Gobernanza y transporte público eléctrico: Los factores que ubican a Santiago como la ciudad más inteligente de Latinoamérica
La capital chilena es una de las 12 ciudades destacadas en el estudio. En particular, el índice IESE Cities In Motion resalta el cambio en el sistema de transporte público, que ha incluido en su flota más buses eléctricos.
Santiago fue elegida por el índice IESE Cities In Motion (ICIM) como la capital más inteligente de Latinoamérica en 2024.
En un ranking que incluyó a 183 ciudades, 85 de las cuales son capitales de países, la capital chilena se ubica en el puesto 91 a nivel mundial.
En Latinoamérica se evaluaron 28 ciudades, siendo Santiago la capital que quedó en primer lugar.
IESE Business School.
¿Qué índices posicionan a Santiago como la ciudad más inteligente de Latinoamérica?
Para el cálculo, el ICIM tuvo en cuenta 114 indicadores englobados en 9 dimensiones: capital humano, cohesión social, gobernanza, economía, medio ambiente, movilidad y transporte, planificación urbana, proyección internacional y tecnología.
En la actual edición del ranking, Santiago está posicionada por sobre Buenos Aires y destaca en aspectos como gobernanza (puesto 29), movilidad y transporte (puesto 44), proyección internacional (64), medio ambiente (76) y capital humano (76).
Santiago es uno de los 12 casos de ciudades destacadas en el estudio. En particular, el ICIM resalta que en 2017 la capital “emprendió una ambiciosa iniciativa con la presentación de un proyecto al Fondo Verde para el Clima, cuyo propósito era electrificar el 25% de su flota de autobuses públicos hacia el año 2025″.
Dicha meta “no solo fue alcanzada, sino superada antes de lo previsto, ya que en el 2023, el 30% de los autobuses de la capital eran eléctricos”. La cifra equivale a cerca de 7.000 micros.
Los 12 casos destacados.
De acuerdo a ICIM, el transporte público en América Latina es vital para la movilidad de los sectores de ingresos más bajos, mientras que la propiedad de vehículos eléctricos personales aún se encuentra fuera del alcance económico de muchos.
“La estrategia de Santiago de introducir este tipo de vehículos en su sistema de transporte público ha permitido democratizar el acceso a una movilidad más limpia y eficiente, beneficiando a toda la población sin excepción”.
En ese sentido, la transición de la ciudad a un sistema de transporte público más limpio tiene su origen en la integración de políticas climáticas con estrategias para mejorar la calidad del aire. Dichas acciones “han contribuido a una disminución del 70% de los días con mala calidad del aire desde el año 2013, con la consiguiente mejora significativa de la salud y el bienestar de sus habitantes”.