El ambicioso mundo de Assasin’s Creed Odyssey es lo más épico que le pudo pasar a la serie
Por Joan Xavier Alemany
25.10.2018 / 11:05
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El gigantesco mapa, la toma de decisiones y la posibilidad de elegir una gladiadora femenina hacen que esta nueva entrada en la franquicia sea más que memorable. Aquí el análisis de lo bueno y lo malo.
Más de una década en diferentes épocas históricas de la humanidad. Assasin’s Creed es el juego que ha sido capaz de llevar al límite cada una de esas experiencias con lujoso detalle, incluyendo la más reciente entrada de la saga: Odyssey (Xbox One/X, PS4/Pro y PC), ambientada en la antigua Grecia.
Y hablamos de que una “experiencia” porque más allá del gameplay –una sutil y, a estas alturas, tradicional combinación de beat em’ up con sigilo- no falla en contextualizar la época usando hitos históricos concretos, en este caso la Guerra del Peloponeso.
El mapa es vasto, lleno de tesoros escondidos en la naturaleza, y Ubisoft parece haber encontrado un lenguaje común en sus juegos estrella al compartirse ciertos detalles de la mecánica de exploración que presentó uno de los títulos de mundo abierto por excelencia: Far Cry 5.
Todo con el movimiento icónico de los personajes de Assasin’s Creed, capaces de trepar hasta el último rincón de las estructuras y hacer parkour con una fluidez que va más allá de lo humano. Ese desplazamiento opaca la sencilla mecánica de combate, que requiere simplemente buen timing.
LO BUENO: TIENES LIBERTADES
La primera elección: puedes ser gladiador o gladiadora, Alexios o Kassandra. Ante ti un mapa absolutamente gigantesco, con amplias zonas de tierra y mar en regiones como Arkadia, Akorinthia, Argolis, Lakonia, Messenia, Achaia y Elis.
Hay muchísimo por hacer, y mucho más por descubrir. Y queda clarísmo al abrir el mapa y chequear lo paulatino de tus avances.
“Un poco de autonomía nunca ha matado a nadie”, dice uno de los diálogos antes de saltar a la acción. He ahí la clave, porque el juego literalmente te deja escoger cómo quieres vivir la historia en dos modalidades que se pueden cambiar entre sí en cualquier momento.
Hay una versión “guiada” de la trama, que es similar a la de entregas anteriores de la franquicia, y el modo “exploración”, que es recomendada para aprovechar al máximo el vasto y mundo de islas, montañas y mares en una búsqueda más autónoma de las misiones principales (buscando con quién dialogar) y sidequests mediante conversaciones con NPCs durante tu trayecto.
El mismo juego se encarga de mostrarte el camino correcto en este último modo: si eliges una ruta equivocada, simplemente lo notarás por la diferencia de nivel que tienen tus rivales respecto a tu propio personaje. Si el enemigo es intocable o mueres con mucha facilidad, probablemente hayas dejado pasar misiones secundarias relevantes más atrás en tu viaje y deberás volver.
La libertad de elegir se expresa en casi todos los demás aspectos del juego: personalización, con armas y armaduras equipables de diferentes rarezas en tu inventario; en el árbol de habilidades, que se canjean en puntos al subir niveles durante la aventura –¿Recuerdas “This is Sparta!”? Puedes desbloquear esa patada-; y en el mismo estilo de juego sobre el cual te quieres perfilar: caza, combate o asesinato.
Eso sí, tantos sidequests rondando por ahí pueden resultar abrumadores en un comienzo, sobre todo para jugadores nuevos. Sin embargo, hay que prestar atención al “Nivel recomendado” en el menú “Misiones” para jerarquizar de forma correcta y evitar morir una y otra vez intentando luchar contra enemigos que nunca fueron de tu liga.
