Responder a las mismas emergencias de siempre, pero bajo la amenaza silenciosa del coronavirus. Ese es el desafío que enfrentan los bomberos de Chile en tiempos del COVID-19, teniendo que quedarse en los cuarteles por siete días seguidos. En este reportaje de CHV Noticias vemos cuáles son sus nuevas misiones, mientras se levanta la amenaza de un recorte presupuestario.
Con la pandemia por el COVID-19, Bomberos ha tenido que adoptar nuevos desafíos cotidianos. Junto pon la labor de sanitización, los llamados sea de día o de noche continúan, y ellos siguen disponibles 24/7 para responder a la emergencia.
CHV Noticias hizo una ronda junto a un carro de Bomberos por el sector de La Pintana donde aún no rige la cuarentena. Los voluntarios intervienen la zona rociando agua mezclada con armonio cuaternario.
En el recorrido se encuentran con un atropello por parte de un vehículo que se dio a la fuga. Quienes circulaban por el lugar intentan colaborar con la atención de los lesionados, pero descuidando las necesarias medidas de distanciamiento físico.
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Los voluntarios de la Cuarta Compañía de Bomberos de La Granja piden distanciamiento, porque atender un procedimiento como este es peligroso: no existe certeza de que algunos de los presentes pudiera ser portador del virus y prácticamente nadie tiene una mascarilla. De igual forma se debe prestar auxilio a los heridos y esperar la llegada de una ambulancia.
Si los voluntarios se contagian en un acto de servicio, toda una compañía tendría que quedar relevada de sus funciones. “Cuando tenemos personas lesionadas, sí o sí tenemos que extremar las medidas de seguridad: doble guante, mascarilla, antiparras”, explica Gustavo Saavedra, voluntario de Quinta Compañía de Bomberos de La Granja.
El comandante del Cuerpo de Bomberos de Santiago, Gabriel Huerta, sostiene que “de detectar un caso positivo, la guardia -que es el mínimo crítico que necesitamos para que se opere- queda en una situación de stand by mientras se hacen los controles para lograr la descontaminación de ese cuartel“.
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Hasta ahora, sólo en la Región Metropolitana 24 bomberos han dado positivo al COVID-19: tres de esos voluntarios son de Ñuñoa, dos de Santiago, uno de Melipilla, 11 del Cuerpo de Bomberos Metropolitano Sur, dos de Conchalí-Huechuraba, uno de Quilicura, uno de Quinta Normal, dos de la Granja y uno de El Monte.
El total nacional suma 42 casos, 94 permanecen en cuarentena y dos efectivos contagiados ya perdieron la vida.
Recorte presupuestario
Los bomberos también se están cuidando. Desde febrero, internamente han fortalecido los protocolos sanitarios de resguardo. En cada turno permanece el mínimo critico de voluntarios, quienes por siete días no regresan a sus casas. Prácticamente viven aislados en la compañía, por lo que el acceso es estrictamente restringido.
El sistema es muy parecido a como lo hacen los bomberos en todo el mundo, pero como es sabido, en el caso chileno sin remuneración alguna. Hay varios que son estudiantes y otros que están con teletrabajo.
Seguir acudiendo a los servicios durante el estado de catástrofe se ha escapado de los prespuestos destinados. Ahora hay preocupación en la institución ante una rebaja de presupueso fiscal superior a los $3.700 millones, un inesperado balde de agua fría después de la crucial labor desempeñada por la insitución durante los últimos meses, especialmente reconocida durante el estallido social.
“Nos preocupa porque hace cinco meses atrás los bomberos estábamos en primera línea, estábamos en las noticias, era impensado que a los bomberos le iban a recortar los presupuestos. Es un recorte que nosotros no esperábamos”, lamenta el comandante Huerta.