Eduardo Lama, Raisa Lama y Renzo Cateriano son los jóvenes emprendedores detrás de Demolitor, una barra energética que emplea insectos como uno de sus ingredientes. Contiene chocolate, polvo de larva de tenebrio molitor, tarwi, kiwicha y miel de abeja. Ya está siendo empleado por deportistas calificados.
Comer insectos. La sola idea causa repulsión en muchos. Es más, en varios programas de concursos televisivos es uno de los castigos para los participantes. Sin embargo, lo despreciable de la acción de tragar bichos va dando paso, poco a poco, a lo que dicen los datos que arrojan los estudios científicos: que hay especies beneficiosas, nutritivas, aptas para el consumo humano y que deben verse como una alternativa real en nuestra dieta diaria.
El ingeniero agrónomo peruano Eduardo Lama cuenta que trabajaba en una empresa en la que propuso la crianza de insectos y que lo vieron como bicho raro. Al poco tiempo renunció y comenzó a hacer realidad su idea. Eran inicios de 2018. “Había revisado un documento de la FAO [Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación] en el que leí que criar insectos era una opción viable y me dije a mí mismo ‘¿por qué no, por qué no en el Perú, donde tenemos un clima que beneficiaría su crianza?’”, recuerda.
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El documento de la FAO al que alude Lama es “Edible insects. Future prospects for food and feed security” (Insectos comestibles. Perspectivas a futuro para los alimentos y la seguridad alimentaria), una publicación de 201 páginas en el que se menciona, entre otras cosas, que 2.000 millones de personas consumen insectos en el planeta y que se han reportado que al menos 1.900 especies han sido empleadas como alimento por los seres humanos.
Eduardo Lama se alió con su hermana Raisa, ingeniera pesquera; y Renzo Cateriano, ingeniero industrial y amigo de barrio, y crearon la empresa Ento Piruw. Tras una serie de pruebas (primero se intentó con grillos), optaron por recolectar un escarabajo de nombre científico tenebrio molitor en un depósito y desarrollaron un protocolo propio de cuidado, alimentación y crianza. “Varias veces reiniciamos de cero, fue un ensayo y error constante”, cuenta Cateriano. “Muchas veces nos preguntamos si debíamos seguir, al menos yo, pero seguimos. Criar insectos, al menos a mí, me dio orden, un método en la vida”, agrega.
La persistencia dejó un perfeccionamiento y desarrollo de tecnología propia, como la creación de una fórmula que hoy echan a los desechos con los que alimentan a sus insectos. Con ella consiguen que los bichos devoren los restos orgánicos de forma más veloz y eficiente.
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Tras la tercera generación de insectos criada en su laboratorio, cuentan, siguieron con su plan. Pulverizaron las larvas y desarrollaron una barra energética a base de ese polvo. Lo mezclaron con cacao orgánico y productos andinos: tarwi o altramuz (un tipo de leguminosa), kiwicha o amaranto y miel de abeja. Demolitor, así se llamaría su barra energética, se estaba gestando.
Las pruebas siguieron, fueron perfeccionando su producto. Desde las proporciones de los ingredientes que lo componían hasta los sabores. “Yo era su conejillo de indias, iba probando las versiones”, bromea Hernán Toribio, trabajador de la Universidad Nacional Agraria La Molina, donde se ubica el laboratorio de Ento Piruw (los hermanos Lama estudiaron ahí).
Si 100 gramos de carne tienen 1,9 mg de hierro, 100 gramos del polvo de tenebrio molitor bajo el proceso diseñado por los Lama y Cateriano tiene 15,34 mg de hierro.
Los beneficios de la crianza de insectos, cuentan a CNN, no son solo nutricionales. Siempre citando al documento de la FAO que les cambió el rumbo profesional y la vida, indican que la crianza de insectos es más amigable con el medio ambiente que, por ejemplo, la crianza de ganado. “Para producir un kilo de carne, el ganadero usa de 15.000 a 22.000 litros de agua, nosotros para producir un kilo de tenebrio molitor usamos dos litros de agua”, indica Eduardo Lama. “Es una opción sostenible a mediano y largo plazo. Tiene bajas emisiones de efecto invernadero, el uso de espacio es mínimo porque crecemos de manera vertical”, agrega.
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Y en el camino su esfuerzo fue siendo reconocido. El emprendimiento fue seleccionado para recibir financiamiento del Estado Peruano, Eduardo Lama fue a Silicon Valley tras ganar un concurso organizado por la Embajada de Estados Unidos y una universidad peruana y Raisa Lama fue a Argentina tras quedar finalista en el concurso 100K Latam, organizado por el ITBA y el MIT. En septiembre participarán del Future Agro Challenge, en Grecia, donde diversos emprendimientos innovadores de todo el mundo competirán por mentoría y financiamiento, y participarán en su competencia anual.
El producto ya es empleado por deportistas calificados. Fernando Buitrón es jugador de la selección peruana de handball que participa en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Asegura que comenzó a usar el producto con algo de rechazo por la idea de que contenía insectos, pero confió en su amistad con Cateriano y siguió adelante. “Me sentía menos cansado y me recuperaba mejor después de mis entrenamientos”, cuenta. “Además, me encanta el chocolate y ahora podía comer chocolate beneficiándome, sintiéndome más descansado, con menos fatiga muscular y más activo”, agrega.
Cuentan Cateriano y los hermanos Lama que varias veces han confundido Demolitor con un suplemento alimenticio con el que se puede combatir a la anemia, un problema nacional que preocupa en Perú: afecta al 44,4% de sus niños menores de tres años, según cifras oficiales de 2017. Sin embargo, los jóvenes emprendedores indican a CNN que por ahora Demolitor seguirá siendo un producto destinado a deportistas calificados adultos. “Esperamos tener financiamiento para hacer más investigaciones y hacer una versión destinada a niños, algo que podría llamarse Demolitor Kids”, indica Raisa Lama.
Por ahora, Demolitor no está solo. Ento Piruw también ha desarrollado unos snacks de insectos tostados y un fertilizante a base de los excrementos de los escarabajos que, de acuerdo a las evidencias que muestran los Lama y Cateriano, hace que las plantas puedan resistir a ciertas plagas. Una muestra, nos dicen, de que todo es aprovechable de los insectos.
“Nuestros papás nos metieron el bichito del emprendimiento”, dice con ironía Raisa Lama para decir que con su hermano seguirán investigando los beneficios de los insectos para el ser humano. Eduardo Cateriano no duda en asegurar que estará con ellos.