Luis Maira y su amistad con el presidente Gabriel Boric: “Aprendemos uno del otro”

Por CNN Chile

10.09.2022 / 19:18

En entrevista con CNN Íntimo, el abogado conversó, entre otras cosas, sobre su relación con el actual jefe de Estado y sobre su exilio a México: "Fue el país que tuvimos cuando el nuestro dejó de asumirnos como ciudadanos".


Luis Maira ha dedicado su vida a la política y a las relaciones internacionales. Actualmente, es considerado uno de los intelectuales más sólidos de la izquierda chilena, aunque sus orígenes estén en la Democracia Cristiana (DC).

Con la DC conquistó la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) en 1962 y luego se convirtió en diputado con solo 25 años. Sin embargo, sus aspiraciones transformadoras lo llevaron a dejar la Falange y fundar la Izquierda Cristiana, partido que acompañó a Salvador Allende hasta su trágico final.

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Durante mucho tiempo, su rostro fue uno de los diez más buscados por la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet. Gracias a gestiones del Cardenal Silva Henríquez, pudo asilarse en la embajada de México y salir al exilio con su mujer y sus dos pequeñas hijas. Sólo 11 años después pudo volver a Chile.

Volvió para luchar contra la dictadura y tras el triunfo del NO fundó el Partido Amplio de Izquierda Socialista (PAIS), un partido instrumental para inscribir candidatos de la antigua Izquierda Unida. No obstante, el sistema binominal sepultó las candidaturas, el partido se disolvió en marzo de 1990 y Luis Maira pasaría a integrar las filas del Partido Socialista (PS).

Foto: Agencia UNO

A través de su hija Margarita, conoció a un entonces joven diputado Gabriel Boric. La afinidad intelectual y política de Maira con el ahora mandatario no se ha roto desde entonces; ha sido su apoyo, es a quien escucha en momentos decisivos, y con quien ha conversado largamente en las últimas semanas.

En entrevista con CNN ÍntimoLuis Osvaldo Maira Aguirre conversó, entre otras cosas, sobre su trayectoria y su relación con el actual jefe de Estado. Asimismo, reflexionó sobre el resultado del plebiscito de salida del pasado 4 de septiembre: “Que el Rechazo obtuviera un 62% estaba fuera de cualquier análisis“, afirma.

Una inusual amistad

Maira es considerado uno de los socialistas que más influye en el presidente de la República, Gabriel Boric. Sin embargo, el abogado de 82 años discrepa: “No influyo en nada de lo que él piensa (…). Aprendemos uno del otro porque Gabriel ahora es un hombre de Estado y ha crecido en su conocimiento del país y de los temas sociales“.

El actual presidente Boric fue pareja durante algún tiempo de su hija Margarita. “Conversaba mucho con él en los ratos en que las señoras se iban a dormir siesta. Hablábamos mucho de América Latina, que es un lugar que yo conozco mucho porque he visitado profundamente lo 20 países que la componen”, cuenta.

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¿Gabriel Boric tiene una oportunidad de convertirse en un referente de una izquierda distinta en América Latina?
América Latina es una región que nunca ha terminado de construirse como tal (…). Nos conocemos, pero no lo suficiente, coordinamos algunas iniciativas, pero son pocas, y creo que sería muy bueno -y esa posición la compartimos con él- que una mejor relación y coordinación de actividades de los 20 gobiernos y de las 20 sociedades latinoamericanas nos daría un peso mucho mayor a escala internacional y nos permitiría resolver mucho mejor nuestros problemas económicos, culturales y políticos.

—En la región hay diversos problemas, incluido el narcotráfico, ¿cómo se enfrenta?
—América Latina está viviendo uno de sus tiempos más difíciles (…), pero son países que tienen muchos elementos de interés común, además parte de su historia y sus orígenes son también compartidos, tiene un mismo estatus económico y estrategias de desarrollo parecidas. Podría hacer muchas más cosas en la educación, la cultura y el quehacer político, pero no lo hacen y es una tarea futura poder hacer eso con más eficacia.

El embajador Luis Maira representante de Chile ante la Mesa de Diálogo por la Paz en Colombia / Agencia UNO

—Usted fue mandatado por la presidenta Michelle Bachelet para participar en los diálogos de paz entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Farc). Con esa experiencia, ¿diría que en nuestra macrozona sur hay una guerrilla incipiente?
—Conociendo lo que es la guerilla, yo no veo una guerrilla, veo actividad violenta de parte de las comunidades, especialmente mapuches.

Para el abogado, es necesario que “todos los chilenos aprendamos a comprender y buscar una solución al tema de la participación y desarrollo de la comunidad mapuche como un componente de la nacionalidad chilena al interior de nuestro Estado y territorio. Los mapuches son prácticamente dos millones de personas, representan una cantidad significativa, no son ni de lejos grupos que estén en la violencia mayoritaria o masivamente“.

Estamos todavía en un momento en que se puede hacer lo que en otro país se llamaría una operación de paz, un estatuto que les dé garantías, derechos y reconocimientos como parte de la comunidad chilena y que eso permitiera un tipo de convivencia y de actividad positiva en el terreno productivo, social y cultural, a condición de reconocer que son un ente étnico distinto, algo diferente del grueso mestizo”, agrega.

