En conversación con CNN Íntimo, la ex subsecretaria de Salud Pública aborda, entre otros puntos, su decisión de apoyar a José Antonio Kast en su candidatura presidencial y los planes que tiene para el futuro. "José Antonio es una tremenda persona y creo que va a tener un rol político importante los próximos años en nuestro país", sostiene.
Cuando en 2018 asumió como subsecretaria de Salud Pública con el Dr. Emilio Santelices como ministro, la pediatra de la Universidad de Chile (UCh) Paula Daza no era una persona conocida y así esperaba seguir.
Sin embargo, todo cambió cuando en marzo de 2020 se detectó el primer caso en Chile de una persona contagiada con el virus SARS-CoV-2, dando inicio a una crisis sanitaria que hasta hoy continúa.
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Daza se volvió la cara más visible y mejor evaluada del Gobierno, tanto que José Antonio Kast le pidió que se sumara a su campaña de segunda vuelta para las elecciones presidenciales, donde asumió un rol protagónico.
Para acompañar a Kast -quien finalmente perdió en el balotaje-, renunció a su cargo en la subsecretaría. Sin embargo, hoy está de vuelta en los últimos días del Gobierno como parte del grupo de asesores del presidente Sebastián Piñera.
En conversación con CNN Íntimo, Paula Daza Narbona se refirió a los desafíos que debió enfrentar durante la pandemia. Además, entregó detalles sobre su decisión de apoyar a Kast y los planes que tiene para el futuro una vez que asuma el nuevo Gobierno.
Un camino pedregoso
La doctora fue la encargada de monitorear la evolución del COVID-19 desde que este era un virus incipiente detectado en Wuhan, China. Por casi dos años, su foco estuvo puesto exclusivamente en el manejo de la pandemia, desde donde logró una gran conexión con la población.
Daza reconoce que los últimos cuatro años desde que asumió la subsecretaría “fueron muy intensos. Cuando me invitó el Dr. Santelices a ir a la subsecretaría, una de las cosas que me dijo fue que era una secretaría tranquila, donde podría hacer los programas que siempre me han gustado”.
“Le pregunté si tenía visibilidad (el cargo) y me dijo que no, que generalmente la Subsecretaría de Salud Pública es la que tenía poca visibilidad, que era lo que a mí me interesaba (…), pero la pandemia dijo otra cosa y nos ha tocado vivir esto que hemos experimentado durante los últimos dos años”, añade.
La pediatra reconoce que, debido a la pandemia, ella y su marido, quien también es médico, debieron modificar muchas de sus dinámicas. “Los dos éramos los que estaban más expuestos en la calle y que podíamos traer el virus, el cual, al principio, pensábamos que se podía contagiar por las manos”.
“Empezamos a tener cuidado, por ejemplo, en ventilar siempre la casa, y lo otro que hicimos es que dejamos de ver a toda la familia. Durante los primeros seis meses nunca vi a mi mamá y eso fue fuerte, y también para mi hija, ya que tuvo que adaptarse a no poder ver a sus compañeros de curso”, agrega.
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Daza recalca que toda su familia debió ser muy rigurosa a causa de la crisis sanitaria, especialmente sus hijos. “Mis sobrinos también me decían ‘no vayan a saber que soy familiar tuyo’, ya que ellos sentían que tenían que ser muy muy rigurosos con todas las medidas que nosotros mismos implementamos”.
—Su mamá va a cumplir 93 años. Los adultos mayores fueron los primeros que tuvieron que encerrarse en una época en que, además, veíamos que la muerte era una posibilidad real. ¿Cómo fue para usted eso?
—Teníamos incertidumbres, pero también ciertas certezas y eso fue lo que más tratamos de comunicar y que yo traté de implementar en mi casa. Sabíamos que teníamos que usar la mascarilla, estar ventilados, que si nos veíamos poco, nos contagiábamos menos. Esas medidas de restricción que, desde el punto de vista humano, personal y social son tan duras, obviamente tienen un impacto.
