La teoría del apego y cómo influye en nuestras relaciones adultas
Por CNN Chile
16.12.2024 / 12:00
Las primeras experiencias de vínculo durante la infancia marcan la forma en que nos relacionamos como adultos, especialmente con nuestras parejas.
Las relaciones humanas están profundamente moldeadas por nuestras primeras experiencias con quienes nos cuidan, generalmente padres o abuelos. Según la teoría del apego, estas interacciones tempranas no solo determinan cómo aprendemos a conectar con otros, sino también nuestra percepción de seguridad emocional.
La psicóloga clínica Soledad Grunert, especialista en apego adulto, explica que “el apego es una necesidad innata que nos acompaña toda la vida, no solo en la infancia”. La calidad de este vínculo inicial influye en cómo nos relacionamos a lo largo de nuestra vida, especialmente en momentos de estrés o vulnerabilidad.
Apego seguro vs. apego inseguro
Cuando un niño recibe respuestas oportunas y sensibles a sus necesidades —ya sea por miedo, frío o tristeza—, desarrolla lo que se denomina un apego seguro. Esto le permite sentirse valioso y confiar en los demás. En contraste, la falta de respuesta o el abandono pueden generar un apego inseguro, llevando a una desconexión emocional y a estrategias adaptativas de autosuficiencia extrema.
Soledad señala que dejar llorar a un niño sin consuelo no lo ayuda a calmarse por sí mismo. “Ese niño no deja de necesitar, simplemente pierde la esperanza de contar con un otro en momentos de estrés”. Este patrón puede trasladarse a la adultez, manifestándose en dificultades para confiar en una pareja o pedir ayuda.
La posibilidad de sanar a través de nuevos vínculos
A pesar de estas experiencias, Grunert asegura que no es una “condena de por vida”. La psicoterapia y los vínculos de pareja pueden ofrecer oportunidades para reparar estas heridas. “Las heridas de apego sanan en nuevos vínculos de apego seguros”, dice la experta. Esto significa que experiencias reparadoras, ya sea con un terapeuta o una pareja comprensiva, pueden ayudar a reescribir las narrativas emocionales que nos limitan.
Por lo tanto, aunque las primeras relaciones marcan una pauta, siempre existe la posibilidad de transformar y mejorar la forma en que nos vinculamos con los demás.