En entrevista con CNN Íntimo, la actriz chilena y ganadora del Premio Caleuche a Mejor Actriz de Reparto, reflexiona sobre sus inicios en el teatro, su trayectoria artística, sus ambiciones culturales y sus ideales feministas en el escenario nacional actual.
Nació en una familia tradicional; de derecha en el arco político y es la mayor de tres hermanas. Estudió en un colegio de monjas, fue la única de su generación que no se confirmó, su primero acto público de rebeldía, el segundo fue estudiar teatro y no secretariado como lo esperaban sus padres.
Cuenta que le pesó pertenecer a una familia de estas características, se apartó, se rebeló y fue castigada por ello. “Estudiar teatro fue una manera de alejarme del destino para el cual había sido sindicada y también hacerme cargo de que había una dictadura en Chile”.
Asegura que siempre quiso hacer las cosas que le prohibían, lo que hacían sus primos y no sus primas. “Yo quería callejear, me gustaba ir a la aventura“, agrega.
Patricia Rivadeneira estudió teatro en la academia de Fernando González y formó parte de llamada resistencia cultura de los 80, no aparecía en los medios, pero movilizaban las calles. En su trayectoria artística destaca el haber sido parte del grupo Las Cleopatras y convertirse en la musa de Vicente Ruiz, con quien desarrolló teatro experimental, al mismo tiempo que fichaba para su primera teleserie, Secretos de Familia, en Canal 13.
Embarazada, realiza su más querida performance Teorema, pero la más famosa la hizo comenzando 1992, en el Museo de Bellas Artes.
Al finalizar un desfile de beneficencia, apareció Patricia, desnuda en una cruz cubierta desde cintura para abajo solo con una bandera chilena; la intervención buscaba denunciar la discriminación de las minorías étnicas y sexuales.
Aquella polémica performance se llamó Por la Patria y la Bandera; la escandalera fue inmediata, la reacción en su contra monumental y se convirtió en un mito que hasta el día de hoy sigue vigente.
Viaje a Italia y estadía en Roma
Siguió participando en el teatro y la televisión nacional, pero en el 1999 se volcó de lleno a trabajar en la campaña presidencial de Ricardo Lagos.
Cuando Lagos ganó ofreció a Patricia enviarla a Italia como agregada cultura, ella aceptó y no volvió a vivir en Chile por 11 años.
En Roma se convirtió en gestora cultura y al terminar el gobierno de Lagos se quedó dirigiendo el Instituto Latinoamericano de Roma.
Patricia relata que se fue a Italia, ya que estaba muy cansada de la televisión nacional y de sus extenuantes tiempos de trabajo, 11, a veces, 12 horas de trabajo diarias. Pese a eso, ella considera que la televisión es “maravillosa”.
“A mí me gustaba la política, la política cultural, que en ese momento era algo muy en ciernes en Chile, por lo que me parecía que era muy importante de hacer”, añade la actriz.
El cambio le parecía fascinante y aunque pensó que iba a ser un período más corto de tiempo, la idea de tener un nuevo comienzo con su hijo Adriano era una expectativa bastante buena.
—Tú en Italia aprendiste a ser gestora cultural, ¿qué te dejó Italia?
—Me dejo mucho, un desafío enorme, intelectual y culturalmente. Comprender cuál es el valor de la historia, de la memoria, de la cultura, de la alta cultura, de la popular, por cierto, pero de la alta. Cuál es el valor de eso y cómo hace que un pueblo, un país, se desarrolle, que eso es lo que aquí no ocurre.
Recién en 2013 decidió volver a Chile, las generaciones nuevas no la conocían, pero eso no fue un problema. En septiembre ya estaba interpretando a la “Payita” en la obra Allende y TVN la contrató para sus teleseries nocturnas, al tiempo emigró a Mega.
—¿Por qué quisiste volver?
—Echaba de menos. Se echa de menos hasta la lengua, los chistes, la profesión y la familia, porque yo no vi crecer a mis sobrinos, mi madre estaba envejeciendo. Yo empecé a hacer teatro en Italia.
En 2021, Patricia ganó el Premio Caleuche como la Mejor Actriz de Reparto por su rol de Flavia en la teleserie Demente, fue la primera vez que se puso en televisión abierta una relación lésbica con escenas de sexo explícita, pese a ello la pareja obtuvo la especial atención y sintonía del público joven.
“Creo que, en general, en Chile hemos sido bastante vanguardistas y arrojados en instalar temas dentro de este género que es la telenovela. (…) porque también están tratados de una manera muy cuidada, tanto en los diálogos como en el cómo se ve o escucha”, sostiene Patricia tras su disruptivo personaje.
—Tú mencionabas que hubo una sorprendente reacción desde afuera.
—Me espezaron a llegar mensajes de fans de todo el mundo, hasta de Ucrania, Tailandia, China, Japón, Inglaterra, España y eso se ha mantenido en el tiempo. Se ha mantenido esta lealtad a la pareja, a lo que simboliza, a lo que significa, de mujeres lesbianas, pero también de muchas mujeres que sufrían violencia doméstica.
Patricia y el feminismo
Una de las causas que movió a Patricia fue su intrínseco deseo de liberación en un contexto en el que las mujeres poco y nada tenían de protagonistas.
“Yo creo que para ser mujer y poder tener espacios hay que usar las armas que te nazcan. No creo que a ninguna mujer que quiera tener autonomía, libertad y poder se lo van a dar, no, desde el primer momento tú sabes, al menos yo así lo entendí, que no valía lo mismo que los hombres“, señala la actriz a CNN Íntimo.
En esa línea de pensamiento, la actriz chilena sostiene que “la violación a las mujeres es un constructo del patriarcado, y se sigue justificando y en las guerras se sigue practicando y creo que es parte de lo que se está poniendo en jaque. Creo que es muy bueno también para los hombres roque es una cultura machista que también obliga a construir una masculinidad que es perniciosa, tremenda y terrible”.
Hoy, a punto de cumplir los 59 años, por primera vez, fue contrata como rostro publicitario de una campaña de belleza.
—¿Qué significa ser rostro publicitario? Ya que es más que un buen contrato, ¿por qué lo aceptaste?
—Nuestra expectativa de vida es mucho más larga y la pregunta que me empiezo a hacer casi llegando a los 60 años es qué pasa con las personas los próximos 20 o 30 años (…) y, por otra parte, esta manía de tener que mantenerse joven, ser atractivo.
La actriz asegura que existe una dificultad de la sociedad para admitir el envejecimiento y la mortalidad de las personas.
“Nadie quiere hablar de menopausia, nadie quiere decir que ya no eres tan sexy, para mí, una mujer que siempre usó su físico claro, que es duro, pero es muy interesante porque me tengo que preguntar cómo voy a vivir los próximos 20 años siendo una vieja“, agrega.
—¿Qué causa te mueve hoy día que sería tan potente como para llevar a desnudarte?
—Esta performance que voy a hacer es uno de los temas importantes para mí. O sea, hablar de lo que estamos haciendo las mujeres hoy en día, cómo estamos cambiando los paradigmas, no solo del feminismo, sino que de la sociedad completa, es importante.
Es que Patricia asegura que envejecer para las mujeres es casi como un agravio social.
“Los hombres pueden envejecer, ellos siguen siendo como atractivos, siempre se pueden casar con mujeres 40 años más jóvenes, en cambio, las mujeres…”, enfatiza.
Para ella, sin embargo, “la revolución de las viejas es una causa“.