En el segundo episodio de "Constitución 80: Camino al Plebiscito", Macarena Pizarro recorrió los pasos que llevaron a la consulta donde el SÍ ganó por un 67%, en una elección que expertos califican como "fraude", pero que a 40 años sigue teniendo sus defensores.
Mientras la oposición, liderada por el ex presidente Eduardo Frei Montalva, se reunió en un único e icónico hito en el Teatro Caupolicán, los defensores de la dictadura se desplegaron para entregar su apoyo a la Junta Militar. Así era el panorama en la previa del plebiscito de 1980, el que determinó la victoria de la Constitución vigente hasta hoy.
La votación se daba en un Chile en el que los centros comerciales en edificios con forma de caracol eran la nueva apuesta de un comercio pujante y la economía se levantaba y se invertía en infraestructura: en agosto, el general Augusto Pinochet inauguraba un nuevo tramo del tren subterráneo.
Eso, mientras los detractores del régimen organizaban de manera frenética el que será el único acto permitido para expresar su postura de rechazo. “Nos habría gustado haber hecho una marcha, no fue posible, y finalmente logramos que se autorizara un acto en el Teatro Caupolicán“, apuntó Genaro Arriagada, organizador del acto Caupolicán 1980.
La reconstrucción del Palacio de La Moneda estaba por terminar, los créditos de consumo se disparaban y la mirada del futuro era optimista para el comercio y la industria. Así destacaban titulares que apuntaban que “en 10 años más Chile será país desarrollado”.
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“Este gobierno ha demostrado capacidad para dirigir el progreso del país y en especial el desarrollo social en los años que van corriendo desde el año ’73 hasta la fecha”, dijo en agosto del ’80 Eugenio Heiremans, dirigente empresarial que falleció en 2010.
En tanto, el mismo dictador destacó, en la conmemoración del séptimo año como comandante en Jefe, que “estos siete años han sido años de progreso años de incrementación profesional y años donde se ha entregado por entero a labores no solo profesionales, sino también de carácter político“.
Turbulento camino al plebiscito
Es ese mismo rol político al que alude el que se plasmará en una nueva Constitución para Chile. Un rol en el que todo el protagonismo recae en su figura, un protagonismo que tuvo su mayor conflicto en julio del ’78, cuando el comandante en Jefe de la FACH, Gustavo Leigh, fue destituido de la Junta Militar por discrepar con él.
“La FACH estaba por un retorno lo más pronto posible a la democracia esa crisis del año ’78 que resulta en un golpe dentro del golpe lleva un compromiso de tener un cuerpo constitucional que en ese momento no existía”, explicó Germán Correa, militante socialista.
Pero eso no fue lo único que sucedió en 1978. En diciembre de ese año partió la Teletón y Carmen Gloria, una pequeña niña, se transformó en la primera en donar sus ahorros.
Cuatro meses antes, la Comisión Ortúzar entregó su proyecto de Constitución, el que quedó en manos del Consejo de Estado, encabezado por el ex presidente Jorge Alessandri.
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En tanto que Carlos Cáceres, otro miembro de la instancia, recordó que “durante un año y medio, el Consejo del Estado se dedicó a estudiar esta nueva Constitución, hizo los análisis correspondientes, elaboró informes de mayoría y de minoría y ambos fueron enviados posteriormente” a Pinochet.
El proyecto llegó al gobierno en julio de 1980. Mantenía un presidencialismo fuerte, la ilegalidad de los partidos marxistas y un Estado reducido, garantía de un sistema económico libre.
“Esa Constitución del ’80, que parece como una Constitución más de las muchas… no, no, no. Es una ruptura profunda con las constituciones históricas de Chile que establecieron la importancia de lo público”, sostuvo el ex presidente Ricardo Lagos.
“Eso fue de la mano, por supuesto, con toda la privatización de las empresas de agua, de luz, de todos los servicios sociales básicos”, reflexionó Claudia Heiss, cientísta política de la U. de Chile, quien añadió que “ creo que eso se quiso blindar de posibles cambios futuros a través de normas institucionales”.
Por su parte, el ex ministro de la dictadura, Carlos Cáceres, apuntó que “una Constitución no puede señalar un modelo económico, no puede, no puede decir ‘va a imperar una economía de mercado’. Que es lo que hace una Constitución: establece las condiciones para que establezca un sistema social“.
Definiciones constitucionales
La reseña de la constitución de Pinochet en su discurso difiere del texto del Consejo de Estado. La mayor discrepancia de Alessandri era con el control militar sobre el poder civil y el plazo establecido para el retorno a la democracia: “su duración se fija en un periodo presidencial, es decir, 8 años”, sostuvo Pinochet.
Con esto, la nueva Constitución le aseguraba al general el poder hasta 1988, cuando habría un plebiscito. Pero Pinochet, al comienzo, quería algo distinto.
“Al presidente Pinochet, al presidente entre comillas, se le nombraba presidente por 16 años y ahí el ministro de Interior de la época, Fernández, le dijo: ‘mire, presidente, esto va a ser mal visto en el extranjero. ¿Por qué no le ponemos 8 años y que después de los 8 años la Junta Militar propone una persona para que continúe otros 8 años, y lo van a proponer a usted y entonces usted gobierna 16 años, pero con un interregno?’. Ese interregno fue el plebiscito del ’88, que perdió“, recordó Lagos.
