Dos mujeres relataron a CNN Chile su experiencia abortando de forma clandestina. Una de forma casera con misotrol, y otra en clínica privada. Revisa sus testimonios en esta nota.
Miles de personas marcharon este miércoles a favor del aborto libre, gratuito y seguro, un derecho que, mientras en Argentina tendrá su votación en el Senado el 8 de agosto, en Chile podría estar cada vez más cerca de comenzar a discutirse.
Dos mujeres que abortaron conversaron en exclusiva con CNN Chile. Una de ellas lo hizo con misotrol y la otra en una clínica. Ambas nos contaron su visión y sus argumentos de por qué debería legalizarse el aborto libre en Chile.
“Jamás me he arrepentido de haber abortado”
Antonia Orellana (28) abortó clandestinamente hace ocho años, cuando tenía 20 y cursaba el segundo año de universidad. Cuenta que quedó embarazada “por un descuido con la anticoncepción”, y tenía 5 semanas de embarazo cuando se dio cuenta.
“No quería tener guagua por ningún motivo en ese momento, consideraba que era muy chica”, dice.
Fue así como comenzó su búsqueda de algún método para abortar: “Me conseguí pastillas de misotrol, las busqué por Internet”. Cuenta, además, que le costaron cerca de 120 mil pesos de la época.
Se realizó el aborto cuando tenía aproximadamente 7 semanas de gestación, con instrucciones que le proporcionó el dealer y que pudo encontrar en Internet.
Su mejor amiga la acompañó durante la experiencia, y en la madrugada sintió fuertes ganas de ir al baño: “Expulsé un saco embrionario”. A la mañana siguiente partió de urgencia a un hospital sin ningún dolor en particular, excepto un sangrado.
“Me di cuenta que estaba en un hospital universitario que tenía muchos internos en el mismo box, entonces le pedí al ginecólogo si ellos, los internos, se podían poner donde yo no los pudiera ver. Muy enojado me dijo que me callara y que aprovechara porque él me podía denunciar y tirar a carabineros“, relata.
Ahora Antonia está embarazada: “Me alegro más que nunca de haber abortado en su momento (…) Jamás me he arrepentido de haber abortado”.
“Esa carga culposa tiene como argumento único la religión”
Yasna Lewin también abortó, pero lo hizo en una clínica en 1999.
“Yo no tuve una causal extrema ni dramática. Sencillamente no era el momento oportuno para tener un segundo hijo. Había algunas complicaciones familiares”, explica.
A través de la amiga de una amiga se consiguió el dato de un médico que la citó para dos días después. El procedimiento le costó cerca de 700 mil pesos de la época.
Su experiencia fue así: “Es incómodo pero por la carga cultural y de clandestinidad que tiene. Es un procedimiento doloroso, es un procedimiento que no tiene anestesia, pero que si está bien hecho es bastante simple”.
A juicio de Yasna “si no es deseado no hacen falta condiciones extremas para evitar una situación de tormento”. Ella, al igual que Antonia, dice que nunca se sintió arrepentida.
“Cuando tuve una hija sí deseada, ella era vida humana desde el momento en que pensé en tenerla”, señala.
Para ella la única responsable de la demonización del aborto es la religión: “Esa carga culposa tiene como argumento único la religión, no hay ningún elemento ni científico ni racional, para sostener que un aborto es un atentado a la vida humana”.