La Fiscalía presentó pruebas que vinculan al imputado directamente con el crimen, incluyendo testimonios y peritajes que refuerzan su implicación. En la formalización el juez destacó la planificación del ataque y el "desprecio por la vida humana" de los responsables.
Tomás Antihuen, el último imputado en el brutal asesinato de tres carabineros ocurrido en abril del año pasado en Cañete, Región del Biobío, quedó bajo prisión preventiva.
La decisión fue tomada por el juez Cristián Rosenberg de la Fuente tras una audiencia de formalización de cargos en el Juzgado de Garantía de Cañete. El imputado será trasladado al Complejo Penitenciario Biobío y la instancia ha establecido un plazo de investigación hasta el 12 de abril.
Antihuen, quien estuvo prófugo durante varios meses, enfrenta cargos por homicidio calificado, robo con violencia, incendio de un vehículo policial, porte ilegal de armas y el traslado de restos humanos sin la debida autorización.
La Fiscalía presentó evidencias sólidas que apuntan a Antihuen como autor directo de estos crímenes, y el juez destacó la gravedad de los hechos al decretar la medida de prisión preventiva.
En su resolución, el magistrado enfatizó que la libertad de Antihuen representaba un riesgo para la seguridad pública, debido a la naturaleza de los delitos y el uso de armas de fuego en grupo.
Además, el juez subrayó que los tres carabineros asesinados; Carlos Cisternas, Sergio Arévalo y Misael Vidal, fueron asesinados de manera planificada, y la brutalidad del crimen refleja un “desprecio por la vida humana pocas veces visto“.
La Fiscalía presentó pruebas contundentes durante la audiencia, entre ellas, testimonios que identifican a Antihuen como el principal responsable del ataque, así como peritajes que vinculan al imputado con el armamento utilizado en el crimen.
De hecho, se confirmó que una de las armas incautadas a Antihuen pertenece a uno de los carabineros asesinados, lo que refuerza su implicación en el robo con violencia, según información recogida por Radio Biobío.
Según la investigación, los hermanos Antihuen planearon un ataque a los carabineros, emboscándolos cuando acudieron a realizar una verificación de arresto domiciliario en el domicilio de Carlos Antihuen.
Tras la emboscada, los oficiales fueron asesinados y sus cuerpos quemados dentro de un vehículo policial. La operación fue meticulosamente planeada, con un estudio previo del lugar y hora para evitar cualquier posibilidad de defensa por parte de los carabineros.
El juez Rosenberg calificó la violencia del acto como una “ejecución” y un claro ejemplo de planificación, lo que refuerza la acusación de homicidio con alevosía.
El presidente del Partido Comunista respondió a los cuestionamientos esgrimidos desde Venezuela, luego que el Gobierno de Chile hiciera entrega de los antecedentes sobre el secuestro y homicidio de Ronald Ojeda ante la Corte Penal Internacional.