La doctora afirma que la medida más dura “fue cuando tuvimos que decidir poner a las personas mayores en cuarentena, decirles a ellos que no podían ver a sus hijos, nietos o ir a comprar. Son personas que están en una etapa muy vulnerable donde la sociabilización es muy relevante y estar seis meses sin ver a su familia obviamente producía un impacto”.
—¿Cómo vivió la cercanía de la muerte, no solo pensando en su familia, sino que pensando en la muerte en general, ya que fue bien cotidiana, especialmente al comienzo?
—Me tocó estar con muchas personas que han perdido a sus familiares y, cuando uno conversa con ellos, lo más difícil fue no haberse podido despedir de sus seres queridos producto del COVID-19. Hemos tenido mucho dolor y sufrimiento, pero también a lo largo de estos dos años me ha tocado recorrer Chile y he conocido experiencias maravillosas, o sea, gente de verdad que ha entregado todo.
Habitante del mundo
Daza nació en Santiago en 1960, pero solo porque su familia se encontraba de vacaciones en el país. Su padre, el diplomático Pedro Daza Valenzuela, era embajador, por lo que ella vivió gran parte de su niñez y adolescencia en diferentes países, incluidos Argentina, Venezuela, Uruguay y Estados Unidos.
“Por una cosa profesional y personal nos fuimos con mi marido a Inglaterra después (…), pero donde estuve más tiempo y donde yo viví mi infancia fue en Uruguay. Entonces, siempre me sentí un poquito uruguaya porque es donde dejé a mis grandes amigos”, reconoce.
—Usted llegó a los 18 años a Chile directamente a la universidad. ¿Qué dejó de experiencia vivir en todos esos países? ¿Qué es lo que se aprende?
—Tiene cosas muy lindas y otras difíciles. De alguna manera, nosotros siempre fuimos mirados como extranjeros en los países en los que vivíamos. Siempre tuvimos que estar en un proceso de adaptación a un país nuevo, una cultura nueva, una manera de pensar nuevas y eso creo que da mayor apertura de mente para lidiar y entender las culturas distintas y también da más resiliencia para adaptarse a situaciones distintas.
“Si yo tuviera que decir algo que me permitió adaptarme a esta nueva etapa, fue la experiencia que tuve como hija viviendo afuera, porque el tener que estar adaptándose y acostumbrándose a cosas distintas me permitió una resiliencia que obviamente pude implementar durante estos dos años de pandemia”, agrega la doctora.
—¿Cómo diría que la ha cambiado estos cuatro años?
—Es difícil decir cómo me ha cambiado. Con el tiempo voy a poder reflexionar con más distancia cómo me ha impactado la pandemia. A mí, al igual que a todos los chilenos, me ha impactado esto de tener que aprender a vivir hoy día con la incertidumbre que nos da una pandemia u otra situación.
La subsecretaria afirma que una de las cosas que la pandemia ha enseñado es que “tenemos que aprender a tomar las decisiones en comunidad (…) Tenemos que esforzarnos para que todas las decisiones que tomemos no sean solamente un beneficio personal, sino que tenga un beneficio para la comunidad”.
—¿Qué reveló de Chile esta pandemia?
—Vivimos en un país donde hoy se ve la cosa encrispada, con gente que está con rabia, quizás un poco más violenta, pero yo conocí lo mejor de ese Chile. Me ha tocado recorrer de Arica a Magallanes y la riqueza cultural, la riqueza humana que tiene este país es gigantesca, al igual que la cantidad de personas que silenciosamente han entregado lo mejor de ellos para ayudar a otros.
—Usted pasó de ser una persona anónima a la que le habían prometido que no iba a tener una exposición mayor a ser uno de los rostros más conocidos y mejor evaluados. ¿Cómo ha vivido eso?
