Los antivacunas, presentes en todo el mundo, se han mostrado especialmente en Europa. De hecho en la isla italiana de Sicilia, tres personas fueron arrestadas por estafa, tras fingir una vacunación contra el COVID-19. Las autoridades informaron que las personas pagaron cada una cerca de 400 euros a una enfermera para que les pusiera una inyección falsa y así obtener el pase sanitario. Los detenidos, incluyendo a la propia funcionaria de la salud y al líder del movimiento antivacuna local Novacs, enfrentan cargos por corrupción y falsificación. La policía se enteró de la maquinación a través de una cámara oculta en el centro de vacunación en la cual se apreciaba cómo la mujer depositaba el líquido de la jeringa en un papel. Con el 81% de su población con al menos una dosis, Italia es una de las naciones a la vanguardia de la inoculación en el viejo continente, haciendo el proceso de manera obligatoria para los trabajadores de la salud, profesores, agentes de la ley y militares, y a limitado el acceso a ciertos servicios, como museos, restaurantes y cines, a quienes no tienen su certificado de vacunación.