Estos son los productos que dejarás de ver por la Ley de Plásticos de un Solo Uso

Por José Ferrada

10.07.2024 / 17:42

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La industria gastronómica y comercial de Chile enfrenta desafíos para cumplir con la normativa que prohíbe materiales desechables en establecimientos de alimentos.


La entrada en vigor de la Ley N° 21.368, conocida como Ley de plásticos de un solo uso, prevista para el 13 de agosto de este año, está causando revuelo en gremios como La Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga), la Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur) y la Asociación Gremial de Industriales Gráficos (Asimpres). Todo, porque prohibirá el uso de materiales desechables en establecimientos de alimentos.

Es por lo mismo que estas asociaciones, entre otras, han solicitado al Gobierno un aplazamiento de 18 meses para la fase final de implementación de la ley, argumentando que la medida actual representa un desafío económico considerable y podría tener efectos adversos en la industria.

¿Cuáles son los productos que dejarán de circular?

La Ley 21368, que limita la generación de productos desechables y regula los plásticos, prohíbe los siguientes productos de un solo uso:

  1. Vasos
  2. Tazas
  3. Tazones
  4. Cubiertos (tenedor, cuchara y cuchillo)
  5. Palillos
  6. Pocillos
  7. Mezcladores
  8. Bombillas
  9. Platos
  10. Copas
  11. Cajas o envases de comida preparada
  12. Bandejas
  13. Sachets
  14. Individuales
  15. Tapas que no sean de botellas

Estos productos estarán prohibidos como productos de un solo uso, salvo que sean reutilizables según el diseño del establecimiento.

Gremios piden aplazar la implementación

Sin embargo, los gremios de la industria gastronómica, hotelera, del papel y el comercio en Chile han solicitado al Gobierno posponer la implementación final de la Ley de Plásticos de un Solo Uso, argumentando preocupaciones sobre la falta de un reglamento claro y la dificultad para adoptar alternativas compostables y reciclables.

Según reportó El Mostradoralegan que la normativa actual podría representar un retroceso ambiental al prohibir no solo plásticos, sino también materiales que permiten valorización y compostaje. La ausencia de directrices precisas y la demora en la dictación del reglamento incrementan la incertidumbre sobre cómo cumplir con las nuevas normas sin comprometer económicamente a los establecimientos afectados.