En entrevista con Sana Mente, el director de BrainLat de la Universidad Adolfo Ibáñez recalcó la importancia de la capacidad de autorregulación emocional, ya que “permite responder adaptativamente a contextos estresantes”.
Actualmente, las personas viven en tiempos desafiantes, tanto para el cuerpo como para la mente. Frente a este complejo escenario, la salud cerebral adquiere una especial relevancia.
En entrevista con Sana Mente, Agustín Ibáñez, director de BrainLat de la Universidad Adolfo Ibáñez, explicó que la salud cerebral “es básicamente la adecuada orquestación afectiva, cognitiva, motora, sensorial que ocurre en el cerebro y sus resiliencias”.
“No quiere decir que no tengas ninguna enfermedad, quiere decir la mejor manera de proteger al cerebro. Es paradójico, ya que la salud cerebral no depende del cerebro, depende del contexto, del ambiente, de qué haces, qué comes, a qué te expones”, aclaró.
En esta línea, recalcó la importancia de la capacidad de autorregulación emocional, debido a que “permite responder adaptativamente a contextos estresantes”. “En la medida que autorregulas bien, tu sistema cardíaco autonómico, tus vísceras, te exigen menos y tienen una respuesta más adaptativa y adecuada a las demandas ambientales”.
“El punto de la educación es fundamental. Hoy, con la revolución de la inteligencia artificial generativa, dejaremos de hacer una innumerable cantidad de cosas del currículum educativo. Lo que no vamos a dejar de hacer es aprender a pensar analíticamente, desarrollar pensamiento crítico y desarrollar autorregulación”, agregó.
¿Cómo afecta el entorno nuestro cerebro?
Diversos factores favorecen la salud cerebral. Sin embargo, Ibáñez afirmó que el impacto de las ciudades “es tremendo”: “Sabemos que hoy en día en las ciudades la gente se enferma más, tiene muchas más enfermedades psiquiátricas, más compromisos cardio metabólicos en general y en Chile eso es un problema mayor”.
“Hay mucho por hacer, por ejemplo, los espacios verdes (…) Hoy tu código postal predice mucho más que tu código genético sobre tu salud. Dónde y cómo vives, cuándo te mueves, si tienes acceso a espacios verdes o no (…). Hay una enorme cantidad de cosas para hacer las ciudades más amigables respecto a la salud”, añadió.
En este punto, recalcó la importancia que pueden cobrar las redes sociales. “Hay que usar la social media para ser una persona activa, para generar, mostrar lo que haces, conectar, generar un sentido de comunidad y no para simplemente mostrar una forma de vida que no es la que tienes o peor, ser un observador pasivo. Este es el peor de los problemas, porque no hace bien a la salud mental estar pasivamente observando, te llena de frustración, te aumenta la depresión, te desregula tus ritmos respiratorios”.