La historia deja con sabor a poco, mientras que el modo online requiere más paciencia y dedicación respecto a otras entradas del género. Nada de eso opaca el avance gráfico de la última entrega de la franquicia de EA.
El shooter predilecto de Electronic Arts volvió a la carga con lo que mejor sabe hacer: replicar las luces y sombras de la segunda guerra mundial.
Repetir la fórmula no es suficiente. Hoy el género se encuentra en transformación, y en medio del auge del Battle Royale -todos contra todos entre más de 100 jugadores-, Battlefield V es una apuesta seria por triunfar en la arena del multijugador masivo sin caer en los disparos intrascendentes.
Inglaterra, Francia, Noruega y África del norte son algunos de los escenarios en el que podemos recorrer inmensos mapas ambientados con efectos jamás vistos en la franquicia en cuanto a iluminación, clima dinámico y detalle de terreno.
Personajes femeninos, con casco y rifles, en medio de las líneas de ataque pusieron un condimento mediático antes y durante el lanzamiento, una polémica artificial en un juego que -vale la pena subrayar- está basado en hechos reales, pero cuyo realismo se evapora cuando recordamos que los soldados que reciben un granadazo y se curan con tan solo tragarse un botiquín.
Online: A lo que vinimos
La propuesta de cualquier FPS en la última década ha estado enfocada en una mejor y más completa experiencia multijugador en línea, incluso por sobre las campañas offline. En eso, Battlefield ya se graduó y hoy consigue un armónico caos entre vehículos e infantería, controlados por hasta 64 personas.
¿Qué es lo distinto? Los modos de juegos, algunos reeditados, otros una mezcla. Todo, sin embargo, resulta bastante tradicional para los que llevan un tiempo jugando al género. Grandes Operaciones es la estrella, y simula una campaña de varios días en las que el equipo ganador recibe ciertas recompensas para las rondas venideras en caso de imponerse en una de las partidas.
Eso acompañado de un relato histórico ficticio que da cuenta de cómo va progresando la batalla. Una sutileza bien apreciada y que ayuda a sentir que no todos los enfrentamientos son iguales.
El handicap tras las partidas se expresa en cantidad de munición, vehículos o regeneraciones disponibles para los equipos. Pareciera más un castigo para aquellos “lobos solitarios” que se rehúsan a jugar en escuadrón -y que suelen condenar a su equipo a la derrota- que un premio para quienes hicieron bien el trabajo.
La victoria llegará en la medida en que recuerdes que no todas las partidas deben jugarse como un Team Deathmatch acumulando bajas. Y para eso existen las clases, con usos específicos.
Puedes ser un soldado de asalto para ir al choque, un escurridizo médico que opera en la segunda línea recogiendo aliados caídos, un engrane vital como soporte o un especialista francotirador a la distancia. Nada de eso está ahí por azar, menos aún considerando la naturaleza de los mapas: son abiertos, vastos y lleno de flancos descubiertos. Más te vale arremeter de a cuatro y variar las herramientas.
Personalmente me resultó más sencillo cambiar entre las dos clases más “extremas”: asalto cuando hay que empujar, y francotirador cuando hay que defender, una bivalencia clásica en el FPS.
Sin embargo, siembra ansiedad el sistema de nivelado para desbloquear las armas más avanzadas. Conseguir los objetivos, muertes y victorias para ganar experiencia permite subir el nivel general, pero por otro lado, la actividad dentro del campo de batalla ayudará a subir la maestría de cada clase, detalle fundamental para acceder al arsenal más letal.
Es una buena idea que Battlefiield recompense a los jugadores que demuestren ser experiemantados con una clase en específico con mejor armamento y más personalización. Sin embargo, para que aquello ocurra, los jugadores menos avezados deberán tener suma paciencia para esperar varios días antes de desbloquear mejoras mientras entienden las mecánicas del juego.
Y hablando de desbloqueables, los skins para las armas -con excepción de las miras- resultan absolutamente intrascendentes, y hasta llegan a ser imperceptibles de media distancia. Poco sirve para alardear.
Los principiantes deberán tener una paciencia extrema a la hora de enfrentar las partidas de 64 jugadores: puedes morir instantáneamente después del respawn en incontables oportunidades. Y dado que en Battlefield se puede revivir en el lugar de un aliado, será recomendable cambiar de escuadrón en caso de que tus compañeros demuestren nula sincronía o corran errantes por el escenario para así salvar algo de diversión.
Otro aspecto frustrante es el balanceo. En más de alguna ocasión te unirás a partidas en curso y reforzarás un equipo al que le faltaban personas. Es de común conocimiento que quienes salen en medio del juego salieron resignados tras un resultado adverso. En definitiva, te unirás a los perdedores.
Si bien considero que mis capacidades para el FPS están en la media -o tal vez un poco por encima con el francotirador-, no es normal que se repitan derrotas de 336-0 en Grandes Operaciones. Aquello habla de un nulo balanceo, tanto por resultados como por cantidad de jugadores.
Campaña: La bienvenida
Siempre será ese tutorial necesario y cinemático. Puesto a prueba, la jugabilidad no está exenta de bugs ocasionales.
Sin embargo, eso no empaña la calidad en los diálogos y la trama que no sobresale pero satisface.
Personalmente, sobre todo en un comienzo, el énfasis de configurar una especie de roaming de mundo abierto y el incentivo por el sigilo hace que no sea una experiencia clonada de la dimensión online.
Para quienes buscan la adrenalina, simplemente basta con dejarse detectar por el enemigo para gatillar el enfrentamiento. Las balas llegarán desde todos los frentes, lo cual es un desafío y, al a vez, un entrenamiento básico para el online.
Gráficamente impecable en PC
Jugar en Utra es una experiencia tremendamente fascinante. Las explosiones tienen una notoria mejoría, sumado a la ambientación del terreno que crea una sensación de inmersión total en pantanos, desiertos y nieve. Battlefield V con el poder del motor Frostbite es gráficamente incontestable.
En suma
Battlefield V no es para todos. Es una gran adicción y un indispensable para los fanáticos del FPS, para quienes resultará inevitable jugar sin decir constantemente “una muerte más y ya”. Para los más nuevos requiere una fuerte aclimatación, sobre todo en las primeras 20 horas. Jugar bien acompañado es crítico y la sincronía de tu escuadrón marcará la diferencia entre la fascinación y el agotamiento.