Braulio Jatar recuerda sus complejos años preso en Venezuela: “Perdí 25 kilos (…) No sabía si había dormitado 5 minutos o 6 horas”

Por CNN Chile

01.08.2024 / 22:23

En entrevista con CNN Chile, el abogado y comunicador chileno-venezolano conversó sobre su conexión con Chile, sus años detenido en Venezuela y la situación actual en el país bajo el régimen de Nicolás Maduro.


Braulio Jatar Alonso nació un 19 de febrero de 1958 en la Clínica Santa María de la ciudad de Santiago. Sin embargo, además de Chile, su historia de vida también cruza por Estados Unidos, Venezuela y Cuba.

La trayectoria de este abogado chileno-venezolano, además de estar marcada por su firme compromiso con la libertad de prensa y los derechos humanos, ha estado profundamente influenciada por su experiencia en prisión en Venezuela.

Jatar, crítico abierto del régimen de Nicolás Maduro, pasó casi tres años encarcelado (desde 2015 hasta 2018), más otros dos años con arresto domiciliario, bajo acusaciones que muchos consideraron como una represalia por su trabajo periodístico.

Perdí 25 kilos, estaba en una celda en aislamiento severo, con una luz que estaba las 24 horas prendida y nadie se podía comunicar conmigo”, relata sobre esta dura experiencia a Matilde Burgos en un nuevo capítulo de CNN Íntimo.

La conexión con Chile

Jatar cuenta que su padre, tras ser exiliado desde Venezuela en los años 50 durante la dictadura de Marcis Pérez Jiménez, fue a Cuba a buscar refugio y ahí conoció a su madre. “En un momento dado la situación en Cuba también se les puso difícil y decidieron venir a Chile”.

“Yo nací en el año 1958 en la Clínica Santa María. Apenas se restableció la democracia en Venezuela, que fue en ese mismo año que nací, mis padres se devolvieron y mi vida se desarrolló fundamentalmente ahí y luego en Estados Unidos”, complementa.

Respecto a cómo fue la migración de sus padres a Chile, afirma que ambos “tenían recuerdos extraordinarios y un inmenso agradecimiento al cobijo que tuvo Chile con ellos. Fueron recuerdos maravillosos y no solo para ellos, ya que había un grupo de venezolanos que estaban con ellos y cuando se reunían siempre hablaban maravillas de este país”.

A temprana edad, comenzó a interesarse en la política, especialmente dado que su padre fue senador dos veces en Venezuela. “En la ducha, en vez de cantar, daba discursos (…), ya que yo (siempre) estaba con mi padre y él los daba (…). Una vez salí de ducharme muy pequeño y afuera estaban mis padres impactados de que un niño de esa edad diera discursos”.

Pese a ello, aclara que “mi principal desarrollo profesional no fue la política, ya que a mí me atrajo otro aspecto muy importante. Mi padre era abogado y economista y yo siempre sentí una fascinación por el valor de la justicia, por lo que me dediqué fundamentalmente al desarrollo de la carrera profesional de abogado y después de comunicador”.

Jatar se encontraba desarrollando este tipo de funciones cuando el chavismo llegó al poder en Venezuela. Al respecto, afirma que “una de las cosas que a la gente le cuesta entender es que (Hugo) Chávez surge por las deficiencias de la democracia de entonces”.

“Nosotros tratamos de evitar el fracaso de esa democracia y sabíamos que pasaba exactamente porque se habían hecho de una liviandad los valores morales, éticos y el apego a las normas, que se terminaron abriendo espacios para que se llenaran con un fenómeno que terminó siendo Chávez”, agrega sobre esa época previa al chavismo.

—Pero Chávez en un principio a ti no te parecía una mala idea.
—No, pero fundamentalmente porque en este actuar en contra de la Cuarta República, como se llamó al periodo democrático (postdictadura), era algo distinto a lo que yo ya sabía que estaba muy mal, por lo que se le quiso dar una oportunidad, pero ciertamente Chávez no solo copió lo peor de sus antecesores, sino que además convirtió lo peor en lo pésimo.

