De no haber testimonios, el juicio podría acabar en los próximos días. Los oficialistas tienen mayoría, por lo que bloquearían la destitución.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está cerca de ser absuelto de todos los cargos después de un impeachment exprés y sin testigos.
En cosa de horas, el Senado de EE.UU. votará si considera que debe llamar testigos y pedir nuevas evidencias, y el cálculo hasta ahora es que el Partido Republicano tiene los votos suficientes para bloquear esa posibilidad.
Si es como se especula, de aquí al martes la Cámara Alta votaría para concluir el tercer juicio político contra un presidente de EE.UU.
El senador republicano Lindsey Graham se manifestó optimista de que “los republicanos avancen hacia un voto final antes del martes, donde el presidente será absuelto por los dos partidos. No estamos bloqueando los testigos de nadie, sólo no estamos legitimando el hecho de que la Cámara Baja haya optado por no llamar testigos“.
Para llamar testigos debe haber mayoría simple y para eso los demócratas necesitan que se les sumen cuatro republicanos. Hasta ahora dos de ellos confirmaron que lo harán y otros dos del grupo más moderado confirmaron que no votarán a favor, con lo que la moción de llamar a testigos muy probablemente será rechazada.
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El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo que “si mis colegas republicanos se niegan a considerar testigos y documentos en este juicio, la absolución del presidente no significará nada porque será el resultado de un juicio falso. Si no hay testigos y documentos en este juicio, habrá un asterisco permanente junto a la absolución del presidente”.
El analista de CNN Jeffrey Toobin, comentó: “Seamos claros. Esto significa que este juicio fue una farsa, no fue un juicio en ningún sentido de la palabra. Conocemos evidencia relevante que ya salió, hay documentos, emails, hay textos y hay testigos que podrían arrojar una luz muy clara sobre lo que pasó aquí. Y el Senado dice ‘no estamos interesados’. Eso es una desgracia”.
Experto en política estadounidense y ex subsecretario de Asuntos Hemisféricos de EE.UU., el cientista político chileno analiza las elecciones presidenciales y su impacto en la relación de EE.UU. con América Latina.
