”, dijo de la senadora Luz Ebensperger (UDI).
“La opción Apruebo tiene una mayoría contundente en la ciudadanía, pero en el PIB es minoría. Las grandes fortunas no van por el Apruebo, digamos las cosas como son”, aseguró por su parte el senador Álvaro Elizalde (PS).
A raíz de las diferencias sobre los aportes y el límite de gasto, la mesa decidió no votar hoy el proyecto y postergar el debate para este viernes.