En conversación con CNN Íntimo, a un año de haber asumido como la primera mujer directora de The Clinic, la periodista abordó cómo fue pasar de practicante a la cabeza del semanario, se refirió a los principales desafíos del medio "en tiempos de puritanismo, de corrección política, de absolutismos morales", y contó cómo la muerte de su madre la inspiró para hacer todos los años una campaña navidad por las personas con cáncer bajo cuidados paliativos.
Nacida y criada en la Chimba, estudió en el Liceo 1 y es orgullosa periodista de la Universidad de Chile. Mamá de mellizos (Mateo y Clemente), fanática de Elvis Presley y laboralmente tan multifacética que es difícil de definir.
Empezó a escribir en Revista Paula, luego fue guionista de televisión y productora de 31 Minutos. Comenzó como el cerebro de Juan Carlos Bodoque y terminó siendo la guionista de todo el elenco. Como investigadora cinematográfica de Fábula, estuvo detrás de Gloria (2013) y Una Mujer Fantástica (2017).
Pero para los que la conocen, la fantástica es ella. Desde que su mamá partió el 2008, recolecta regalos y, junto a sus hijos, pasa todas las navidades en el Instituto Nacional del Cáncer. Hace un tiempo en que, por amor, su vida transita entre Roma y Santiago y desde agosto del año pasado es la nueva directora de The Clinic.
En conversación con CNN Íntimo, Lorena Penjean Cárdenas (41) contó cómo ha sido su experiencia en el cargo que asumió en el semanario y los desafíos que enfrenta el medio, que se caracteriza en por una veta que mezcla política y humor, en los tiempos actuales.
“Obviamente estamos en crisis como todos los medios. Todos tienden a buscar nichos pero a mí me gusta mucho romper burbujas informativas. El Clinic tiene que crecer, salir del nicho habitual. Me gusta mucho pensar en el Clinic como un lugar de romper burbujas y cercos“, dijo.
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Consultada sobre la dificultad de mantener su sello irreverente y ser al mismo tiempo políticamente correctos, Penjean explicó que “en tiempos de puritanismo, de corrección política, de absolutismos morales, en tiempos de este cutis tan delicado, claro que cuesta, y ese es el desafío“.
Por lo mismo aseguró que, en términos prácticos, lo que ha sucedido es que “yo me pongo media cobarde. Pero prefiero correr otros riesgos. Esas cartas hay que jugarlas bien y en ese sentido prefiero pasar por lesa que pasarme de lista. Porque entiendo que aquí hay un proyecto editorial y quiero que el Clinic subsista, yo lo que he entendido es que estar en este lugar no es para gustitos personales”.
A comienzos de julio de este año, The Clinic sufrió un robo en sus oficinas que afectó a 15 computadores más herramientas de edición del medio, y además a las oficinas de Chile Transparente, que también se encuentra en el mismo edificio.
Al respecto, Penjean explicó que la investigación no ha arrojado resultados, pero aseguró que “en el momento en que pasó yo fui bien enfática en decir que mi primera labor es sospechar, decir que no me parece razonable que nos entren a robar a nosotros y eso es todo lo que puedo decir y lo mantengo, pero no tengo ningún otro antecedente”.
La periodista además respondió a algunas de las críticas que se le han realizado al medio durante los últimos años y afirmó que “cuando me han preguntado por el machismo del Clinic, mi respuesta que este país era muy machista. Y lo es. Los medios son machistas. Yo puedo entender por qué alguna gente se sintió tanto con el Clinic, porque nosotros éramos pro, estábamos de su lado”.
De practicante a directora
En agosto de 2018, tras 20 años a la cabeza de la revista que él mismo creó, el periodista Patricio Fernández se hizo a un costado para dar paso a un hito: por primera vez en la historia del medio una mujer será la encargada de dirigirlo.