Hay que decir que todo se vuelve extremadamente más fácil por dos buenas y animales razones: Icarus, el águila dorada que te permite recorrer el mapa como un drone marcando tesoros y enemigos a su paso para evitarlos, y el caballo, un acompañante que te llevará automáticamente a donde quieras, ahorrando estrés para otro momento.
LA TRAMA ES UNA PELÍCULA
¿Te gustó la película “300”? ¿Jugaste Mitos y Leyendas? Estás en el lugar correcto.
Aquí esperamos la guerra total, y eso tuvimos en la primerísima escena del juego. El detalle inteligente de Ubisoft esta vez fue dosificar correctamente la violencia –mediante cutscenes y una trama llena de vuelcos- en un juego que se ambienta en una época en la que hubiese sido muy fácil dejar que el protagonista se bañara en sangre y desenfundara la espada cada dos segundos.
Entender las historias que rodean al protagonista, sin embargo, es optativo y de poco incentivo. En los diálogos se le permite al usuario elegir las preguntas que quiere hacer o cómo contestar a ciertos emplazamientos. No obstante, aparece destacada la opción “correcta” para salir rápidamente de la conversación y seguir corriendo.
Tampoco conlleva mucho incentivo el hecho de que las alternativas de respuesta, en varias instancias, son muy similares entre sí.
Pero hay un detalle que conviene tener en mente antes de saltarse todos los diálogos: hay decisiones que cambian el curso de la historia y que, a la larga, determina cuál de los múltiples endings se gatillará.
El juego consta de 9 capítulos y en cada uno hay un puñado de estas elecciones cruciales que pesarán en el desenlace final. Desearás haber hecho las decisiones correctas una vez terminado.
LO MALO: HAY GRINDING
El juego simplemente está muy bien detallado -y la antigua Grecia está tan llena de historia- como para desperdiciar tanto tiempo en misiones secundarias “obligadas”.
Si bien es cierto existe el modo guiado, de todas maneras el avanzar muy rápido se verá castigado tarde o temprano. Si avanzas raudo por la montaña, chocarás contra la pared que significan los oponentes de alto nivel que te aniquilan con un soplido.
Varios quisiéramos, bajo nuestro propio riesgo, avanzar por aquella travesía y volver después a recoger los tesoros opcionales, pero sólo después de haber recorrido un extenso y cambiante mapa lleno de ruinas y animales salvajes, o una vez resuelta gran parte de la trama principal.
Finalmente esa libre elección propuesta por Ubisoft queda severamente limitada por la necesidad de subir el nivel de los personajes y el perfeccionamiento de las armas. Todo para no ver a Kassandra atravesada, una y otra vez, por las espadas de sus enemigos en misiones imposibles.
Aunque, eso sí, hay incentivos para “levelear” al personaje, como son los mercenarios: personas que están dispuestas a matarte y que se presentan tempranamente como una suerte de jefes, con ascendentes niveles de importancia y dificultad. Son tantos que sientes una necesidad irracional por llegar al número uno y ver qué sucede después.
Y justamente la gracia de Assasin’s Creed es que hay varios otros objetivos importantes que desearás encontrar pronto para asesinar en el mejor estilo posible. Cuando llegue ese momento, querrás estar preparado y con la armadura dorada más brillante que exista.
EN SUMA
Assasin’s Creed Odyssey es el título que salda la deuda que los videojuegos tenían con la antigua Grecia. Ningún otro juego ambientó mejor el árido de la guerra, sin dejar de lado el combate marítimo que emula lo que hizo Black Flag. Para jugadores nuevos –y los fanáticos religiosos del formato antiguo- la paciencia es obligatoria, ya que la fuerte influencia RPG deja demasiados aspectos por nivelar, mucho sidequest por descubrir y llegar a tenerlo todo eso resuelto puede ser bastante lento.
Experto en política estadounidense y ex subsecretario de Asuntos Hemisféricos de EE.UU., el cientista político chileno analiza las elecciones presidenciales y su impacto en la relación de EE.UU. con América Latina.