—Cuando me dicen que yo soy bien evaluada lo tomo positivamente, en el sentido de que las personas creen en nosotros, o creen en mí, de alguna manera y eso es bueno (…) Y, por otro lado, cuando de repente vamos a regiones y la gente quiere sacarse una foto, eso me llama la atención, pero esa es la parte bonita que me ha tocado vivir.
—¿Cree que eso contribuyó a humanizar un poco el rol?
—Puede haber contribuido un poco. Considero que todas las cosas que contribuyan un poco a humanizar las relaciones y la pandemia es muy bueno. Necesitamos humanizarnos en las relaciones humanas, en la política también, porque considero que finalmente eso es lo que somos como personas.
Trabajo en equipo
En diferentes encuestas, Daza se posicionó como la figura política mejor evaluada del Gobierno. Sin embargo, no todo fue fácil para ella y su equipo, ya que, a poco meses de iniciada la pandemia, debieron sobrellevar la renuncia del entonces ministro de Salud, Jaime Mañalich, entre otras cosas.
Para la doctora, el comienzo fue un periodo difícil en el que “existía mucha desconfianza en nosotros”.
“Las preguntas (durante los balances diarios) muchas veces iban en el tono de credibilidad y fue difícil el tema de que las personas confiaran en lo que estábamos diciendo respecto a lo que sabíamos”.
—¿Cómo fue la relación con el Dr. Mañalich cuando fue ministro?
—A él le tocó el periodo más duro, que fue al comienzo, donde se tuvieron que implementar todas las medidas. Obviamente, él tiene una personalidad especial que a veces posee un tono más fuerte (…), pero para ese momento ello era importante, una persona que se hiciera cargo fuertemente de toda esta pandemia.
—¿Con el ministro Mañalich hubo roces? ¿Qué aporte le reconoce a él?
—No hubo roces. No éramos amigos, había una relación profesional de ministro y subsecretaria, pero trabajamos muy bien durante ese periodo y yo creo que el gran aporte que tuvo fue hacerse cargo en un principio de poder tomar la decisión de la cooperación público-privada que ha sido esencial para la contención de la pandemia.
—¿Cree que esa colaboración público-privada debiera mantenerse?
—Esta cooperación, integración y colaboración entre los diferentes actores es fundamental, no solamente para la pandemia. (…) Llevar esta colaboración público-privada es fundamental porque aquí lo más relevante es poner en el centro a las personas, da lo mismo desde donde se resuelva, ojalá en el sector público, pero lo más importante es que se le resuelva el problema a una persona.
—Casi 4 mil niños y adolescentes han perdido uno de sus padres por la pandemia ¿Hay una responsabilidad del Estado con esos menores?
—Tenemos que responder frente a esos niños que han perdido a sus padres en una situación tan dramática (…) Poseemos una tremenda responsabilidad como país frente a todas aquellas personas que quedaron vulnerables y aisladas producto de la pandemia. La crisis produjo un impacto, no solo en salud, sino que también en lo social y cultural y tenemos que hacernos cargo porque los desafíos que tenemos por delante son muy importantes.
—La variante Ómicron no va a ser la última. ¿Tenemos que esperar otras que sean igual o más contagiosas, pero también menos severas?
—Ya tenemos una gran cantidad de la población del mundo vacunada, pero todavía hay continentes que tienen una población muy baja vacunada (…) y, en la medida en que tengamos población que no está vacunada, van a aparecer nuevas variantes. Por lo tanto, se espera que aparezcan nuevas cepas probablemente en mayo en el mundo y eso va a llegar a Chile de todas maneras.
Nuevos rumbos
La ex subsecretaria de Salud Pública renunció a su cargo el 28 de noviembre de 2021 para sumarse a la campaña del candidato presidencial del Partido Republicano, José Antonio Kast, de cara a la segunda vuelta de las elecciones donde finalmente triunfó el diputado frenteamplista Gabriel Boric.
