Nazareth Castellanos: “En cada latido del corazón, el cerebro recuerda la idea de quién soy yo”
En entrevista con Sana Mente, la neurocientífica e investigadora conversó sobre la conexión entre estos dos órganos. Asimismo, entregó detalles de la sincronización entre corazones.
La neurocientífica Nazareth Castellanos reflexionó junto a Paloma Ávila en Sana Mente sobre un debate que se mantiene desde hace muchos siglos: la conexión que tienen el cerebro y el corazón.
Al respecto, sostuvo que cuando el corazón ha latido “hay millones de neuronas en ciertas áreas del cerebro que tienen que responderle. Si esas neuronas no responden al latido del corazón, nosotros perdemos la percepción”.
“El corazón, en su relación con el cerebro, el mecanismo que hay debajo es lo que se llama percepción subjetiva. Cada uno de nosotros va a percibir el mundo siempre según cómo haya sido su vida“, dijo la especialista, quien agregó que “nadie tiene la misma percepción que el otro”.
La investigadora de la Universidad Complutense de Madrid señaló que, “en cada latido del corazón, el cerebro recuerda la idea de quién soy yo. Por eso siempre nos decían, en las tradiciones anteriores, que no vemos las cosas como son, sino como somos. La percepción siempre será subjetiva y dependerá del corazón”.
Sincronización entre corazones
Castellanos relató un experimento en el que ubicaron a dos personas en un mismo lugar sin hablar o mirarse. “Encontramos, a lo largo de media hora, regiones significativas de fases de sincronización entre los corazones. Sin hablar, sin mirarse, había algo, una comunicación, una matemática que medíamos entre los corazones”.
“Cuando yo estoy hablando con una persona, lo que esté pasando en mi cerebro influye en lo que está pasando en el cerebro de otro. Tienden a imitarse, es decir, a asemejarse”. En esta línea, afirmó que “cuando hay emoción de por medio, la sincronización entre los cerebros es más fuerte“.
Respecto a esta sincronización entre cerebros, la experta española recalcó la importancia que esto cobra en el ámbito educacional, ya que “la sincronización de los alumnos con el profesor es, después de la de la madre, la más intensa”.