La detección temprana del cáncer de mamas es vital. Pero no hay que pasar por alto la reconstrucción de los senos, crucial para que las sobrevivientes puedan reencontrarse con sus cuerpos.
El cáncer de mamas es la primera causa de muerte en mujeres.Y más aún: en Chile, cuatro de ellas fallecen por su detección tardía. Durante este mes, esta enfermedad es recordada por organizaciones para concientizar sobre la importancia de su diagnóstico temprano mediante mamografías o palpaciones personales.
Según datos oficiales, 14,7 mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama diariamente y el mayor porcentaje se da en personas mayores de 50 años.
Pese a la alta tasa de mortalidad que esta enfermedad posee, son cientos las mujeres que han logrado vencer al cáncer, gracias a las quimioterapias y/o mastectomías, que eliminan el tejido mamario en su totalidad y, con ello, las glándulas que podrían permitir una reaparición de las células cancerígenas.
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Sin embargo, este último caso trae consecuencias psicológicas en las mujeres, que se asocian a trastornos depresivos, por la pérdida de las mamas, una parte característica de sus cuerpos que socialmente se asocia a la femineidad o la belleza.
Según el doctor Patricio Covarrubias, secretario de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, ha habido “un aumento exponencial de cirugías reconstructivas”, debido a su inclusión en el sistema GES o Auge.
“Hay nuevas tecnologías: la microcirugía te agrega un fuerte desarrollo, haciendo colgajos cada vez más específicos, con menos daño. También el uso de los expansores e implantes de última generación, con el uso de lipoinyección, ocupando la misma grasa para hacer la reconstrucción”, agregó el especialista.
Asimismo, plantea que en el caso de que una mujer sea víctima de una cirugía estética mal ejecutada, ella no contaría con las mismas coberturas que quien padece de un cáncer mamario. “El problema está en la base, en permitir que médicos no especialistas realicen cirugía estética“, añadió Covarrubias.
Reconstrucción dañina
“Yo era super sana, hacía harto deporte, comía saludable”, cuenta Ester Palma, quien a sus 36 años fue diagnosticada con cáncer de mama. Por esto, “todos los días me preguntaba por qué yo, por qué me pasa esto a mí. Caí en depresión y me costó mucho recuperarme, porque el proceso fue largo”, agregó.
Fue en el 2000 cuando recibió un diagnóstico de carcinoma lobulillar bilateral, lo que produjo que ambas de sus mamas fuesen extirpadas. La cirugía fue un éxito, pero posteriormente vino el proceso de su reconstrucción mamaria que terminó con un lamentable desenlace.
“Por mi ansiedad, mi angustia, encontré un doctor que en ese momento era conocido. Fui donde él y nunca pensé que iba a ser una persona tan inescrupulosa que no le iba a importar mi caso (…). Me dijo que me iba a quedar bonito y que me quedara tranquila”, dice Ester. Pero tristemente el resultado fue todo lo contrario.
El especialista que la atendió, el doctor Esteban Torres, explicó que “una vez que el paciente ya remitió todo su cáncer -es decir, que ya se sacó todo, se hizo radioterapia, quimioterapia- está en condiciones de ser reconstruido“.
“Muchas veces se hace lo que se llama reconstrucción inmediata; es decir, que se hace la mastectomía total y en el mismo acto se hace la reconstrucción”, agregó el doctor Torres.
Luego de esta intervención, su seno derecho comenzó a encapsular el material que había sido inyectado en este procedimiento. Y tiempo después esto reventó, obligando a que ella acudiera a pedir ayuda donde en primera instancia fue operada por su cáncer de mama.
Fue entonces cuando supo que el médico le inyectó biopolímeros.
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A raíz de esto, su seno derecho debió ser extirpado completamente, provocando nuevamente una depresión peor en Ester. “Tuve que lidiar con un puro seno. Mi autoestima bajó al suelo”, en medio de su desesperación por recibir ayuda de profesionales que se negaban a arreglar “las embarradas que hacían otros”, relata Ester.
Siete años después de este angustiante procedimiento, fue atendida por el cirujano Esteban Torres, quien “me quiso ayudar y me devolvió la vida”, logrando un resultado finalmente exitoso que le devolvió la paz.
Al concluir este episodio en su vida, Ester hace un llamado a que las mujeres “se fijen bien, que busquen tranquilamente, que pregunten si está bien lo que van a hacer. Yo no lo hice y a lo mejor si hubiese preguntado al doctor que me operó del cáncer, me habría dicho que no lo hiciera”.
Por lo que además de concientizar sobre la enfermedad en sí, se hace necesario advertir los riesgos de las reconstrucciones mamarias, junto con un debido tratamiento psicológico que ayude a procesar las consecuencias físicas que arrastra el cáncer de mamas.
Cómo reducir el riesgo
Previo a la detección de la enfermedad, las mujeres continuamente deberían someterse a mamografías para lograr un diagnostico temprano del cáncer. Y en estos casos también aplican las palpaciones rutinarias que cada una puede realizarse en sus pechos para identificar bultos extraños.
A esto se suman una serie de recomendaciones que se deben aplicar en el día a día para reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad.
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El ejercicio regular de entre cuatro a siete horas por semana, estaría directamente relacionado con un menor riesgo de padecer cáncer de mama. Esto se explica porque la actividad física regula los niveles de insulina en la sangre, una hormona que puede afectar el crecimiento y comportamiento de las células mamarias.
A esto se relaciona también un peso saludable, ya que se plantea que la dieta es responsable en un 30% a 40% de la presencia de cánceres en humanos.
Los nutrientes de frutas y verduras, legumbres y granos enteros, son fundamentales para llevar una vida sana. Al igual que una correcta hidratación con agua.
El consumo de alcohol también podría estar relacionado con el cáncer de mama, ya que en el caso de mujeres que toman dos a tres bebidas alcoholizadas al día, tienen un 20% más de posibilidades de desarrollar la enfermedad en comparación con aquellas que no beben.
El cigarrillo es otro de los factores que aumenta el riesgo del cáncer mamario, al igual que otros cánceres como el de pulmón.