El Director Ejecutivo de “Usa Tu Subsidio”, Giovanni Prelle, nos explica.
El subsidio habitacional a la clase media se trata de uno de los subsidios habitacionales más desconocidos que entrega el Estado, a través del Ministerio de Vivienda y Urbanismo: el programa DS1, destinado a sectores medios que no son propietarios de un inmueble y que tienen capacidad de ahorro y posibilidad de complementar el valor de una vivienda con recursos propios o un crédito hipotecario.
El valor de la propiedad escogida por el beneficiario debe estar entre 2.000 UF y 2.200 UF, y hasta 2.400UF en el caso de las regiones Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Aysén y Magallanes; asimismo, pueden ser viviendas nuevas o usadas a lo largo de todo el país.
En los últimos años, el boom inmobiliario ha continuado al alza, sobre todo en sectores céntricos de la región Metropolitana y en la grandes capitales regionales, debido principalmente al acceso a servicios o mejores oportunidades laborales. Esto ha hecho más atractivo el acceso a departamentos de tamaño medio y cercanos al trabajo, lo que evita largos desplazamientos cada día.
La pregunta que muchos se hacen es si es más conveniente comprar este tipo de departamentos o casas en zonas más alejadas, de mayor tamaño y, muchas veces, más tranquilidad. Según explicó el Director Ejecutivo de “Usa Tu Subsidio”, Giovanni Prelle, los trabajadores y profesionales más jóvenes consideran en general otro tipo de factores a la hora de elegir una propiedad.
“Una casa a veces es menos coherente con el estilo de vida que muchos llevan, por una parte porque los departamentos tienen precios más accesibles y porque entregan beneficios como mayor seguridad, conserjería las 24 horas del día, áreas comunes, piscinas y quinchos. Además, este grupo prioriza la ubicación más que los metros cuadrados de su vivienda”, aseguró.
Este fenómeno –agrega el experto- se puede observar con claridad en Santiago, donde la construcción de edificios con departamentos de uno y dos dormitorios prolifera de manera exponencial, comparado con la construcción de casas de mayor tamaño y más alejadas, lo que se traduce finalmente en conectividad y menor tiempo en traslados.
A esto se suman las múltiples restricciones crediticias que existen en la actualidad para optar a hipotecarios, que hoy mayoritariamente ofrecen un 80% del financiamiento de la propiedad, en contraposición con lo que pasaba hace una década, donde transversalmente se financiaba el 90%. Esto repercute en que el acceso a propiedades más pequeñas, con valores más accesibles, sean la fórmula para lograr “el sueño de la casa propia”.
En ese contexto, este subsidio da otro importante beneficio para el comprador: sumándolo a un ahorro mínimo se logra cubrir el 20% o más del valor de la vivienda, lo que genera un acceso más fácil al financiamiento bancario al ser una operación de menor riesgo dado el monto del pie.