The Economist llama a rechazar la nueva Constitución: “Es un desastre excesivamente progresista”
Desde el medio inglés afirmaron que “la antigua Constitución chilena no es perfecta (...), pero el antiguo proyecto de Gobierno funciona. Desde que se restauró la democracia, Chile ha sido un éxito latinoamericano, ya que el PIB por persona se ha triplicado desde 1990 y la pobreza ha disminuido".
Este miércoles, la revista inglesa The Economist opinó sobre la propuesta de nueva Constitución y llamó a votar por la opción Rechazo en el plebiscito de salida del próximo domingo 4 de septiembre.
En su artículo titulado Los votantes deberían rechazar el nuevo borrador constitucional de Chile, catalogaron el texto como un “magno error” y un “desastre fiscalmente irresponsable y excesivamente progresista”.
Desde el medio destacaron algunos aspectos, tales como que “omite algunas de las peores ideas ventiladas en la asamblea, dominada por los izquierdistas. Entre ellas, la nacionalización de los recursos y la supresión de la Cámara Alta”.
También afirmaron que “algunas ideas son loables”. “El documento exige la devolución de algunas competencias a las regiones, y daría a los indígenas el derecho a ser enseñados en sus propias lenguas en las escuelas”, escribieron.
Sin embargo, añadieron que, en general, el borrador “es un embrollo confuso, lleno de un lenguaje impreciso que garantiza más o menos décadas de disputas sobre lo que realmente significa”.
“La ‘naturaleza’ tendría derechos. El proyecto menciona el ‘género’ 39 veces. Las sentencias judiciales, la policía y el sistema nacional de salud tendrán que funcionar con una ‘perspectiva de género’, que no define”, agregaron.
Asimismo, advirtieron que “el documento es mucho menos favorable a las empresas o al crecimiento que la Constitución actual. Da a los sindicatos el derecho exclusivo a representar a los trabajadores, les garantiza la participación en la toma de decisiones de las empresas y les permite hacer huelga por cualquier motivo”.
Por otra parte, señalaron que “el proyecto crea un portafolio de derechos socioeconómicos que podría disparar el presupuesto. Exige la creación de varios organismos nuevos, como un Servicio Nacional de Salud y un sistema de atención desde la cuna hasta la tumba, sin pensar demasiado en cómo se financiarían”.
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“La antigua Constitución chilena no era perfecta. De hecho, ha sido modificada casi 60 veces. Pero comparada con la que se propone sustituir, es un modelo de claridad. Y lo que es más importante, el antiguo proyecto de Gobierno funciona. Desde que se restauró la democracia, Chile ha sido un éxito latinoamericano. El PIB por persona se ha triplicado desde 1990 y la pobreza ha disminuido”, añadieron.
Finalmente, la publicación inglesa hace un tajante llamado: “En lugar de desechar la vieja Constitución, los chilenos deberían desechar la nueva. Cuando el proyecto se someta a referéndum en septiembre, deberían rechazarlo. La constitución actual se mantendría, y el Congreso mantendría el poder de revisarla gradualmente, por ejemplo, para facilitar la construcción de un fuerte Estado de bienestar. Este enfoque puede sonar poco inspirador para quienes salieron a las calles en 2019 y 2020. Pero a largo plazo es mucho más probable que haga que Chile sea próspero y gobernable”.