El sociólogo reflexionó sobre la figura del expresidente, destacando su sentido social y cuidado de coaliciones, legado que ha recogido el presiente Boric, sostuvo Además, hizo una dura crítica contra Piñera, Bachelet, Lagos y Frei.
“Si Allende hubiese tenido la flexibilidad que ha tenido Boric, no habría habido golpe de Estado”. Esta es parte de la reflexión del sociólogo y exdirector de Comunicaciones del expresidente Patricio Aylwin, Eugenio Tironi, sobre la figura del fallecido exmandatario.
En el marco de la publicación de su libro Ajuste de cuentas, el consultor de comunicación estratégica fue entrevistado por La Tercera, en donde se refirió a su trayectoria política dentro de la Unidad Popular (UP), la crítica que continúa teniendo sobre Salvador Allende, a quien ha calificado como un dandy burgués reformista, y cómo el presidente Gabriel Boric ha recogido su legado social y político.
Sobre Allende
Tironi tenía 21 años cuando militaba en el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) y asistió a la conmemoración por el tercer aniversario del gobierno del presidente Allende el 4 de septiembre de 1973.
Pese a formar parte del oficialismo, el ahora especialista tenía una crítica visión sobre el mandatario. “Para mí, Allende era un dandy burgués reformista, criado en la lógica parlamentaria, en la democracia burguesa. Además, ostensible y provocativamente infiel. Y como que reemplazaba la falta de solidez teórica por la astucia. Todos esos rasgos no me resultaban cómodos”.
No obstante, también destacó al medio citado lo relevante que era para el expresidente la ayuda social en favor de la ciudadanía.
Ya en la actualidad, Tironi hace una crítica a cómo sectores de izquierda han “santificado” la figura de Salvador Allende, pese a que de igual manera autoridad que cometió errores y, señaló, esta especie de mirada nublada ha generado consecuencias en el progresismo.
“Respecto de Allende ha habido una suerte de mitologización, o sea, prácticamente una santificación de parte de la izquierda, y esa visión se condensa particularmente en su sacrificio y sus consecuencias, pero no se ve a Allende como parte de un proceso histórico mucho más largo de los 30 años previos al 70. Y, por otra parte, siempre hubo una satanización de la izquierda y de Allende como la representación de todos los males. (Daniel) Mansuy rompe con eso (en su libro Salvador Allende. La izquierda chilena y la Unidad Popular) por el lado de la derecha”.
Monumento a Salvador Allende / ARCHIVO / AGENCIA UNO
Allende “era un hombre de continuidad”
Durante la entrevista, además se le comentó a Eugenio Tironi que el expresidente Aylwin publicó en sus memorias que Allende podía evitar el golpe de Estado de 1973. “Y tiene razón”, respondió. “Pero Allende prefirió usar su capital de valentía en su propia muerte antes que en una ruptura con quienes habían sido sus aliados”.
“Algo que reafirma mucho Tomás Moulian: Allende temía una guerra civil interna de la izquierda, temía lo que pasó en el bando republicano en España entre los anarquistas y los comunistas. Temía quedar en la historia como (Gabriel) González Videla, y ante ese temor prefirió su propia muerte”, agregó.
En ese sentido, se le consultó si, para él, Salvador Allende creía en la dictadura del proletariado. “No, Allende definitivamente no. Él nunca se planteó salirse de la Constitución ni nada por el estilo. Nunca persiguió periodistas, no cerró diarios, no cerró el Congreso, no violó los derechos humanos”, respondió.
“Allende no renunciaba al socialismo, pero como un proceso que se remontaba a la historia chilena. Él era un hombre de continuidad, no un rupturista”, continuó.
El legado recogido por Boric
En otro momento de la entrevista, Eugenio Tironi se refirió a la mirada que el presidente Boric ha demostrado tener en manejo de la política de izquierda y cómo ha recogido el legado de Allende para la conducción de su gestión.
“A mí me admira cómo esta nueva izquierda, la que hoy día gobierna, la que encabeza Gabriel Boric, cómo ha sido capaz de recoger las lecciones de Allende”, sostuvo.
“Yo creo que, si Allende hubiese tenido la flexibilidad que ha tenido Boric, no habría habido golpe de Estado. Si Allende hubiese tenido la independencia que ha mostrado Boric respecto de sus partidos, no habría habido Golpe. Si Allende hubiese mostrado la libertad que ha mostrado Boric en la red internacional, se habría llegado a un arreglo con Estados Unidos respecto de la negociación del cobre y se habría contenido el bloqueo, que fue muy importante en el principio en la crisis económica. Y, por lo tanto, en el malestar de la clase media. Yo no veo en esta generación ese espíritu épico, ese sentido de héroe trágico. Son animales mucho más políticos, mucho más realistas, más dispuestos a adaptarse a las correlaciones de fuerza y a plantear objetivos que sean viables”, argumentó.
Al respecto, se le preguntó si Boric ha tenido el espíritu coalicionista que tenía Allende, según describió. “Boric, como Allende y como Aylwin, es de los líderes políticos que cuidan a sus coaliciones y que saben que las necesitan. Como dijo el otro día Carolina Tohá, al presidente le gustaría ampliar sus coaliciones, no reducirlas. Y uno ve a Boric que le destina tiempo y le destina pasión, es algo que le gusta”, comentó.
“A Lagos no le gustaba, a (Michelle) Bachelet y a (Sebastián) Piñera tampoco. (Eduardo) Frei ni siquiera sabía que existía. A Aylwin sí, sabía que era parte de su tarea”, agregó.
Gabriel Boric / ARCHIVO / AGENCIA UNO
Bajo ese punto, el sociólogo afirmó que, a su juicio, el jefe de Estado aprendió que un gobierno no se puede manejar a partir de un comité político, “que además tomaba su decisión por unanimidad y que eso limitaba totalmente la libertad del presidente. Boric cuida su coalición, le hace concesiones, pero él toma las decisiones en forma independiente, y lo de Venezuela es el ejemplo ya más ostensible”.
Finalmente, Eugenio Tironi abordó su comparación de los traspasos de mando de (Eduardo) Frei Montalva a Allende, y Piñera a Boric.
“Ambos son momentos prerrevolucionarios, momentos de altísima turbulencia, donde el orden democrático estaba en serio peligro de colapsar. Piensa que Frei le entrega la piocha a Allende después del asesinato del comandante en jefe (René Schneider) y Sebastián Piñera a Boric en un momento en que él, de facto, no tenía el control del país, como lo han ilustrado los libros de Blumel y Selume. Chile tuvo un dispositivo para combatir la pandemia, pero no tuvo gobierno, no tuvo política económica por los retiros, ni orden público. Lo que Piñera le entregó a Boric fue un cascarón vacío, puro símbolo. Allende y Boric reciben una papa caliente. ¿Y qué hacen? Allende la tira a freír con aceite hirviendo. ¿Qué hace Boric? La enfría. Eso es todo”, sentenció.