El mandatario zarpó junto al ministro de Defensa para conmemorar, junto a los veteranos de las FF.AA., el término del Conflicto del Beagle, tras la firma del Acuerdo de Montevideo.
Este 8 de enero se cumplen 40 años de la firma del Acta de Montevideo, el que daría término al conflicto armado inminente que ocurriría a raíz de la disputa por la soberanía de las islas Picton, Nueva y Lennox, al sur del Canal Beagle.
El conflicto comenzó en 1971, cuando los presidentes de Chile y Argentina, Salvador Allende y Alejandro Agustín, se sometieron al arbitraje de la reina Isabel II de Inglaterra, quien determinó a ambos países derechos de navegación en la zona, pero Chile resultó ser más beneficiado en términos de soberanía.
Por esto, Argentina declaró “insubsanablemente nulo” el arbitraje, y ordenó el movimiento de tropas a la zona de conflicto. Chile, por su parte, respondió preparándose para un conflicto armado.
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Fue así como en 1979, y tras la mediación del Papa Juan Pablo II, se firmó el Acta de Montevideo, documento que devino en un tratado de paz en 1984.
En conmemoración de dicha firma, el ministro de Defensa Alberto Espina acompañó al presidente Sebastián Piñera hasta Puerto Williams, desde donde zarpó el buque “Piloto Pardo” y rindieron homenaje a los veteranos de las Fuerzas Armadas, que sin llegar al enfrentamiento, estuvieron preparados para afrontarlo.
“Cada uno de ustedes es un ejemplo que inspira e ilumina a las generaciones, que nos sentimos orgullosos de lo que ustedes hicieron”, dijo el mandatario a bordo del buque “Piloto Pardo”.
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Además, señaló que “Chile y los chilenos les debemos mucho y tenemos una deuda de gratitud con nuestros soldados, con nuestros marinos y con nuestros aviadores, que hace 40 años estuvieron dispuestos a entregar lo mejor de sí mismos, con patriotismo, con coraje, con valentía, por defender a nuestra patria”.
Por su parte, el embajador de Argentina en nuestro país, José Octavio Bordón, comentó en El Mercurio la relevancia de la fecha: “A 40 años de lo que pudo haber sido un devastador retroceso para ambas naciones, hoy reafirmamos nuestra hermandad, nuestra búsqueda de objetivos comunes, con nuestras individualidades, pero reconociendo que tenemos juntos un futuro promisorio sustentado en una integración cada vez más sólida, más franca y que es el ejemplo del sueño en marcha de nuestros libertadores”.
Similar fue el caso del canciller chileno Roberto Ampuero, quien destacó que “fuimos capaces de deponer las armas, las odiosidades y las diferencias“.