—¿Le dolió tener que salir de la subsecretaría?
—Fue difícil tener que salir, principalmente por la relación humana que se había creado (…) Pero, por otro lado, mi filosofía siempre ha sido estar donde más puedo aportar y por eso me quedé siempre en el ministerio, pero cuando José Antonio me pidió que fuera a su campaña, yo pensaba que de verdad era la mejor alternativa.
La especialista sostiene que, en ese momento, pensó que “el lugar donde podía aportar era estando en ese lado de la vereda (…) porque yo tengo una mirada más liberal, más moderada, más de centro y quería abrir puertas hacia el centro precisamente para permitir que él pudiera ser el próximo presidente de Chile, cosa que no sucedió”.
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— Él tenía claro que usted era la figura mejor posicionada del gabinete, con el mayor conocimiento y que esos eran los activos que él no podía perder.
—No sé si lo vio así, pero sí yo consideré cuando él me llamó que yo tenía que aportar porque de verdad creía que él era la mejor opción para poder dirigir a Chile en los próximos cuatro años. Al próximo Gobierno de verdad le deseo que le vaya muy bien. Va a ser una situación difícil desde punto de vista sanitario y tenemos tremendos desafíos con la gente.
—¿Le preocupa la llegada de este nuevo Gobierno?
—Todavía no conozco bien cuáles son las medidas que van a implementar desde el punto de vista de salud pública, aunque sería bueno conocerlas prontamente. Conozco la trayectoria de la ministra que fue elegida, ella tiene una gran experiencia en gestión y hay tremendos desafíos por delante, no solamente la pandemia, también está la lista de espera, entre otros.
—La doctora Siches, que estará en el Ministerio del Interior, siempre ha hablado muy bien de usted. ¿Qué opinión le merece ella?
— Ella va a estar en un rol muy difícil, es médica y ha dirigido el Colegio Médico. Le toca una situación más difícil debido a los temas de seguridad que estamos viviendo hoy día y espero de verdad, por la paz de todos los chilenos, que le vaya muy bien. Le deseo lo mejor posible a todos los nuevos ministros y subsecretarios y, por supuesto, al presidente de la República.
—¿Cómo ve el futuro de José Antonio Kast?
—Él es una tremenda persona y creo que va a tener un rol político importante los próximos años en nuestro país. El gran desafío que tenemos por delante es que abramos la posibilidad de tolerancia a las personas que piensan distinto, debemos acercar y tolerar a las personas que son más conservadoras o liberales.
—¿Le hubiera gustado llegar al 11 de marzo como subsecretaria de Salud Pública
—Por supuesto que me hubiera gustado llegar al 11 de marzo como subsecretaria, pero, más allá de eso, me gusta estar donde puedo aportar mejor (…) y por eso he estado en la subsecretaría y ahora estoy acá (asesorando al presidente Piñera) y el día de mañana estaré en otro lugar y seguiré aportando porque de verdad para mí lo más importante es aportar a las personas, ya que son en ellas donde esto ha afectado más fuertemente, sobre todo las personas más vulnerables.
—¿Qué va a hacer el 12 de marzo?
—Voy a descansar, el 12 de marzo, voy a descansar. Han sido años muy intensos no solamente para mí, sino que para todo mi equipo y tengo que mirar con distancia un poco más lo que ha sido todo esto y sobre todo estar con mi familia, se los debo, yo les dije que el 12 de marzo voy a estar con ellos.
—¿Tiene alguna tarea que le hayan ofrecido ya para después?
—Tengo algunas conversaciones. Me gustaría aportar en un rol más técnico, desde el punto de vista de salud pública, más académico. Creo que por ahí yo voy a ir el próximo tiempo, pero en este minuto la verdad es que estoy mirando mucho más dirigido a acercarme a mi familia, a mis hijos y a mi marido, que los he tenido bastante botados estos últimos cuatro años.