En conversación con Nuevo Pacto, el presidente de la Academia Chilena de la Historia habló sobre la formación de la democracia en el país y el camino a seguir hacia una nueva Constitución.
En este capítulo de Nuevo Pacto Sebastián Aguirre entrevistó al historiador Joaquín Fermandois, presidente de la Academia Chilena de la Historia Académico de la Universidad San Sebastián y Pontificia Universidad Católica, sobre el proceso que enfrenta el país de cara a una nueva Constitución.
El académico considera que la actual Carta Magna chilena no necesita cambiarse por completo y aclaró que, a su juicio, las constituciones no “sacan adelante a un país” porque se tratan de un ordenamiento político.
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“El país se ha modernizado bastante, pero no somos un país moderno, ni tenemos el frenesí de lo moderno y lo moderno tiene mucho de crítico. La sociedad humana, la vida es crisis, porque entre otras cosas vamos a morir. Pero la sociedad moderna y la democracia particularmente, es llevar la idea de crisis y la sensación de crisis a la discusión pública. Entonces exacerba ciertas crisis pero a lo mejor eso sirve un poco para descargar energías. En qué medida erosiona la sociedad o descarga energía y el sistema sigue andando, yo creo que en eso se juega un poco lo que va a suceder ahora en Chile”, explica el académico.
Advirtió que no se puede cifrar todas las esperanzas en una nueva Constitución y considera que las modificaciones no pueden ser muchas porque se corre el riesgo de convertir la leyes en la realidad del país, pero estima que son necesarios algunos cambios constitucionales.
“La Constitución es un ordenamiento político y en el mejor de los casos refleja al país. Nunca la constitución va a sacar adelante un país. Habrán más constituciones, más o menos inteligentes, ninguna es perfecta. Se pueden ir modificando, la idea es modificar lo menos posible porque caemos un poco en la tentación de que las leyes constituyen la realidad pero algunas modificaciones tienen que haber”.
“Yo creo que es inevitable una nueva Constitución y hay que trabajar para que sea un proyecto inteligente, pero la Constitución no puede establecer lo que va a ser el país. Eso lo hacemos nosotros todos los días”, dijo.
Reiteró que las constituciones de los países tienen un carácter político y que lo social y lo económico se resuelve por otras vías.
“Las constituciones pueden ser más o menos inteligentes, son instrumentos políticos no económicos y sociales. Lo que pasa es que una democracia, si no tiene lo que llamamos democratización económica y social, vale decir, que el grueso de la sociedad llega a tener un estilo de vida clase media, así lo identifico yo lo defino el desarrollo, si no llegas a tener eso va a ser una democracia débil. Las democracias más consolidadas son sociedades de clase media porque existe desarrollo económico. Lo político no crea la economía, son dos reinos apartes”, comentó.
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El historiador también se refirió al estallido social. “Yo creo que tiene cosas bien inéditas esto, no ha pasado nunca en la historia de Chile, una especie de rebelión popular. Si es mayoría o minoría eso nunca se podrá discutir pero yo creo que una mayoría se ha dejado arrastrar. Una mayoría que puede cambiar a minoría, porque esto es siempre la historia eterna de todo esto, donde entran las masas y la democracia, esto es siempre cambio. Tenemos que entender eso así, pero que ha sido bastante impresionante”.