La vida en ciudades como Santiago tiene aspectos positivos, en cuanto a mayor acceso a servicios y oportunidades, pero también otros muy negativos para sus habitantes, ligados al estrés, los ruidos, la contaminación y los reducidos espacios habitacionales y de encuentro. La pandemia vino a recordarnos la falta de diseño de la ciudad, especialmente con el encierro prolongado que afectó la salud mental de miles de personas. “Se nos hizo muy palpable todos los problemas que tienen ciudades como Santiago. Se ha configurado en función de particularmente la división del trabajo y están muy orientadas a desarrollar vidas que sean productivas, rápidas, eficaces, que no estén tan pensadas en términos del cuidado de las personas”, aseguró María Luisa Méndez, directora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES).