¿Sexo en la tercera edad? Desafíos, mitos y beneficios de una sexualidad plena en los adultos mayores

Por Arelí Zúñiga

27.05.2024 / 07:00

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La sexualidad, aunque considerada tabú, sigue siendo esencial en todas las etapas de la vida. Especialistas destacan que una vida sexual activa mejora la calidad de vida, la salud física y mental de los adultos mayores, mientras que la falta de espacios de conversación y educación sexual adecuada sigue siendo un desafío que como sociedad no se ha abordado.


El sexo en la tercera edad es un tema poco visibilizado en la sociedad actual, pese a los avances de la edad moderna y el desplome de algunos prejuicios frente a temas tan humanos como la sexualidad, no se habla del que tal vez es uno de los aspectos más influyentes en la vida de las personas.

El dato contingente que pone esta discusión en la mesa es el aumento 18,1% del porcentaje de adultos mayores durante 2022, según estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Con estas proyecciones se espera que para 2050, este grupo etario represente el 32,1% del total de la población chilena.

A pesar de ser considerado un tema tabú, la sexualidad sigue siendo una parte intrínseca de la vida humana en todas las etapas, y en la vejez, no caduca ni jubila; por el contrario, se transforma y puede basarse en una mejora de la calidad de la relación.

¿Sexo en la tercera edad? Desafíos, mitos y beneficios de una sexualidad plena en los adultos mayores

El presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, el Dr. Jaime Hidalgo, concuerda con esto, asegurando que “la actividad física ayuda en la calidad de vida de las personas mayores y en especial la calidad de la actividad sexual tiene varios beneficios, no solamente tiene que ver con la influencia de la actividad física y el gasto energético, sino también con el efecto cardiovascular en las personas con enfermedad o condición mórbida”.

“Además, una vida sexual activa ayuda a mejorar el trabajo neurológico, con las esferas del ánimo y por ende, mejora la salud mental”, añade el geriatra.

Esta etapa de la vida integra múltiples aspectos, como la personalidad, la intimidad, los sentimientos, los valores, las afinidades y los intereses. Estos factores componen, muchas veces en gran medida, las relaciones que se puedan generar durante la vejez.

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La sexóloga Vanna Lombardo, presidenta Asociación Chilena Científica y Profesional de Sexología (ACIPS), sostiene que en ese sentido, a nivel social, existe una “mirada bastante reduccionista de la sexualidad”.

“La sexualidad es mucho más que una práctica sexual, además nos reducimos exclusivamente a una práctica sexual que tiene que ver con la penetración e incluso con una mirada heteronormativa. Entonces pensamos en una sola forma de vivir la sexualidad desde un modelo bastante restrictivo en el que las personas mayores podrían estarse viendo limitadas en la expresión y vivencia de su sexualidad”, añade.

Las relaciones íntimas en la tercera edad pueden tomar diferentes formas y seguir siendo una fuente de amor, conexión y bienestar, pese a estar frecuentemente invisibilizadas por la gran parte de la población y repleta de mitos y prejuicios que podrían limitar su desarrollo social.

En ese sentido, Lombardo destaca que el trabajo de visibilizar esta parte de la vida humana le concierne a la sociedad como conjunto. Además, sostiene que se debe entender la sexualidad más allá que el mero contacto físico, sino como un factor que influye en diversos aspectos de la vida y desarrollo personal de una persona consigo misma y con sus vínculos.

¿Sexo en la tercera edad? Desafíos, mitos y beneficios de una sexualidad plena en los adultos mayores

Sobre esto, Hidalgo explicó existen diversos estímulos que pueden ayudar a fortalecer la vinculación entre parejas durante esta etapa de la vida, no estrechamente relacionadas con el coito.

“Las personas mayores se van adaptando a las condiciones en las cuales pueden también llevar a cabo su vida sexual, a sus condiciones físicas y de salud”, y tienden a enfocarse “no tanto en el coito o el acto sexual, sino que en el acompañamiento, el conversar, desarrollar actividades más bien de vida amorosa o más romántica, que finalmente también ayuda al desarrollo de la sexualidad en las personas mayores”.

Sin embargo, comprender la sexualidad en la tercera edad es fundamental para garantizar la salud emocional, física y psicológica de las personas mayores.

Invisibilización de la sexualidad en adultos mayores y falta de espacios de conversación

“El que se puedan llevar a cabo espacios donde las personas puedan vivir y disfrutar de todos estos procesos de los vínculos de pareja, tiene un efecto positivo en términos cognitivos”, explica el doctor.

La falta de espacios para hablar sobre la sexualidad en la vejez, como lo indica la Encuesta Nacional de Salud, Sexualidad y Género (Enssex) 2022-2023, desarrollada por el Minsal, puede afectar negativamente la calidad de vida de los adultos mayores.

