En entrevista con Matilde Burgos, en CNN Íntimo, recordó cómo decidió entrar a la Compañía de Jesús cuando estudiaba ingeniera. Además, habló de la relación con su padre, la pobreza, abusos sexuales en la Iglesia, entre otros temas contingentes.
Con 41 años su vida podría ser muy distinta. Como ingeniero civil de la Universidad Católica podría ser empresario como su padre, vivir cerca de su familia en San Damián o tener hijos propios.
Su vida actual es la que eligió. Salió del Verbo Divino y cuando todavía estudiaba ingeniería decidió entrar a la Compañía de Jesús.
12 años después se ordenó como sacerdote y desde el 29 de mayo es el capellán general del Hogar de Cristo.
En entrevista con Matilde Burgos, en CNN Íntimo, José Francisco Yuraszeck SJ habló de la relación con su padre – José Yuraszeck-, de las políticas públicas, la pobreza, la inmigración, los casos de abusos sexuales en la Iglesia, sus primeros meses en el Hogar de Cristo, entre otros temas.
— No habla de lo que no es, pero en tu caso lo que no es te define. ¿Qué te conquistó de la Compañía de Jesús? Para que hoy en día estemos acá tomando desayuno en una población que está cerca del Hogar de Cristo y que está muy lejos, a lo mejor, de la vida que podrías haber tenido.
— Me conquistó un estilo de vida, una misión, y digo un estilo de vida en relación con vivir con una comunidad (…) en el sentido más amplio la misión preciosa de la Compañía de Jesús, que el servicio de la fe y la promoción de la justicia.
— En esa época tu tenías polola (cuando era universitario) y ¿cómo se lo tomaron en tu casa? Porque eres el mayor de 7 hermanos, que el hijo mayor no siga la senda que claramente era la que había tenido tu padre. Debe ser fuerte ¿cómo fue recibido en tu familia?
— Recibí una formación cristiana en el colegio y cuando entré a la universidad se me abrió un mundo y empecé a conocer mi país. Estaba muy conectada con mis estudios de ingeniería (…) y me atrevería a decir que cómo lo formulé en ese tiempo: ‘está muy bien que vayamos construyendo las ciudades, pero hay algo que falta, que es construir comunidad’ (…) se me fueron abriendo horizontes nuevos de sentido y significado, de lo que estaba buscando en conexión con búsquedas más personales, más profundas.
¿Juicio del hijo al padre?
— Con tu padre tienen el mismo nombre, José Francisco Yuraszeck, empresario, para él ¿no fue un golpe que su hijo no fuera a ser lo que iba destino a cumplir lo que él había hecho?
— Bueno yo te puedo contar lo que me dijo él. Cuando yo le conté a mi papá y a mi mamá que iba a postular a los Jesuitas, mi papá de emoción lloraba, de gratitud también por la alegría de tener un hijo sacerdote, y mi mama también.
Yo he sentido siempre un respeto profundo a las decisiones vocacionales.
— Para toda una generación José Yuraszeck papá es sinónimo de la U y del caso chispas, en el que él mientras dirigía Enersis se produce esta venta a Endesa España en condiciones que fueron muy ventajosas para él y algunos de sus socios y no para los accionistas de la compañía. Hubo un juicio, fue condenado, recibió una multa… ¿recibió un juicio por parte tuya también?
— No recuerdo especialmente porque se me juntan los momentos, pero seguramente sí lo debemos haber conversado. Nosotros conversamos harto en mi familia. Nos acompañamos. Hubo mucho impacto público, y eso efectivamente afecta (…) Conozco a mi papá y tengo una profunda gratitud. Así como mi papá en algún momento ha acertado, en otros se ha equivocado, pero el cariño y el amor de hijo eso es algo que permanece
— ¿No hay un juicio por parte del hijo al padre?
— En algunas cosas sí…
— ¿Pero en este caso?
— Sí, seguramente, lo hemos conversado. No lo diré a la prensa.
— ¿En que se parecen ustedes?
— En la pelada, por ejemplo, jajaja. En la pasión con la que hacemos las cosas, en el gusto por intentar hacer las cosas más o menos bien. Los chistes fomes, somos buenos para los chistes fomes. Él es ingeniero, igual que yo. De él, de los consejos, elegí esa carrera…
— ¿La U?
— La U también. De chiquitito vamos al estadio.
— ¿La UDI? Bueno ya no pertenece, pero ¿compartían visiones políticas?
— Yo nunca milité en partidos políticos y creo que ahí teníamos algunas diferencias.
— Esta decisión, esta vocación, ¿no tiene que ver con diferenciarse de tu padre si no que es un camino propio?
— Siempre yo creo que hay varias causas que nos motivan a uno. Parte del proceso de crecimiento es diferenciarse del padre. Diferenciarse para también en algún momento encontrarse. Soy muy agredido de la formación que recibí, de las posibilidades creo que las he sabido aprovechar y parte de lo que soy ahora, he decidido, se lo debo a mi mamá y a mi papá, a mi familia en general y personas que me formaron.
— Teniendo también esa cercanía con el empresariado en una época en que estamos viviendo, vimos lo del tema Penta, SQM… la introducción de mala manera del dinero en la política. ¿Tú tienes una visión crítica del empresariado chileno?
