Debido a la velocidad con la que se han desarrollado las vacunas y a que la enfermedad afecta con mayor gravedad a las personas de mayor edad, Estados Unidos no tienen ninguna vacuna con autorización para ser administradas a menores de 18 años (Moderna y Johnson & Johnson) o menores de 16 (Pfizer/BioNTech).
Pfizer y Moderna ya están realizando desde finales del año pasado pruebas clínicas de la vacuna entre mayores de 12 años, con un nivel suficiente de voluntarios y a la espera de presentar resultados a la Agencia Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Los pasos dados para asegurar la eficacia de la vacuna contra la COVID-19 en los niños son esenciales tanto para reducir las posibilidades de casos graves por el nuevo coronavirus entre los menores como para mejorar la inmunidad de la población general al negar al virus capacidad de transmisión.
Las autoridades estadounidenses han sugerido que si los resultados de los ensayos de las vacunas en menores son positivos, los estudiantes de secundaria podrían comenzar a ser inoculados este mismo otoño, mientras que los de cursos más bajos podrían ser vacunados a comienzos del año próximo.