Por lo tanto, es crucial que las políticas públicas y los programas educativos aborden este tema de manera integral, promoviendo un envejecimiento saludable y pleno.

“Existe una mirada que invisibiliza lo que le sucede a las personas mayores o bien es una postura bastante paternalista. Asumimos que nosotros sabemos qué es lo que necesitan y qué es lo que les hace bien o no, e incluso se infantiliza muchas veces a las personas mayores”, explica Lombardo.

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Juan tiene 76 años y hasta hace un par de meses una vida sexual activa, todo esto se detuvo en cuanto terminó con su pareja. Tras 47 años de matrimonio y ahora una vida como soltero, Juan concibe su sexualidad únicamente de la mano de otra persona, alguien con la que tener un vínculo y define el tener una relación sentimental como una “necesidad” para las personas.

“Uno debe tener a su pareja, hacerle cariño y compartir tiempo con esa persona”, sostiene.

Relata que su juventud fue alocada, manteniendo una sexualidad bastante abierta y frecuente. “Salía a carretear por dos o tres días y era bastante activo en términos sexuales. Estuve con muchas mujeres”, dice.

Al ser un tema tan personal, la sexualidad puede ser confundida como una temática que no debería hablarse. Como un factor que influye de distinta manera en cada persona, se adapta ala vivencias, recuerdo y aprendizaje particular.

En ese contexto, ¿es posible compatibilizar la visibilización de la sexualidad con la intimidad de una persona en esta etapa de su vida?

“Cuando empezamos a hablar de temas muy íntimos, que muchas veces implican problemáticas, dolores o preocupaciones para las personas, hay que hacerlo con mucho cuidado, tratando de cimentar la confianza y cuidando mucho el vínculo con esa persona”, explica Lombardo.

ITS en adultos mayores y mitos al respecto

Juan admite que a pesar de ser activo sexualmente, no ocupó ni ocupa actualmente métodos de barrera para protegerse durante el acto sexual. “Yo solo las examinaba, era como un médico, varias me hacían el alcance”, cuenta.

Esta sería una práctica de riesgo, teniendo en cuenta el incremento de enfermedades de transmisión sexual (ETS) que han marcado un incremento sostenido durante el último tiempo en nuestro país.

Según datos del Ministerio de Salud, la tasa de notificación de ITS a nivel nacional entre 2017 y 2021 asciende a un total de 70.660 casos.

Estas cifras contemplan casos de VIH/SIDA, sífilis, gonorrea, hepatitis B y C notificados. En términos generales, las notificaciones predominan en hombres por sobre mujeres.

¿Sexo en la tercera edad? Desafíos, mitos y beneficios de una sexualidad plena en los adultos mayores

El Dr. Hidalgo explica que la frecuencia de ITS en este sector de la población no es tan alta a comparación de otros grupos etarios; sin embargo, el impacto social, en la salud emocional y física, sí es mucho más alto.

“Tiende a haber una discriminación hacia la edad, que se suma a la discriminación por tener una enfermedad, lo vuelve mucho más complejo para lo que significa la vivencia de la persona mayor expuesta. Tiene un impacto muy negativo”, expresa.

Asimismo, advierte que “es importante poner atención a estas enfermedades de transmisión sexual, pero son casos menos frecuentes que en otros grupos etarios”.

Por otro lado, Lombardo expresa que se han estado “enfocando los esfuerzos en ciertos grupos de riesgo desde una mirada con algunas limitaciones” a raíz de esta problemática.

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“Estamos asumiendo que las personas mayores no tienen sexo activo y hemos dejado de considerar la educación sexual que recibieron las personas mayores cuando ellos estaban en el colegio, la que fue probablemente nula. Entonces hay menos elementos como para poder decidir y comprender que es importante utilizar métodos de barrera”, agrega.

La experta sostiene que desde esa percepción surgen algunos mitos relacionados, como el hecho de que los métodos de barrera solo sirven para prevenir el embarazo o que solo las personas heterosexuales deben ocuparlos. Además, destaca el hecho de que la falta de educación sexual en muchos de los adultos mayores podría significar que podrían no saber ocupar un preservativo.

“No digo que haya que considerarlos hoy como un grupo de riesgo, pero sí, un grupo de personas en el cual hay que poner atención y poder tomar estos elementos y hacer una reeducación sexual en cuanto a ello”, añade.

Las personas mayores de hoy están siendo influenciadas por esta suerte de apertura social.  Eso refuerza la idea de que las personas mayores siguen activas, además de sus necesidades, recibiendo un montón de información y probablemente transformándose con base en esa información y a sus necesidades en el día a día.

“En mí no ha cambiado nada, soy normal y el deseo que tengo sigue siendo normal. Tengo 76 años y todavía me la puedo. Creo ser la misma persona que fui hace 50 años, con la misma energía, pero ahora pido más”, puntualiza Juan.