Rehaciendo esquemas

El abogado confiesa que vivió “con un gran sorpresa” el triunfo de la opción Rechazo en el plebiscito de salida del 4 de septiembre. “Se pensaba que era estrecha y las dos partes daban por descontado que el que ganara, lo haría por pocos puntos. Sin embargo, que el Rechazo obtuviera un 62% estaba fuera de cualquier análisis y fue una sorpresa que nos obligó a rehacer esquemas y a cambiar punto de vista“.

—¿Cómo se explica este resultado? 
Es difícil explicarlo, creo que tiene que ver con cuestiones de imagen y no de contenido. La Constitución, en primer lugar, era un texto complejo, extenso, que es parte de una tendencia más reciente en la elaboración de constituciones.

—¿No se logró entender que la composición política que había afuera de la Convención era distinta?
Fue hecha entre gente que, por un lado, eran expertos, ya que hubo 60 personas con formación jurídica, en el grupo de 155 redactores, lo que es un porcentaje inusualmente alto (…) y el resto eran personas del mundo popular, social. Eran chilenos -como siempre se pensó- comunes y corrientes, destacados en su vida cotidiana, pero cuyos trabajos eran ser obreros, empleados, realizar las faenas que la inmensa mayoría de la población chilena hace.

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Maira detalla que la convocatoria a la Convención coincidió con el aumento “en la influencia de ciertas causas sociales, pensando en el papel destacado que jugaron las feministas, ambientalistas, pueblos originarios (…). Entonces, la Convención tenía bloques muy importantes de gentes que tenían una causa central, pero el problema es que una Constitución es un texto que trata muchos temas (…) y no es posible que en cada uno de los temas haya una mirada ambiental o feministas y eso recargó y distorsionó la comprensión del texto en su contenido“.

—¿Cuáles son los aprendizajes que se tienen que recoger de esto?
—La primera cosa importante de comprobar es que la discusión guardó tanta distancia con un sector importante de los ciudadanos que los dos grupos no tuvieron otra alternativa -antes del día de la definición- que decir que había asuntos que era necesario perfeccionar y revisar. Entonces, la idea de un segundo proceso constituyente, más acotado, pero que fuera al fondo de las cosas que cada una de las dos partes consideraba inapropiadas, dio la seguridad de que iba a haber este segundo momento de redacción constitucional.

Luis Maira junto a Matilde Burgos en CNN Íntimo

—El Gobierno ligó su gestión al éxito de este texto. Con esta derrota, ¿cómo recupera la agenda y retoma un liderazgo que se necesita para llevar a cabo este nuevo proceso?
—Por fortuna, mantuvo en todo momento lo que era más relevante aún, que era reconocer la legitimidad idéntica de las dos posiciones que estaban abiertas a los electores y eso permitió que el proceso transcurriera con un grado mayor de normalidad y hasta de diálogo entre las partes y ambas posturas fueron convenciéndose de que era necesario un segundo momento de revisión de aquellos aspectos de los cuales no hubo consenso.

—¿Cómo ve este giro político que hubo con el cambio de gabinete?
—Él acomodó su respuesta a los datos y a la situación sorpresiva que produjo el resultado y creo que eso es muy saludable. En Chile tenemos más bien la costumbre de gobiernos que no son muy propensos a aceptar nuevos escenarios e ir cambiando sus posiciones y que él haya asumido un escenario -que era evidentemente distinto de aquel con que entró el 11 de marzo pasado- va a acercar las cosas, va a permitir un acuerdo más fácil.

“Otra patria”

En 1974, Luis Maira se fue al exilio y vivió en México durante una década. Regresó al país en 1984, se unió al Comité Directivo del Comando Nacional por el NO para el Plebiscito de 1988 y fue uno de los fundadores de la Concertación de Partidos Políticos por la Democracia.

—¿Qué significa México para usted?
—A mí me gustó mucho una expresión que dijo un colega argentino, porque la expresión normal es ‘mi segunda patria’, pero el dijo ‘no es mi segunda patria, es mi otra patria’, ya que fue el país que tuvimos cuando el nuestro dejó de asumirnos como ciudadanos, como sus hijos, y tuvimos que partir a otros países.

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Leí que a usted le hubiera gustado tener la capacidad de expresar afecto con más facilidad.
En mi familia hay mucha gente que tiene esa capacidad de transmitir el cariño, la cercanía, de dar ayuda de una manera espontánea cuando intuyen que la personas que quieren lo necesitan y yo en general tengo una trayectoria de mucho compromiso con las cosas a las cuales me dedico (…) y esta dedicación al quehacer me ha dejado medios tiempos y me ha dotado de menos habilidades para transmitir el mucho cariño y amor que siento por la gente cercana a mí.

—¿La cocina será su forma de transmitir afecto?
Yo creo que sí porque es una forma de entregar algo concreto y de poner una preocupación en que uno tiempo de su horario libre que podría dedicar a otras cosas, lo dedica a la casa y a preparar las cosas que pueden gustarle al resto de la familia.