En lo que va del año, la capital suma más de 175 milímetros de agua caída, una cifra que supera con creces la registrada en el 2019. No obstante, se mantiene el déficit de entre 205 y 30% en la zona centro del país.
Santiago registra el julio más lluvioso desde 2006. Hacía 14 años que la capital no recibía tanta agua durante el séptimo mes del año. Este es un alivio importante, pero no se puede hablar del inicio del fin de la mega sequía que durante más de una década ha padecido gran parte de Chile.
Según los datos de la Dirección Meteorológica de Chile (Quinta Normal), a la fecha, Santiago suma más de 60 milímetros de agua en este mes.
Además, hasta el momento, 2020 se transforma en el segundo año con más precipitaciones acumuladas al 30 de julio desde el comienzo de la gran sequía en 2009. Este año, la capital suma más de 175 milímetros de agua caída, un registro que sólo supera 2016.
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Agua caída sobre Santiago en julio
- 2020 61,8 mm. (hasta 17 horas del 21 de julio)
- 2019 13,3 mm.
- 2018 49,6 mm.
- 2017 30,7 mm.
- 2016 50,2 mm.
- 2015 38,3 mm.
- 014 34,6 mm.
- 2013 3,7 mm.
- 2012 2,0 mm.
- 2011 43,2 mm.
- 2010 26,6 mm.
- 2009 14,3 mm.
- 2008 34,7 mm.
- 2007 35,4 mm.
- 2006 130,0 mm.
- 2005 27,8 mm.
- 2004 95,2 mm.
- 2003 73,4 mm.
- 2002 92,3 mm.
- 2001 186,6 mm.
- 2000 28,5 mm.
Fuente: DMC
Las causas de las lluvias
Hace unas semanas informamos que junio de este 2020 se transformó en el más lluvioso en 15 años. Ahora es el turno del julio con más precipitaciones sobre Santiago en 14 años. Claro, han sido un par de meses generosos en agua, considerando el contexto de sequía que vive gran parte de Chile.
“Se trata de una buena noticia, pues en estos dos meses caen prácticamente la mitad de las precipitaciones del año en el centro del país. Sin embargo, debido al otoño casi sin lluvias, nos encontramos con un déficit de entre 20% y 30% desde La Serena hasta Chillán”, afirma el climatólogo de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero.
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El experto enumera las razones que se han conjugado para traer las lluvias de vuelta a la zona centro-sur del país en los últimos meses:
- La Oscilación Madden Julian (MJO) en fase favorable (baja presión sobre el Océano Pacífico) para la generación de tormentas.
- Altas presiones entre el extremo sur del país y la península Antártica, más conocida como alta de bloqueo, las que desvían los sistemas frontales con sus precipitaciones hacia el centro-sur del territorio.
- El debilitamiento en la anomalía cálida de temperatura superficial de mar al Este de Nueva Zelandia (mancha cálida), la cual se relaciona con la sequía por medio de la teleconexión.
Registro anual de agua caída en Santiago hasta el 30 de julio:
- 2020 178,0 mm. (hasta 17 horas del 21 de julio)
- 2019 66,6 mm.
- 2018 110,1 mm.
- 2017 165,1 mm.
- 2016 228,5 mm.
- 2015 50,2 mm.
- 2014 118, 7 mm.
- 2013 134,3 mm.
- 2012 115,3 mm.
- 2011 115,5 mm.
- 2010 168,3 mm.
- 2009 125,4 mm.
- 2008 215,7 mm.
- 2007 137,2 mm.
- 2006 218,6 mm.
- 2005 256, 2 mm.
- 2004 213,6 mm.
- 2003 189,8 mm.
- 2002 493,0 mm.
- 2001 245,2 mm.
- 2000 342,3 mm.
Fuente: DMC
¿Qué pasará con las lluvias el resto del año?
Junio y julio han sido lluviosos, pero eso no ha permitido que las cifras de agua caída en gran parte del centro-sur de Chile lleguen a los rangos considerados normales. Esta condición deficitaria persistirá, según el pronóstico de la Dirección Meteorológica para el trimestre julio, agosto y septiembre.
Una condición con precipitaciones “bajo lo normal se espera entre Maule y Bío Bío. Hay mayor grado de incertidumbre entre normal y bajo lo normal en Valparaíso, O’Higgins y La Araucanía. Eso significa que, en Santiago, por ejemplo, podríamos registrar menos de 178 milímetros en el trimestre completo”, detalla el informe de la DMC.
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Concuerda con esto Raúl Cordero, académico de la Usach, porque “desafortunadamente, la NOAA (Agencia Oceanográfica y Atmosférica de Estados Unidos) acaba de subir a 55% la probabilidad que se desarrolle el fenómeno de La Niña a partir de septiembre. La Niña se asocia a relativamente bajas precipitaciones en la zona central de Chile”.
En conclusión, Cordero anticipa que, si se desarrolla el fenómeno de “La Niña, disminuyen las probabilidades que 2020 marque el fin de la sequía”.