Tiempos oscuros

En septiembre del 2016, Jatar fue detenido por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) un día después de que publicara en su sitio web Reporte Confidencial y en redes sociales reportajes y material audiovisual sobre un grupo de manifestantes que recibieron a Nicolás Maduro con abucheos y cacerolazos.

Una de las cosas que publicó fue un video: “la imagen era oscura y a mí (…) no me gusta publicar algo que no tengo certeza, por lo que me empeñé en hacer contactos con personas que estaban allí y ellos empezaron a reportar una situación que iba más allá de la persecución de Maduro con un cacerolazo, sino que había habido una especie de refriega física ahí”.

—Ahí se ve un vehículo policial grande que está arrasando con una manifestación.
—Lo que pasó fue que Maduro cuando llega a este acto de inauguración de un edificio empieza la gente a cacerolear afuera y él cree que son los que trajeron previo a su llegada, que son militantes de su partido, pero esa gente se cansó, se fue y ocuparon los espacios quienes estaban reclamándole.

“Cuando Nicolás Maduro sale, cree que estas personas eran sus partidarios, por lo que rompe su anillo de seguridad para saludar a sus partidarios, pero se encuentra con que son adversarios. Sus anillos de seguridad se descomponen y él está expuesto. Lo empiezan a perseguir y empieza una refriega física que pedí validar”, detalla.

—¿Pensaste que podría pasar lo que pasó, la detención?
—Al día siguiente, cuando yo me estaba trasladando a una estación de radio, llegó el Sebin (…). Les dije que si me iban a detener me dejaran avisar porque mi esposa se iba a preocupar, pero ellos me dijeron que serían cinco minutos que la jefa me quería hablar, sin embargo, esos cinco minutos se convirtieron en cinco largos años.

“Me ubicaron en un cuarto aislado donde yo perdí la noción del tiempo; no sabía que hora era, no había almorzado ni desayunado. Después fue una constante porque yo siempre estuve en lo que se llama arresto con aislamiento severo”, señala sobre su tiempo en prisión.

—¿Cómo son las prisiones, los lugares del Sebin?
—De las cuatro cárceles en que estuve la mejor fue el Sebin porque ahí había una especie de casona que era como un cuarto muy grande con una ventana y esa fue la última vez que yo estuve en esas condiciones, ahí dure tres o cuatro días. Luego noté un aleteo de helicóptero, me llevaron a Caracas y ahí empezaron las prisiones duras.

Cuando lo llevaron a la primera de estas cárceles “duras” fue trasladado de noche, lo que lo llevó a vivir un complejo momento. “Era una carretera tan oscura que en un momento dado se detienen y yo dije ‘me van a matar’ porque era una oscuridad absoluta (…). Son momentos en los que tú crees que se te va la vida”, relata.

—¿Sufriste apremios físicos?
—No, y no acepto a los que se hacen cargo de torturas que no sufrieron, porque me parece una falta de respeto a quienes realmente lo sufrieron. Lo que te puedo decir es que perdí 25 kilos, estaba en una celda en aislamiento severo con una luz 24 horas prendida y nadie se podía comunicar conmigo.

Jatar recuerda los días especialmente difíciles que llegó a vivir en una de estas cárceles: “Era un espacio pequeño, con 40 °C, ahí me deshidrataba con el calor y yo creo que eso me dejó efectos y traumas. No sabía si era el día siguiente, si era tarde, si había dormitado cinco minutos o seis horas y eso era una desorientación que te va trastornando mentalmente”.

—Logras salir. Primero estás con arresto domiciliario dos años hasta que el 2021 los cargos se te levantan y resultas absuelto.
—La fiscalía no apeló, pero se demoraron ocho meses en darme el pasaporte (…). Estuve luchando porque me dieran ese pasaporte, ya que mi hermana menor, mi compañera de colegio y la risa de mi vida, estaba muriendo de cáncer y yo suplicaba que me dieran el pasaporte. Me dieron el pasaporte el día que enterraron a mi hermana allá en Miami.