Y no se eligió a cualquiera. El primer trabajo de Penjean fue en The Clinic a los 21 años, y llegó como practicante cuando el pasquín llevaba apenas ocho números. Ella cuenta que el medio “hoy es mi principal motivación, lo que me mantiene viva y me para la olla. Me encanta, estoy agradecida, sobre todo de Pato, de habérmelo entregado, con la confianza y con el arrojo que eso implica”.
“Me preguntan harto qué se siente ser la primera directora del Clinic y yo entiendo que detrás de eso hay un ánimo súper cariñoso que es como ‘qué bueno que las mujeres estemos llegando a lugares de poder’. Yo no sé ser hombre, no te puedo hablar desde otro lugar, lo que sí te puedo decir es que si mi experiencia, lo que he aprendido, mi historia personal, la puedo poner al servicio del proyecto, lo voy a hacer“, relató.
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“Y si ser mujer es algo beneficioso para el proyecto y para poder sacarlo adelante, con mucho más gusto. Pero no es algo que me inquiete. Yo no soy la soa’ Bachelet del Clinic“, aclaró.
Justamente a propósito de la ex mandataria, Penjean se refirió a las aproximaciones del medio con el mundo político y señaló con orgullo que “en un gesto muy importante, la presidenta Bachelet siempre nos dio las primeras y últimas entrevistas a nosotros”.
“Eso a mí me llama mucho la atención, porque tú lo ves en los políticos y sobre todo los más jóvenes y tú dices ‘deberían estar en el Clinic, no deberían estar en los medios tradicionales pidiendo lo que piden los políticos tradicionales'”, agregó.
Por otra parte, hizo un homenaje especial a las “Piñericosas” del semanario, que asegura que “lograron hacer lo que nunca un equipo de la Secom ha hecho por el presidente, que fue darle humanidad, fue hacerlo un personaje, reírse, entenderlo, bancárselo, como el tío curao que da jugo. Eso hizo el Clinic“.
Católica, de “ir a procesión”
Uno de los hitos que marcó la vida de la periodista fue la muerte de su madre en 2008 a causa de un cáncer que la afectó durante siete años, luego de decidir voluntariamente no hacerse el tratamiento, y cuando Penjean todavía estaba en la década de los 20 años.
“Fue súper duro. Yo siento que tenís que aprender a desprenderte y es muy egoísta, siento que es una forma de amor muy malentendido retener a las personas de la forma que sea”, reflexionó ella.
“El paso por el Instituto Nacional del Cáncer me enseñó un montón y me llenó de vida, alegría,esperanza, amigos nuevos. Yo todavía tengo amigos en el hospital y tengo pacientes que son amigos míos, yo siempre digo que uno nunca vuelve del infierno con las manos vacías“, agregó.
Lorena se define como una persona “muy católica, de ir a procesión”, con una búsqueda fuerte por la espiritualidad y contó que incluso anda en la cartera con agua bendita e incienso santo.
“Yo te voy todas las veces que puedo a la caminata de Los Andes. No es que sea tan devota de Santa Teresa, pero yo soy una cabra de parroquia, estuve en la pre-juvenil, pastoral, mis mejores amigos son mis amigos de la parroquia”, relató.
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“A mí me gustan mucho esos espacios, más que la forma me gusta el fondo. Me encanta la historia de los santos, hago mis rankings, me gusta mucho la fe y admiro a la gente que tiene fe. Soy muy feliz con mi espiritualidad”, aseguró.
A raíz de la enfermedad de su mamá nació una iniciativa que Lorena mantiene hasta el día de hoy: desde 2008 hace una campaña de Navidad para las personas del Instituto Nacional del Cáncer bajo cuidados paliativos.
“Fue choro. A mí me pasa que cuando escribí en la Revista Paula y conté por qué lo hacía, después me dio plancha porque pensé ‘la gente va a pensar que soy buena y yo de buena no tengo nada’. Esto es una búsqueda muy personal que yo siento que tenía que hacer”, contó.
Finalmente, explicó que “a esta misma hora hay ene gente que está enferma, que está sola, perdiendo a alguien que ama. Y para mí eso es un pensamiento recurrente, y no es de que sea buena”.