En entrevista con CNN Íntimo, la gestora cultural conversó, entre otras cosas, sobre sus años al mando del Festival Teatro a Mil y su historia de amor con el actor Francisco Reyes: "Estoy muy agradecida de la vida por haberlo encontrado".
Carmen Romero nació y creció en La Calera, lejos de cualquier escenario. Su padre era ferroviario, su mamá cosía y su única cercanía con el arte eran las poesías que recitaba en el liceo, donde tenía fama de alegadora y donde la directora la llamaba abogado del diablo por salir en defensa de sus compañeros.
Actualmente, es la directora del Festival de Artes Escénicas Santiago a Mil, que este 2023 celebra sus 30 años de historia con más de 130 obras de 19 países que se presentarán en distintas ciudades de Chile y que partió con este dinosaurio gigante tocando la puerta de La Moneda para dar inicio a esta fiesta del teatro mundial.
En entrevista con CNN Íntimo, Carmen Romero Quero conversó sobre sus años al mando del festival más importante del continente y uno de los más grandes del mundo. Además, entre otras cosas, habló sobre su historia de amor con el actor Francisco Reyes: “Soy muy agradecida de la vida de haberlo encontrado“, confiesa.
—En estos 30 años, pese a todo lo que nos cuesta hacer cultura y teatro en chile, ¿tú has visto que se ha podido ir creando una necesidad de teatro?
—Enero ya está. Enero es el mes del teatro y eso está marcado, pero nos queda muchísimo camino para decir, por ejemplo, que somos una capital cultural, que es lo que nos gustaría (…), pensando más allá de las artes escénicas.
La gestora afirma que “todavía nos falta mucho (…). Nos ha costado este año volver a las salas, recuperar el público después de la pandemia. Sí han vuelto las ganas de vivir la calle, de estar juntos de nuevo y de salir después de la tragedia que hemos vivido, pero en las salas ha sido más difícil el retorno.
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—En el marco de este año del festival, Mono González y Mon Laferte pintaron un mural en el Estadio Nacional en conmemoración de los 50 años del golpe de Estado.
—El teatro que vive y que cuenta todos los procesos sociales desde toda la historia de Chile naturalmente está (…). Existe el teatro que sigue hablando de los horrores para ese ‘nunca más’ y lo hace porque queremos que ese ‘nunca más’ sea de verdad.
—El teatro cuenta sobre los momentos históricos y sociales, ¿qué está diciendo del mundo y Chile sobre esta época tan compleja y rara?
—Yo siempre digo que hay que mirar las obras de teatro, además de escuchar lo que se está diciendo, para entender lo que viene y completar las historias que no entendemos. El estallido social en el teatro chileno estaba puesto hace muchos años, o sea que el teatro lo vio venir, siempre lo vio venir.
Los caminos de la vida
Cuando salió de cuarto medio el arte no estaba en su horizonte. Lejos de eso, partió a estudiar matemáticas a Valparaíso y luego turismo a Valdivia. A mediados de los ’80 llegó a trabajar a una agencia de viajes a Santiago, se ganó una beca en Roma para seguir estudiando turismo y luego decidió irse a Francia.
“Nada de lo que he construido lo he hecho sola. Primero estaba con mi amiga, con Evelyn, (…) y luego fuimos construyendo historias, sobre todo con mujeres, porque este trabajo es muy complejo y son muchas conversaciones para lograr que se entienda por qué hacer este festival y apoyar a las artes”, cuenta.
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De vuelta en Chile, se matriculó en periodismo y en paralelo empezó a trabajar en el segmento de cultura del Fortín Mapocho. Era la época en la que Andrés Pérez deslumbraba con talento y transgresión la escena local y fue él quien le ofreció que fuera la productora del proyecto que tenía en mente, La Negra Ester, la obra chilena más vista de historia.
Romero afirma que Pérez “era un mago, un tremendo líder que hacía magia en la calle, porque aun en dictadura transformaba todo igual (…). Hacía magia porque transformaba los espacios públicos y yo aprendí con él el trabajo comunitario, que es lo que me gustó del teatro. Él tenía esta vocación de unir muchos mundos“.
Cuatro décadas de amor
En la década de los ’80, la gestora conoció a quien es hasta hoy su marido, el reconocido actor Francisco Reyes. En ese entonces eran vecinos en el barrio Bellavista y las protestas contra la dictadura fueron el factor de unión.
Al poco tiempo de conocidos, ella se fue a Italia, pero se reencontró con Reyes durante su estadía en París. Hoy, luego de cuatro décadas junto, afirma que él “es un tremendo compañero, un papá gigante de los tres hijos“.
“Es clave para nuestra vida tener una familia y esta se constituyó a la forma nuestra. Nosotros nunca nos propusimos estar juntos, de hecho nunca nos casamos, y estoy muy agradecida de la vida por haberlo encontrado, ya que me ha permitido una libertad y aprender mucho de su arte también. Él es un tremendo artista, muy sensible, y hemos sido compañeros y pareja”, cierra.
Carmen Romero y Francisco Reyes