— En algunas cosas sí, po. En algunas otras, no. Yo creo que necesitamos el emprendimiento a todo nivel, necesitamos promover el desarrollo sostenible, necesitamos crear riquezas y que alcance para todos. Hay cosas que son condenables y, de hecho, han sido condenada, los casos de colusión que se han conocido cuando para sacar ventaja rápida contaminamos. Hay varias cosas que son reprochables, pero creo que el país entero y el empresariado también ha crecido y las posibilidades que está dando el desarrollo hace que subamos los estándares.
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SJ, sacerdote Jesuita.
— Hablando de las personas que te han marcado en el camino, tu conociste a Felipe Berríos ¿cómo te marco en este camino y en esta vocación?
— Tanto Felipe como otros sacerdotes jesuitas (…) me cautivó la manera de ser, la manera de promover una acción social fundada al cristianismo, la manera de intentar construir comunidad
— Para muchos Felipe Berríos es un provocador. ¿Cómo lo ves tú?
— Sí, pero creo que también es un gran emprendedor, es un gran motivador.
— Él tiene una visión muy crítica de la Iglesia Chilena, ¿tú compartes esa visión crítica?
— Algunas de las cosas, sí. Particularmente ciertas distancias de algunos sacerdotes, de algunos pastores en general. Nos fuimos quedando en silencio, eso yo creo que ha sido muy dañino y particularmente en los casos de abusos, en los casos de que algunos dicen que ha habido encubrimiento o, al menos, no ha habido diligencia para tratar ciertos casos con la celeridad que se requería.
— Hay otra cosa que es más delicada, pero que tiene que ver con el cambio entero de Chile, a medida que el país va creciendo, desarrollando, nos hemos olvidado de los que van al lado del camino.
— ¿Qué se ha significado hacerse cargo de la obra más importante del Padre Hurtado?
— Un gran desafío, responsabilidad, lo asumo con humildad. Es una especie de reserva moral, pero nos ayudan a poner el centro en lo fundamental de un país, darle la mano a los más pobres.
— Si tú pudieras bautizar a un niño trans con su nombre social ¿lo harías?
— No me ha tocado, pero creo que sí. El nombre no lo pone el cura, los ponen los papás.
El antes y después de la visita del Papa Francisco en Chile
— Este es el lugar donde en enero estuvo el Papa Francisco cuando vino Chile. Tú en esa época estabas en España en Salamanca, no viviste aquí la visita del Papa Francisco. ¿Cómo califica la crisis que está enfrentando hoy la Iglesia a raíz de lo que paso en Chile, que se destapó el tema de los abusos? (…) ¿Cómo ves esa visita y cuales fueron para ti los frutos
— Los frutos de la visita son, creo yo, que desencadenaron una serie de decisiones que en otra forma no habrían ocurrido. El hecho de que el Papa haya mandado a llamar a todos los obispos, y ellos todos hayan presentado su renuncia, si no hubiera habido lo que paso en esa visita, tal vez eso no hubiera pasado. En un cierto sentido ha sido providencial, porque va a permitir, y espero que sea rápido luego, espero que haya una profunda renovación. Creo que, puede ser, tal vez un poco ingenuo pensar que simplemente cambiando a los obispos vamos a salir de la crisis, es una crisis profunda que tiene que ver con los temas de abusos, encubrimientos, pero también de transmisión de la fe.
— Cómo se evitan el tema de los abusos sexuales, porque a medida que hemos ido conociendo va cada vez más personas denunciando. Ya van más de 100 sacerdotes y también obispos denunciados. Hay investigaciones y esto es de norte a sur, en comunidades pequeñas, más grandes… ¿a qué crees tú que se debe esta red de abusos sexuales contra menores?
— Hay responsabilidad, o incluso en algunos casos, enfermedades o patologías personales, porque la pederastia es una enfermedad y que en el caso de realizarse revierte carácter de delito…
— ¿Son enfermos o son criminales?
— Las dos cosas en algunos casos. Lo que hay que evitar y habría que haber evitado es esconder la mugre debajo de la alfombra, habría que haberlo enfrentado…
— ¿Eso es una práctica?
— Por lo que se ha sabido sí, digamos.
— Y ha tocado a todas las comunidades, a los Jesuitas también…
Sí, y que se escapa a las esferas de la Iglesia. Mira lo que ha pasado con Nicolás López y otras series de personas. Hay ciertas dinámicas de abusos que la sociedad ahora es capaz de ver y reconocer y decir ‘esto no puede ser’, eso es bueno, que nos estamos dando cuenta de eso. No solo nos quedemos en el escándalo para un lado reconocer conocer, reparar y prevenir.
— El tema de la jerarquía de la Iglesia, que sea una institución tan jerárquica, pensando en los abusos de confianza, de poder. ¿Una estructura tan jerárquica puede erradicar la cultura del abuso?
Yo espero que sí y si no lo hacemos es como para cerrar la puerta por fuera. Hay una imagen de la iglesia jerárquica y es cierto, pero también hay mucha libertad, a pesar de que a veces las personas dicen ‘que los curas dicen lo que tenemos que hacer’. Cada cual es libre de seguir o no.
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