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En tanto que Andrés Allamand indicó que “al interior del gobierno militar había dos posiciones: los que querían que no hubiera nada, que no se estableciera ninguna Constitución, y aquellos que consideraban importante que existiera una Constitución, entre otras cosas para que el gobierno militar tuviera un plazo de término”.
La versión final de la Constitución plebiscitada en el 1980 emanó de un grupo de trabajo privado que elaboró el texto definitivo. Lo hicieron en base a lo propuesto por la Comisión Ortúzar y el Consejo de Estado. No hay actas conocidas de sus sesiones.
Al respecto, Juan Luís Ossa, doctor en Historia Contemporánea, sostuvo que “no sabemos muy bien quién participó en ese grupo. Sí sabemos que asistía Mónica Madariaga, Sergio Fernández también, pero no sabemos mucho más de quiénes fueron los que finalmente redactaron la última versión”.
El acto en el Caupolicán
“Yo creo sinceramente que la gente de Pinochet creyó que si abrían el Caupolicán esto iba a ser una pelea horrorosa, iba a ser la demostración de que la oposición era una bolsa de gatos”, sinceró Arriagada. Sin embargo, “lo que pasó fue una cosa maravillosa porque este teatro como lo vemos estaba lleno”, rememoró el mismo organizador del evento.
En la misma línea manifestó que “no planteaba una negociación con el régimen militar, sino de frentón el término del régimen militar para dar paso a un gobierno de transición”. Además, recordó que “Pinochet había tenido la osadía, no sólo de ofrecer una Constitución, sino que además definió que pasaba si no se aprobaba la Constitución: si no se aprobaba, el país volvía al 10 de septiembre del año 1973″.
“¡Qué ficción tan absurda! ¡Que país del mundo puede ser retrotraído años atrás! Van a resucitar los muertos y los desaparecidos”, dijo Frei en el Caupolicanazo del ’80.
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El 5 de septiembre, Jaime Guzmán comentaría: “don Eduardo Frei ha dicho que a él no le preocupa ni siente miedo porque se hayan levantado puños en alto y se hayan lanzado consignas comunistas en el Teatro Caupolicán. Le aconsejaría que no entrara en el terreno del coraje, porque estaría pisando terreno pantanoso y se lo demuestro con una pregunta: ¿por qué no tuvo el coraje suficiente en ese teatro si no le causaba miedo de desautorizar con ellos presente las consignas marxistas y esos puños en alto?”.
Un año y cinco meses más tarde, el ex presidente Frei sería encontrado muerto.
11/09/80
En medio de este clima de confrontación y amenazas, el 11 de septiembre de 1980 se resolvió el destino de las siguientes cuatro décadas de la historia del país. El general Pinochet abandonó el edificio Diego Portales muy temprano e incluso se dio el tiempo de bromear antes de abordar su vehículo para ir a votar en el plebiscito
Un periodista le consultó si podía aventurar en qué porcentaje puede ganar el gobierno el plebiscito, a lo que Pinochet contestó que “hay mucha conjetura, no soy Casandra”. La ironía de aludir a Casandra, sacerdotisa del dios griego Apolo con el don de predecir el futuro, no fue casual. Pinochet sabía que el plebiscito lo tenía ganado.
Claudio Fuentes, cientista político UDP, apuntó que “el miedo de la sociedad en general estaba muy presente, y yo creo que mucha gente fue a votar por el miedo al control social“.
“Lo que inventaron para el plebiscito del ’80 fue que a usted le iban a entintar el dedo y esa tinta indeleble duraba 24 horas”, recordó Lagos. “Bueno, mi señora fue a votar, Luisa, tan pronto votó, sacó un pañuelito (hace como que se limpia el dedo) y quedó el dedo limpio“, recordó.
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“Es el fraude electoral más grande de la historia, con estado de excepción, sin partidos políticos, sin franja electoral, los vocales de mesa fueron designados por los alcaldes que eran designados por Pinochet, no había control de quién estaba contabilizando los votos, es un fraude hecho y derecho”, concluyó Fuentes.
Por su parte, el ex ministro Cáceres sostuvo que “yo no hablaría de fraude, pero si estoy muy consciente de que no había registros electorales, y eso sin lugar a duda daba la posibilidad de que gente votara una, dos o tres veces, porque no había que firmar, en el momento que uno depositaba el voto podía darse la posibilidad que ese voto fuese emitido en varias oportunidades”.
La opción SÍ ganó con un 67% de los votos. “Por segunda vez, hemos repudiado a los marxistas totalitarios”, celebró Pinochet el 11 de septiembre.
Pero el plebiscito de 1980 no es el único pecado de la constitución de Pinochet que le resta legitimidad. “Esta Constitución, cómo se dio, bueno, se dio por imposición unilateral de quienes fueron vencedores militares el 11 de septiembre”, reflexionó el abogado Fernando Atria, quien añadió que “entonces es una Constitución que los beneficia a ellos, que protege lo que a ellos les interesa proteger“.
Para otros en cambio, ésta se fue legitimando en las sucesivas reformas. Arturo Fermandois valoró positivamente que “al menos desde el año 2005 en adelante, está plenamente legitimada desde el punto de vista democrático“.